HACE DE TU HOGAR UN LUGAR ALEGRE Y SANTO CON TU BUEN EJEMPLO
La Orden Militar de Caballería Ligera del Papa, es laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, colaboradores en la obra de Dios y de los Jesuitas en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos , el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.
(dijo Lord Maculay)
Va a comenzar la ronda, venid, los jazmineros
sobre el verde del prado riegan nieve olorosa,
hay una valla enorme de rosas y luceros
y una tórtola arrulla bajo la noche hermosa.
La luna ha desflecado su ropaje ligero
y está desnuda y casta sobre la cumbre rosa,
el mar está vestido de niño marinero
y es ingenua la brisa que besa temblorosa.
Va a comenzar la ronda, todos seremos niños,
soldaditos de plomo desfilarán callados,
y pasarán los sueños en celajes rosados.
Una fragancia antigua, como una nubecilla,
se alzará de las almas que habían olvidado,
ha de tener el aire sensación de capilla
cuando ya no se escuche la fuga del pecado.
Venid todos sonrientes, un día fuimos buenos,
ha de estar en la fiesta Caperucita Roja,
no faltarán las hadas ni los gnomos risueños
ni la cuerda, ni el trompo, ni el misterio en las cosas.
Unamos el esfuerzo porque ocurra el milagro,
cada cual contribuya con su grano de oro,
no importa el sacrificio de ese granito amargo
si por toda la vida tenemos un tesoro.
Va a comenzar la ronda cuando suenen las doce
se detendrá la luna sobre el cenit de nácar
redoblarán tambores, naufragarán las voces
que entonaban antiguas cantinelas de plata.
Y entonces, en el centro del jardín florecido
una estatua de mármol surgirá como un sueño,
mármol de la cantera más pura de la vida,
una madre, extasiada con un niño pequeño.
Suave el gesto infinito, por Dios, que nadie llore,
es ella la dulzura creciente del cariño,
ella nos da el más puro de todos los amores
y sólo en ella somos eternamente niños.
¡Madre! ¡Madre! ¡Bendita la mujer que fue madre!
Dejaremos sin guardia la estatua bajo el arco
del cielo que la ampara, que aunque sea muy tarde
y sea rico el plinto, nadie osará tocarlo.
Yo pido este recuerdo de la niñez perdida,
que es el más afectivo de todos los recuerdos,
para que en él encuentre la que nos dio la vida
un consuelo en el arte del agradecimiento.
Esta noche seremos nuevamente sencillos,
cuando llegue el momento, nos faltará la voz,
pues al par que la estatua brillará con cariño
obre todos nosotros la sonrisa de Dios
Jorge Federico Travieg
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