Pablo VI describió a los jesuitas de la siguiente manera (1975):
"Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles o de primera línea, ha habido o hay confrontaciones: en los cruces de ideologías y en las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano allí han estado y están los jesuitas".
SUPEROR GENERAL DE LOS JESUITAS
Ignacio fue elegido Superior general de su orden religiosa. Envió a sus compañeros como misioneros por Europa para crear escuelas, universidades y seminarios donde estudiarían los futuros miembros de la orden, así como los dirigentes europeos
En 1548, sus Ejercicios espirituales fueron finalmente impresos y fue llevado incluso a la Inquisición romana, pero fue rápidamente dejado libre.
Ignacio escribió las Constituciones jesuitas, adoptadas en 1554, las cuales crearon una organización monacal, exigiendo absoluta abnegación y obediencia al Papa y superiores (perinde ac cadaver, «disciplinado como un cadáver»).
Su principio fundamental se volvió el lema jesuita:
Ad maiorem Dei gloriam
(«A mayor gloria de Dios»).
Los jesuitas jugaron un papel clave en el
éxito de la Contrarreforma.
éxito de la Contrarreforma.
Durante el período 1553–1555, Ignacio le dictó su biografía a su secretario, el Padre Gonçalves da Câmara. Esta autobiografía es una pieza importante para entender sus Ejercicios espirituales. El original quedó archivado e inédito durante 150 años, hasta que Bollandisten publicó el texto en Acta Sanctorum.
La Compañía se extiende por Europa y por todo el mundo y solamente está obligada a responder de sus actos ante el Papa.
En 1551 Ignacio de Loyola quiere que se le sustituya al frente de la Compañía, pero su solicitud de renuncia es rechazada. Al año siguiente muere Francisco Javier, a quien Ignacio tenía en mente para su sustitución.
Surgen divergencias en el seno de la dirección de la Compañía. Simão Rodrigues, uno de los fundadores, se rebela contra Ignacio desde Portugal, Bobadilla critica el modo de mando de Ignacio, y su amiga Isabel Roser quiere fundar una compañía femenina, a lo que Ignacio se niega.
Dirige la Compañía desde su celda en Roma y va ordenando todo lo que ha ido creando hasta poco antes de su muerte. La Compañía crece y pasa a tener miles de miembros, a la vez que se granjea muchos amigos y enemigos por todo el mundo.
Muere el 31 de julio de 1556, en el transcurso de una enfermedad en su celda de la sede de los Jesuitas en Roma.
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