La Orden de los Caballeros de Su Santidad el Papa "San Ignacio de Loyola", es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, Coadjutores Jesuitas Temporales en la obra de Dios y de la "Societas Jesu" en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.
(dijo Lord Maculay)
Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Tras la expulsión de la Compañía de los territorios que gobernaba, la Corona española determinó
que fueran vendidas sus “temporalidades”, es decir, los bienes materiales,
especialmente tierras e inmuebles de los que la Orden disponía.
Tal vez entre las razones que Carlos III se guardó en su “real pecho” cuando expulsó a los jesuitas de sus territorios, estaría la de disponer de bienes que le permitieran solventar los problemas económicos del vasto imperio que dominaba.
De hecho, en esos mismos años se fue produciendo la crisis económica que contribuyó a gatillarla Revolución Francesa. Si tuvo esa intención, en
gran medida se frustró.
Tal vez entre las razones que Carlos III se guardó en su “real pecho” cuando expulsó a los jesuitas de sus territorios, estaría la de disponer de bienes que le permitieran solventar los problemas económicos del vasto imperio que dominaba.
De hecho, en esos mismos años se fue produciendo la crisis económica que contribuyó a gatillar
El
estudioso Gustavo Valdés Bunster termina su obra El Poder económico de los
jesuitas en Chile 1593-1767, con la siguiente conclusión:
“El
imperio español (…) sólo obtuvo un pequeño respiro
económico con la afluencia monetaria producto de
las Temporalidades jesuitas, pero perdió un verdadero
Ministerio de Educación que les resultaba gratuito y,
en el caso concreto de Chile, también el equivalente a un Ministerio de Asuntos
Indígenas.
Desde
todo punto de vista, la expulsión de la Compañía de
Jesús de los dominios del imperio español, fue
una decisión estratégicamente errada por parte de los
gobernantes, pero totalmente comprensible, dada la coyuntura histórica
desarrollada desde 1750 en adelante.
La
única inversión monetaria realizada en Chile con parte del producto monetario
de los bienes subastados por la
Junta de Temporalidades, fue la Casa de la Moneda ; el resto fue a
socorrer las desfinanciadas cajas reales. En este sentido, la expulsión de la Orden de Chile significó (…)
una profunda depresión en la colonia, especialmente en el campo intelectual y
en el desarrollo económico del Reyno” (p. 112).
Sin
duda, los bienes de que debió disponer la “Junta de temporalidades”
constituyeron una masa de enorme importancia en la estructura económica del
territorio. Pero los jesuitas no vivían en la opulencia. Lo que producían las
haciendas con las industrias ligadas a ellas era destinado especialmente a la
tarea educativa. La de los mismos jesuitas en formación y sus maestros,
profesores y formadores, así como la de los alumnos externos.
Fotografía cortesía del Centro
Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV). Ilustración “Valparaíso,
1768. Expulsión de los jesuitas de Chile”, de Cristián Olivo, en libro “Refugio
de científicos”, CINV, Valparaíso, 2014.
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