lunes, 21 de julio de 2014

S.S.Francisco Iº Papa, solicita atención humanitaria urgente a niños inmigrantes.



Estados Unidos de México

La Orden de los Caballeros de Su Santidad el Papa "San Ignacio de Loyola", es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, Coadjutores Jesuitas Temporales en la obra de Dios y de la "Societas Jesu" en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..

Quiénes somos 

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios. Herederos de Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañía de Jesús una de las órdenes religiosas más importantes y controvertidas de la cristiandad; efectivamente, un grupo muy influyente a nivel mundial.


Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)

Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933

Bula de la Santa Cruzada en América
Se dedicaba a los gastos de la guerra contra los infieles


Preocupado por la grave situación humanitaria vinculada a la intensa migración de niños y adolescentes rumbo a los Estados Unidos, el Papa Francisco ha escrito una carta dirigida a los participantes del Coloquio México-Santa Sede, sobre Movilidad Humana y Desarrollo, que se está efectuando en Ciudad México. En un mensaje especial, el Papa pide favorecer nuevas formas de migración legal y segura y la recepción y protección de los niños que cruzan solos la frontera con Estados Unidos. Tomado de ADITAL.

”La globalización es un fenómeno que nos interpela, especialmente en una de sus principales manifestaciones como lo es la emigración. Se trata de uno de los ‘signos’ de este tiempo que vivimos y que nos recuerda las palabras de Jesús ‘¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?’. No obstante el gran flujo de migrantes presentes en todos los continentes y en casi todos los países, la migración es vista aún como emergencia, o como un hecho circunstancial y esporádico, mientras se ha convertido ya en un elemento característico y en un desafío de nuestras sociedades”, manifestó.
El mensaje especial llama la atención sobre los miles de niños que han huido de la violencia y la pobreza de sus países, especialmente de México y América Central- y solos tratan de cruzar la frontera con Estados Unidos en condiciones extremas, buscando la esperanza de una vida mejor.
El Papa Francisco advirtió que el número de niños que hacen la travesía crece día a día y pidió que se priorice esa emergencia humanitaria y reciba atención urgente, para que menores sean acogidos y protegidos. Además, deben diseñarse políticas de información sobre los peligros de la travesía y, sobre todo, las políticas dirigidas al desarrollo de sus países de origen.
En la carta, el Papa recordó que la migración es un fenómeno repleto de promesas y desafíos; que muchas veces genera sufrimiento, como la separación de la familia, violación de derechos, enfrentar situaciones de racismo y xenofobia, culminando, a veces, incluso con la muerte. Ante tal situación, reforzó el mensaje enviado durante la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado.
”Es necesario un cambio de actitud hacia los migrantes y refugiados por parte de todos. Pasar de una actitud de defensa y de miedo, de desinterés o de marginación que, al final, corresponde precisamente a la cultura del descarte, a una actitud que tenga en la base la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”, argumenta.

TEXTO ÍNTEGRO

Quisiera dirigir mi saludo a los organizadores, a los ponentes y a los participantes en el ”Coloquio México-Santa Sede sobre movilidad humana y desarrollo”.

La globalización es un fenómeno que nos interpela, especialmente en una de sus principales manifestaciones a nivel planetario como es la emigración. Este ”signo” de nuestros días hace resonar de nuevo con toda su fuerza las palabras de Jesús: ”¿Cómo no sabéis juzgar este tiempo?” (Lc 12,57). 

A pesar del gran flujo de migrantes que se da en todos los Continentes y en caso todos los Países, la emigración es todavía vista como una ”emergencia” o como un hecho puntual y esporádico. Sin embargo, se trata de uno de los hechos sociales que caracterizan nuestras sociedades y que nos desafían.

En sí, es un fenómeno que, en el seguimiento de grandes promesas, comporta múltiples retos. Muchas personas obligadas a emigrar sufren y, a menudo, mueren trágicamente. Muchos de sus derechos son violados, se ven obligados a separarse de sus familias, y lamentablemente siguen siendo sometidos a manifestaciones de xenofobia.
Ante esta situación, me gustaría repetir lo dicho el año pasado en el Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado: ”Es necesario que todos cambiemos la perspectiva hacia los emigrantes y los refugiados; que pasemos de una perspectiva defensiva y de miedo, de desinterés y de marginación - que, en el fondo, se corresponden con la cultura del descarte- a una perspectiva basada en la ”cultura del encuentro”. Esta es la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor.
Quisiera también llamar la atención sobre las decenas de miles de niños que emigran solos. sin acompañantes, para escapar de la pobreza y de la violencia: ésta es una categoría de emigrantes que, desde Centroamérica y desde el mismo México, cruzan la frontera con los Estados Unidos en condiciones extremas y persiguiendo una esperanza que en la mayor parte de las veces resulta vana. Cada día son más y más numerosos. 

Tal emergencia humanitaria reclama, como primera medida de urgencia, proteger y acoger debidamente a estos menores. Sin embargo, estas medidas no serán suficientes si no van acompañadas de políticas informativas sobre los peligros del viaje y, sobre todo de promoción al desarrollo en sus países de origen. 

Finalmente, es necesario reclamar la atención de toda la Comunidad Internacional ante este desafío, a fin de lograr nuevas formas de emigración legal y segura.
Aseguro todo éxito a la loable iniciativa del ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno mexicano al organizar un coloquio de estudio y de reflexión sobre el gran reto de la emigración e imparto de corazón a todos los presentes mi Bendición Apostólica.

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