miércoles, 16 de abril de 2014

Carlos Mejía Orellana, asesinado en Honduras.






Quiénes somos 


Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.


Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)


Asesinado en Honduras Carlos Mejía, compañero de trabajo en el centro social ERIC y RADIO PROGRESO, organizaciones de la Compañía de Jesús dedicadas a la denuncia pública de las violaciones de derechos humanos, a la lucha contra la impunidad y al acompañamiento de otros defensores/as de derechos humanos. Mejía fue apuñalado en su casa a pesar de las medidas de protección que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había asignado desde 2009 a raíz del golpe de Estado. Sobre él nos escribe el Pe. Ismael Moreno, s.j. 


TOMADO DE 

Sobre Carlos: 

Muchas gracias por su comunicación y solidaridad. Es muy bonito tener amigas y amigos que consuelen la vida de uno cuando más se necesita. Aprovecho para transmitirle mis informaciones de manera directa.

Les escribo de primera mano para compartir las informaciones relacionadas con el asesinato de Carlos Hilario Mejía Orellana, ocurrido en la noche del viernes 11 de abril en su casa de habitación en la colonia Suazo Córdova de El Progreso. Carlos, con sus 35 años, llevaba 14 años trabajando en la radio como responsable de mercadeo, que en los hechos significaba que se encargaba de vender publicidad. Los ingresos propios de la radio dependieron por muchos años de la pericia de Carlos en saber vender publicidad. Procede de una familia de origen campesina del departamento de Ocotepeque, cerca de la frontera con El Salvador. Familia numerosa y de un arraigo católico muy fuerte. Desde hace varios años, Carlos manifestó su preferencia homosexual, lo conversó en varias ocasiones conmigo, y mantuvo una relación ética y de respeto muy grande entre su preferencia y su trabajo en la radio.

Era un joven muy entusiasta y lo transmitía en su trabajo y en su trato personal. Profundamente respetuoso, yo doy testimonio de eso. Con esfuerzos estudió licenciatura y maestría en mercadotecnia en una universidad privada. Fuera de la radio, Carlos se dedicaba a diversas actividades que le permitieran más ingresos, porque siendo mayor de ocho hermanos, e hijo de padres muy humildes, era el sostén de prácticamente toda la familia.

Hace unos cuatro años y medio, él me advirtió de que había personas que lo llamaban para extorsionarlo, cosa muy común en nuestro ambiente, y que algún par de veces hubo intento de querer meterse en su casa. Esa fue la razón por la que nosotros añadimos su nombre a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA como parte de la lista de 16 miembros del Eric y de Radio Progreso para gozar de medidas cautelares. Esas medidas nunca fueron tomadas en serio por el gobierno, por eso, la CIDH fue renovando cada año las mismas, desde 2009 a la fecha.

Existen algunos datos que estamos buscando seguir, como la visita, al menos en tres ocasiones, de un investigador de la DNIC (policía de investigación criminal). Mucho antes de realizar investigaciones, la policía y los medios de comunicación de alcance nacional del país, se han afanado en señalar el asesinato únicamente inscrito en el contexto de un crimen pasional, en virtud de su preferencia sexual, y así dejar cerrado el caso. Nosotros decidimos convocar el propio sábado 12 a una conferencia de prensa para salir al paso ante esta versión con el propósito de exigir una investigación a fondo y no convertir en “verdad oficial” la hipótesis más fácil, y que tanto dolor está causando a sus familiares, porque consideran que las autoridades están cometiendo una injusticia, y así lo creemos nosotros. En estas circunstancias resulta muy fácil dejar en la opinión pública la idea morbosa de que su muerte fue el resultado de su preferencia, dejando de lado otros indicios que podrían involucran incluso a la misma policía. Por ahora, nosotros estamos empeñados en acompañar el proceso, hemos pedido el apoyo de organismos para que nos brinden investigadores privados, porque contamos con otros datos. Bien sabemos que en semana santa las cosas marchan más lentas que de costumbre, aunque las diligencias en estas 24 horas han sido aparentemente muy rápidas en la línea de la hipótesis de crimen pasional. Nosotros no descartamos nada, pero exigimos una investigación a fondo, con todos los factores, datos y actores.

Bueno, disculpen si me alargué y les he quitado un tiempo tan importante para sus verdaderas actividades, pero me pareció necesario que tuvieran una información sin otra mediación que esta comunicación directa. Melo, s.j.
www.ordendeloyola.com 

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