Si hay
un tema que fue de suma trascendencia durante la Edad Media, es el de
la Caballería, pues fue de una importancia fundamental en
todos los acontecimientos históricos que ocurrieron en aquella época
tan polémica como apasionante.
¿Qué era el ideal
caballeresco? Ramón Llul, un gran estudioso de los Templarios decía lo
siguiente: conviene que el caballero, por nobleza de coraje y de buenas
costumbres, por el honor tan alto y tan grande que se le hace con su elección,
por el caballo y las armas, sea amado y temido por las gentes, y que por amor
devuelva caridad y enseñanza, y por el miedo verdad y justicia.
Una acertada definición del ideal caballeresco. Ahora bien ¿cuáles eran las virtudes y cualidades que debían caracterizar a un caballero durante la Edad Media? No hay duda que quien sentía la vocación por ocupar un lugar en la Caballería, debía tener sobre todo una enorme personalidad en donde el honor, la ética, la dignidad y el coraje fueran sus virtudes distintivas; y tales cualidadesdebían salir a relucir, sobre todo, en el campo de batalla.
Era en el combate
que el caballero debía sacar a la luz lo mejor de sí, ganándose de
esa forma el respeto y la admiración no sólo de sus pares, sino también de sus
superiores, reyes y nobles.
Hemos de señalar que aquel que estaba destinado a ser un caballero, comenzaba su formación desde muy temprana edad, generalmente a los 8 años; el aprendizaje lo iniciaba la mayoría de las veces, en el castillo de un señor.
Allí se lo
educaba para la guerra y se lo preparaba también en el aspecto religioso
donde se le enseñaba principios básicos de cristianismo.
Luego de un determinado tiempo que podía ser entre 5 y 6 años, ese niño se convertía en escudero de un caballero, uniéndose ambos en un mismo destino.
Una
de las actividades más importantes eran los ejercicios físicos, porque de esa
forma el escudero fortalecía los músculos, y para cumplir con esos
ejercicios, las casas contaban con personas que preparaban a esos
jóvenes.
Señala el destacado investigado Manuel Prieto que cuando los caballeros iban a la guerra, sus escuderos les acompañaban y su papel distaba mucho de hacerlos pasar por meros espectadores.
Tomaban parte activa en el combate y era habitual que en la
retaguardia se dispusieran unidades formadas por los escuderos, que debían
combatir como uno más. (1)
En fin, todas cuestiones que se sumaban para hacer del escudero, un buen y eficiente miembro de la orden de caballería.
Para un caballero, contar con
buenos caballos era esencial para combatir contra los enemigos por lo que tenía
que destinar gran parte de su patrimonio para su mantenimiento, pues ese animal
debía estar bien alimentado y entrenado para ir a la guerra, y nunca convenía
hacer grandes travesías con un caballo solamente, por lo que el caballero debía
contar con una buena tropilla para afrontar esas campañas militares.
Durante la Edad
Media, como ya se señaló, la caballería era la que dominaba las acciones en el
campo de batalla; uno de los elementos que se hizo imprescindible para el
caballero, fue el estribo que apareció a principios del siglo XI; este novedoso
elemento que provenía de Oriente permitió que los caballeros se movieran con
mayor seguridad y eficacia en el combate, ya que sobre la montura tenían una
gran estabilidad y no corrían el riesgo de caerse del caballo.
La forma de
combatir al enemigo cambió en forma abrupta pues el caballero podía ir a todo
galope para cargar contra el adversario, a punta de lanza. Esta fue una nueva
formade lucha que benefició mucho a la caballería para conseguir los objetivos
trazados. Es decir que con el estribo se creó un nuevo estilo de combate
más efectivo y, sobre todo, con mayor capacidad de daño para derrotar las
fuerzas enemigas.
La nobleza comenzó
a identificarse plenamente con la caballería, ya que en la Edad Media los
caballeros eran los que predominaban en el campo de batalla, siendo que la
guerra era para los nobles una actividad de enorme importancia para la vida de
entonces; es que en ella se ponía en juego el honor y la dignidad de los
pueblos a los cuales la caballería representaba. Por esa razón es que la
nobleza y la caballería estaban íntimamente vinculadas.
Esta identidad entre nobles y caballeros se fue acrecentando cada vez más. Al respecto el destacado investigador Prieto expresa que la caballería como elemento de combate, código de conducta y estrato clave en la estructura social, va unido al mundo de la nobleza… En sus orígenes, la condición caballeresca no es más que una técnica de combate, una forma de ir a la guerra, que se mostró como predominante.
Con el paso del tiempo la caballería se tornó
en un hecho más social, asimilando en muchos casos la caballería con la nobleza
(2)
Ahora bien ¿cuál era el camino que tenía que seguir aquel que deseaba convertirse en caballero? Como primera cuestión se ha de señalar que aquél que tenía aquella vocación, durante su juventud tenía que entrenarse varias horas por día, como así también aprender a combatir y andar a caballo.
Era fundamental que el aspirante a caballero contara con dinero suficiente como para soportar los cuantiosos gastos que demandaba tal actividad.
Desde el punto de vista social, esos
aspirantes debían pertenecer al menos a la nobleza, pues había más
posibilidades de ingresar a ese selecto grupo en razón de que podían disponer
de un sólido patrimonio.
Un caballero tenía
la facultad de gobernar un territorio e impartir justicia, pues se lo podía
nombrar juez para dirimir alguna disputa, aunque no contara con gobierno
alguno, toda vez que su sola posición dentro de la sociedad lo habilitaba para
ejercer la administración judicial.
Los requisitos que
se exigían para ingresar al cuerpo de caballeros eran varios y rigurosos.
La mayoría de las
veces, quienes ascendían a ese rango eran los escuderos; por empezar el
caballero debía ser un hombre adulto, es decir ni muy joven ni muy viejo,
tampoco debía ser gordo porque ello le imposibilitaría montar a caballo y tener
la habilidad y movimientos suficientes para usar armas.
Desde el punto de
vista de la moral, debía ser un fiel católico, y sentir un gran amor y temor de
Dios, porque sin dicho amor y temor no es digno de ser caballero (3).
Tampoco podían
ingresar a la Caballería los hombres de mal corazón, ya que esehombre está
lejos de lograr los objetivos de todo buen caballero, pues la nobleza de
corazón fue el principio de la Orden y la vileza de corazón es la destrucción
de la misma. (4)
No se aceptaba a
aquel postulante que buscara solamente el poder, como ya se señaló
anteriormente. Es que como expresaba Raimundo L Lul en su Libro de
la Orden de la Caballería – citado por Alfredo Sáenz- si se quiere ser
caballero para ser rico o para señorear, o para ser honrado sin honrar la
Caballería ni a los que la honran, amando la Caballería ama su deshonor,
por cuyo motivo es indigno de que por la Caballería consiga riqueza, felicidad
ni honor….El escudero orgulloso, mal educado, sucio en sus palabras y vestidos,
de corazón cruel, avaro, mentiroso, desleal, perezoso, iracundo, lujurioso,
borrachón glotón… no conviene con la orden de la Caballería (5)
Aquel que tenía
debilidad por las mujeres, tampoco se lo consideraba apto para ser miembro de
esa orden de caballeros, pues se estimaba que la lujuria era contraria a la
Justicia.
Es decir que para
ingresar a la Orden era imperioso contar con ciertas virtudes esenciales como
ya hemos visto; y por el contrario, aquellos vicios y defectos a los que hemos
hecho mención, privaban absolutamente a los postulantes y a los escuderos a
integrar la Caballería porque ellos eran totalmente contrarios a los principios
que perseguía la Orden para su crecimiento y desarrollo.
El escudero debía dar a conocer las razones por las cuales quería ingresar a la Orden; ellas debían ser debidamente evaluadas y analizadas con el propósito de comprobar si esas razones tenían un fin contrario a los postulados de los caballeros, esto es, un motivo económico o de beneficio propio.
Una vez que un escudero
reunía los requisitos para ingresar se elegía para el día de la ceremonia una
fecha religiosa como podría ser Navidad, Pentecostés o
Pascua.
Aquel postulante
que ya había cumplido con todas las exigencias para ser armado como nuevo
integrante de la Orden a la Caballería, debía prepararse ahora para ingresar a
ella a través de una estricta ceremonia de la que no se podía
prescindir.
En vísperas de la ceremonia de ingreso a la Caballería, lo primero que tenía que hacer el aspirante era bañarse y estar debidamente aseado; es que la gente en general no se bañaba pues era otra forma de vida en que la higiene no se tenía en cuenta. Es que el frío los alejaba del agua.
De modo tal que el aseo era muy complicado para cualquier hombre o mujer de aquella época y no sólo para la clase baja, sino también para la gente que pertenecía a la nobleza, e incluso para los reyes.
Pero ese día tan especial, ningún pretexto era válido para evitar el
baño pues la higiene para recibir los atributos de un caballero, era
fundamental.
Otro requisito que debía cumplir el aspirante, era el de confesarse como así también el de orar y meditar la noche anterior a la ceremonia.
De modo tal que el que pretendía
convertirse en Caballero, debía llegar a la ceremonia de ingreso a
la orden totalmente limpio, física y moralmente.
Señala Prieto que, tras esa noche, ya en el día de su ordenación, oirá misa junto con el resto de escuderos que van a ser ordenados caballeros como él, y durante el sermón se les explicará el significado de los artículos de fe, los diez mandamientos y los siete sacramentos.
En algunos casos las ropas también conllevarán una carga
simbólica, donde una túnica roja muestra la predisposición a derramar la sangre
en propia defensa de la Iglesia y de la Fe y unas calzas negras recuerdan al
caballero que es mortal. El cinturón debe ser blanco, color de la pureza
(6).
Ya casi al final
de la ceremonia, otros caballeros le pondrán al aspirante espuelas doradas en
las botas y luego se le apoyará la espada en uno y otro hombro y luego de darle
un beso, será nombrado caballero.
Sin duda, una
ceremonia con un gran protocolo que demuestra la trascendencia y la importancia
que encierra en esa sociedad.
A partir de ese momento el hombre que ingresa a la orden de caballería, deberá tener una serie de obligaciones que tendrá que cumplir a rajatabla y en donde el valor, el coraje y la fe sean sus armas distintivas… y los Templarios eran totalmente conscientes de ello.
Por último, hemos de decir junto con el estudioso Andreas Beck que el caballero
de una orden era… “el valedor de Dios” por excelencia, el prototipo y precursor
del cruzado cuya misión era servir a Dios con la liberación de Tierra Santa.
Este servicio, que encuentra su expresión en la lucha sin tregua contra los
musulmanes, poseía para las órdenes militares, también para los Templarios en
tanto que orden militar por antonomasia, un prestigio especialmente ordenado. (
6 bis).
Esto significaba
ser un caballero: nada más y nada menos que un hombre que combatía por Dios en
la Tierra.
por Julio
Borda
1.- Prieto Manuel
J. Breve historia de la Caballería medieval, pág.71 Ed.Nowtilus, España,
2017.
2.- Prieto Manuel J. ob cit. pags.25/26
3.- Sáenz, Alfredo SJ La caballería, la fuerza armada al servicio de la verdad
desarmada, pág.80 Ediciones Excalibur , Buenos Aires,
1982
4.-Sáenz, Alfredo SJ, ob. cit., pág. 80
5.- Sáenz, Alfredo SJ ob. cit. pág.81
6.- Prieto Manuel J. ob. cit.págs.60/61
6 bis, Beck, Andréas El fin de los Templarios, un exterminio en nombre de la
legalidad, págs.248/49, ediciones Península, Barcelona, 2002
No hay comentarios:
Publicar un comentario