lunes, 13 de marzo de 2023

ALGUNAS REFERENCIAS SOBRE LA CABALLERÍA por Julio Borda






Si hay un tema que fue de suma trascendencia durante la Edad Media, es el de la Caballería, pues fue de   una importancia fundamental en todos los acontecimientos históricos que ocurrieron en aquella época tan polémica como apasionante. 

¿Qué era el ideal caballeresco? Ramón Llul, un gran estudioso de los Templarios decía lo siguiente: conviene que el caballero, por nobleza de coraje y de buenas costumbres, por el honor tan alto y tan grande que se le hace con su elección, por el caballo y las armas, sea amado y temido por las gentes, y que por amor devuelva caridad y enseñanza, y por el miedo verdad y justicia.  

Una acertada definición del ideal caballeresco. Ahora bien ¿cuáles eran las virtudes y cualidades que debían caracterizar a un caballero durante la Edad Media? No hay duda que quien sentía la vocación por ocupar un lugar en la Caballería, debía tener sobre todo una enorme personalidad en donde el honor, la ética, la dignidad y el coraje fueran sus virtudes distintivas; y tales cualidadesdebían salir a  relucir,  sobre todo, en el campo de batalla. 

Era en el combate que  el caballero debía sacar a la luz lo mejor de sí, ganándose de esa forma el respeto y la admiración no sólo de sus pares, sino también de sus superiores, reyes y nobles. 

Hemos de señalar que aquel que estaba destinado a ser un caballero, comenzaba su  formación desde muy temprana edad, generalmente a los 8 años;  el aprendizaje lo iniciaba la mayoría de las veces, en el castillo de un señor. 

Allí se lo educaba para la guerra  y se lo preparaba también en el aspecto religioso donde se le enseñaba principios básicos de cristianismo.  

Luego de un determinado tiempo que podía ser entre 5 y 6 años, ese niño se convertía en escudero de un caballero, uniéndose ambos en un mismo destino.  

Una de las actividades más importantes eran los ejercicios físicos, porque de esa forma el escudero  fortalecía los músculos, y para cumplir con esos ejercicios, las casas contaban con personas que preparaban a esos jóvenes. 

Señala  el destacado investigado Manuel Prieto que cuando los caballeros iban a la guerra, sus escuderos les acompañaban y su papel distaba mucho de hacerlos pasar por meros espectadores. 

Tomaban parte activa en el combate y era habitual que en la retaguardia se dispusieran unidades formadas por los escuderos, que debían combatir como uno más. (1)     

En fin, todas cuestiones que se sumaban para hacer del escudero, un  buen y eficiente miembro de la orden de caballería. 

Para un caballero, contar con buenos caballos era esencial para combatir contra los enemigos por lo que tenía que destinar gran parte de su patrimonio para su mantenimiento, pues ese animal debía estar bien alimentado y entrenado para ir a la guerra, y nunca convenía hacer grandes travesías con un caballo solamente, por lo que el caballero debía contar con una buena tropilla para afrontar esas campañas militares. 

Durante la Edad Media, como ya se señaló, la caballería era la que dominaba las acciones en el campo de batalla; uno de los elementos que se hizo imprescindible para el caballero, fue el estribo que apareció a principios del siglo XI; este novedoso elemento que provenía de Oriente permitió que los caballeros se movieran con mayor seguridad y eficacia en el combate, ya que sobre la montura tenían una gran estabilidad y no corrían el riesgo de caerse del caballo. 

La forma de combatir al enemigo cambió en forma abrupta pues el caballero podía ir a todo galope para cargar contra el adversario, a punta de lanza. Esta fue una nueva formade lucha que benefició mucho a la caballería para conseguir los objetivos trazados.  Es decir que con el estribo se creó un nuevo estilo de combate más efectivo y,  sobre todo, con mayor capacidad de daño para derrotar las fuerzas enemigas.    

La nobleza comenzó a identificarse plenamente con la caballería, ya que en la Edad Media los caballeros eran los que predominaban en el campo de batalla, siendo que la guerra era para los nobles una actividad de enorme importancia para la vida de entonces; es que en ella se ponía en juego el honor y la dignidad de los pueblos a los cuales la caballería representaba. Por esa razón es que la nobleza y la caballería estaban íntimamente vinculadas. 

Esta identidad entre nobles y caballeros se fue acrecentando cada vez más. Al respecto el destacado investigador Prieto  expresa que la caballería como elemento de combate, código de conducta y estrato clave en la estructura social, va unido al mundo de la nobleza… En sus orígenes, la condición caballeresca no es más que una técnica de combate, una forma de ir a la guerra, que se mostró como predominante. 

Con el paso del tiempo la caballería se tornó en un hecho más social, asimilando en muchos casos la caballería con la nobleza (2)  

Ahora bien ¿cuál era el camino que tenía que seguir aquel que deseaba convertirse en caballero? Como primera cuestión se ha de señalar que aquél que tenía aquella vocación, durante su juventud tenía que entrenarse varias horas por día, como así también aprender a combatir y andar a caballo.  

Era fundamental que el aspirante a caballero contara con dinero suficiente como para soportar los cuantiosos gastos que demandaba tal actividad. 

Desde el punto de vista social, esos aspirantes debían pertenecer al menos a la nobleza, pues había más posibilidades de ingresar a ese selecto grupo en razón de que podían disponer de un sólido patrimonio. 

Un caballero tenía la facultad de gobernar un territorio e impartir justicia, pues se lo podía nombrar juez para dirimir alguna disputa, aunque no contara con gobierno alguno, toda vez que su sola posición dentro de la sociedad lo habilitaba para ejercer la administración judicial.     

Los requisitos que se exigían para ingresar al cuerpo de caballeros eran varios y rigurosos. 

La mayoría de las veces, quienes ascendían a ese rango eran los escuderos; por empezar el caballero debía ser un hombre adulto, es decir ni muy joven ni muy viejo, tampoco debía ser gordo porque ello le imposibilitaría montar a caballo y tener la habilidad y movimientos suficientes para usar armas. 

Desde el punto de vista de la moral, debía ser un fiel católico, y sentir un gran amor y temor de Dios, porque sin dicho amor y temor no es digno de ser caballero (3). 

Tampoco podían ingresar a la Caballería los hombres de mal corazón, ya que esehombre está lejos de lograr los objetivos de todo buen caballero, pues la nobleza de corazón fue el principio de la Orden y la vileza de corazón es la destrucción de la misma. (4)    

No se aceptaba a aquel postulante que buscara solamente el poder, como ya se señaló anteriormente. Es que  como  expresaba Raimundo L Lul en su Libro de la Orden de la Caballería – citado por Alfredo Sáenz- si se quiere ser caballero para ser rico o para señorear, o para ser honrado sin honrar la Caballería  ni a los que la honran, amando la Caballería ama su deshonor, por cuyo motivo es indigno de que por la Caballería consiga riqueza, felicidad ni honor….El escudero orgulloso, mal educado, sucio en sus palabras y vestidos, de corazón cruel, avaro, mentiroso, desleal, perezoso, iracundo, lujurioso, borrachón glotón… no conviene con la orden de la Caballería  (5) 

Aquel que tenía debilidad por las mujeres, tampoco se lo consideraba apto para ser miembro de esa orden de caballeros, pues se estimaba que la lujuria era contraria a la Justicia. 

Es decir que para ingresar a la Orden era imperioso contar con ciertas virtudes esenciales como ya hemos visto; y por el contrario, aquellos vicios y defectos a los que hemos hecho mención, privaban absolutamente a los postulantes y a los escuderos a integrar la Caballería porque ellos eran totalmente contrarios a los principios que perseguía la Orden para su crecimiento y desarrollo.     

El escudero debía dar a conocer las razones por las cuales quería ingresar a la Orden; ellas debían ser debidamente evaluadas y analizadas con el propósito de comprobar si esas razones tenían un fin contrario a los postulados de los caballeros, esto es, un motivo económico  o de beneficio propio. 

Una vez que un escudero reunía los requisitos para ingresar se elegía para el día de la ceremonia una fecha religiosa como podría ser Navidad, Pentecostés o Pascua.                                       

Aquel postulante que ya había cumplido con todas las exigencias para ser armado  como nuevo integrante de la Orden a la Caballería, debía prepararse ahora para ingresar a ella a través de una estricta ceremonia  de la que no se podía prescindir.   

En vísperas de la ceremonia de ingreso a la Caballería, lo primero que tenía que hacer el aspirante era bañarse y estar debidamente aseado; es que la gente en general no se bañaba pues era otra forma de vida en que la higiene no se tenía en cuenta. Es que el frío los alejaba del agua. 

De modo tal que el aseo era muy complicado para cualquier hombre o mujer de aquella época y no sólo para la clase baja, sino también para la gente que pertenecía a la nobleza, e incluso para los reyes. 

Pero ese día tan especial, ningún pretexto era válido para evitar el baño pues la higiene para recibir los atributos de un caballero, era fundamental. 

Otro requisito  que debía cumplir el aspirante,  era el de  confesarse como  así también   el de orar  y meditar la noche anterior a la ceremonia. 

De modo tal que el que pretendía convertirse en  Caballero, debía llegar a la ceremonia de ingreso a la orden totalmente limpio, física y moralmente. 

Señala Prieto que, tras esa noche, ya en el día de su ordenación, oirá misa junto con el resto de escuderos que van a ser ordenados caballeros como él, y durante el sermón se les explicará el significado de los artículos de fe, los diez mandamientos y los siete sacramentos. 

En algunos casos las ropas también conllevarán una carga simbólica, donde una túnica roja muestra la predisposición a derramar la sangre en propia defensa de la Iglesia y de la Fe y unas calzas negras recuerdan al caballero que es mortal. El cinturón debe ser blanco, color de la pureza  (6).  

Ya casi al final de la ceremonia, otros caballeros le pondrán al aspirante espuelas doradas en las botas y luego se le apoyará la espada en uno y otro hombro y luego de darle un beso, será nombrado caballero.  

Sin duda, una ceremonia con un gran protocolo que demuestra la trascendencia y la importancia que encierra en esa sociedad. 

A partir de ese momento el hombre que ingresa a la orden de caballería, deberá tener una serie de obligaciones  que tendrá que cumplir a rajatabla y en donde el valor, el coraje y la fe sean sus armas distintivas… y los Templarios eran totalmente conscientes de ello. 


Por último, hemos de decir junto con el estudioso Andreas Beck que el caballero de una orden era… “el valedor de Dios” por excelencia, el prototipo y precursor del cruzado cuya misión era servir a Dios con la liberación de Tierra Santa. 

Este servicio, que encuentra su expresión en la lucha sin tregua contra los musulmanes, poseía para las órdenes militares, también para los Templarios en tanto que orden militar por antonomasia, un prestigio especialmente ordenado. ( 6 bis). 

Esto significaba ser un caballero: nada más y nada menos que un hombre que combatía por Dios en la Tierra. 

por Julio Borda

1.- Prieto Manuel J.  Breve historia de la Caballería medieval, pág.71 Ed.Nowtilus, España, 2017. 
2.- Prieto Manuel J. ob cit. pags.25/26 
3.- Sáenz, Alfredo SJ La caballería, la fuerza armada al servicio de la verdad desarmada, pág.80 Ediciones  Excalibur , Buenos Aires, 1982       
4.-Sáenz, Alfredo SJ, ob. cit., pág. 80
5.- Sáenz, Alfredo SJ ob. cit. pág.81 
6.- Prieto Manuel J. ob. cit.págs.60/61 
6 bis, Beck, Andréas El fin de los Templarios, un exterminio en nombre de la legalidad, págs.248/49, ediciones Península, Barcelona, 2002    




 GENERAL SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR DE LA ORDEN DE CABALLERÍA





San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

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