El 8
de junio de 1810, el Cabildo de Concepción del Uruguay dirige un oficio a la
Junta provisional de gobierno constituida en el cabildo de Buenos Aires, que
firman José Miguel Díaz Vélez, Domingo Morales, Agustín Urdinarrain y José
Aguirre, acusando recibo de las comunicaciones relacionadas con su instalación
y agregando: “El más pronto envío del Diputado de esta Villa, y el puntual
cumplimiento a las presentes y sucesivas órdenes de V. E. acreditan el celo y
patriotismo de este, vecindario, a cuyo nombre tenemos el honor de felicitar a
V. E.”
También
da cuenta “de los justos motivos y fines de la instalación de la Junta
provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del
señor don Fernando VII”.
La
notificación es respuesta a la circular del día 27 de mayo que emitiera la
Junta instalada en Buenos Aires informando lo sucedido dos días antes donde
instaba a los cabildos del interior a sumarse al pronunciamiento
revolucionario.
Aquellos
primeros años del nuevo siglo fueron difíciles para la Villa del Arroyo de la
China.
A la
inicial reacción de adhesión a la misma por parte del cabildo local, una vez
que la llamada “mascara de Fernando” se fue cayendo a medida que pasaban los
días y por la información que llegaba fundamentalmente desde Montevideo, que
develaba las verdaderas intenciones de la nueva Junta de Gobierno instalada en
Buenos Aires. A esta nueva realidad, le siguieron intrigas y enfrentamientos
que enemistaron a vecinos, familias, hasta a padres e hijos y cuya base se
resumía en la oposición entre españoles y criollos. La importancia que había
adquirido Concepción del Uruguay y su ubicación estratégica (fronteriza, aislada,
con dominio del paso de los buques hacia el norte, etc.) la convirtieron en un
punto apetecible, militarmente hablando.
El
treinta de julio cuarenta y cuatro vecinos respondieron a la convocatoria para
elegir un representante de la ciudad ante el gobierno provisional instalado en
Buenos Aires. Treinta y cuatro son las firmas que acompañan el acta de la
sesión, en tanto José Victor de Alzáa y Olade representó a diez de los vecinos
que por no saber escribir no pudieron estampar su rúbrica en el Acta.
“El
señor Cura Vicario, don José Bonifacio Redruello” fue el elegido para
representar al “cabildo y su vecindario” ante la “Junta Superior Provisional
Gobernadora de las Provincias Unidas del Río de la Plata”; destacando la
“guarda y consideración de los derechos de nuestro amado Soberano don Fernando
VII” y jurando “no reconocer otro soberano que al mismo Señor Fernando VII y
sus legítimos sucesores…”.
Redruello
nunca viajaría con destino a Buenos Aires y jamás se integraría a la Junta.
Cuando en noviembre de ese mismo año las armas realistas al mando del capitán
de la marina española Juan Ángel Michelena y proveniente de Montevideo,
ocuparon la villa, nuestro “diputado” será uno de los muchos vecinos que
tomarán partido por los “godos” saludando la presencia de las tropas de
ocupación.
Muchos
de los criollos que acompañaban a Michelena, desertaron y se pusieron al
servicio de la causa revolucionaria. Entre ellos, tal vez los mas destacados
por su trayectoria posterior, José Gervasio Artigas y José Rondeau.
La
reconquista de las villas del Occidente del río Uruguay, por la acción decidida
de las armas entrerrianas al mando de Bartolomé Zapata que ingresará a
Concepción del Uruguay triunfante el 7 de marzo de 1811 y salvará un momento de
zozobra indudable que puso en jaque el destino mismo de la revolución. Atrás
queda el peligro español, ganando definitivamente los pueblos de Entre Ríos
para la revolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario