sábado, 24 de julio de 2021

31 de Julio, Fiesta de San Ignacio de Loyola. Mensaje del General Fundador de la Soberana Compañía de Loyola a sus miembros llamados “Coadjutores Temporales”.


Altar de San Ignacio de Loyola. 1695-99. Mármol, bronce.
 Il Gesù, Roma. 
Obra de Andrea Pozz 

Fundador sois Ignacio y GENERAL DE LA COMPAÑIA REAL, que Jesus con su nombre distinguió, la Legion del Loyola con fiel corazón, Sin temor enarbola la Cruz por Pendón, Íñigo López de Recalde; Loyola, Guipúzcoa, 1491 - Roma, 1556) Fundador de la Compañía de Jesús. Su primera dedicación fueron las armas, siguiendo la tradición familiar.

Al igual que San Ignacio, y siguiendo la tradición "Soy hombre de armas desde los trece años de edad, un Guerrero, Militar de la Gendarmería Nacional Argentina, Experto en Protección Radiológica y Segutidad Nuclear OIEA. Diplomado en Defensa Nacional, perteneciente a las promociones XVI del Liceo Militar General Belgrano, a la CIII en el Arma de Caballería del Colegio Militar de la Nación, XXX de la Escuela de Gendarmería Nacional, y a la XLVI de la Escuela de Defensa Nacional,presté servicios en la Red Internacional Antinarcóticos "Los Caimanes",  Ex Presidente del Centro de Egresados del la Ex Escuela Nacional de Guerra/EDENA. Miembro de la Legión Patricios de Buenos Aires, de la Asociación Descendientes de Guerreros y Próceres de la Independencia Argentina y Sudamericana, Secretario Fundador del Centro Liceista Metropolitano Argentino, miembro Fundador del Instituto Cultural Argentino Peruano, integrante del Instituto Julio A. Roca, trabajé por la Seguridad Nuclear del Planeta representando a la República Argentina en la International Conference on  Securirty of  Material-Mesures to Prevent, Intercept Andnd Respond to Ilicit Uses of Nuclear Material and Radioactive Surces" organizado por la IAEA, e INTERPOL el 07-11MAY01 en Stockholm, Sweden antes de los ataques terroristas el 11 de septiembre a las torres gemelas, y paradójicamente al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba. Aunque retirado, sigo siendo soldado de la República Argentina, no puedo permanecer indiferente al destino de nuestro hermoso país. 

Y con la bendición del XXX General de la Compañía de Jesus D Adolfo Nicolas Pachon (+). al igual que San Ignacio de Loyola, desciendo de Don Lope García de Lazcano y Doña Sancha Yañez de Loyola, también de Guerreros y Próceres de la Independencia Argentina y Sudamericana. Fundé la Compañía de Loyola, y el Cuerpo Socorro Argentino Tcnl D José María Rojas Argerich 

En homenaje a San Ignacio de Loyola en su día hago mías las palabras de Domingo Faustino Sarmiento. 

"Vuestros palacios son demasiados suntuosos al lado de barrios demasiados humildes. El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y con sangre, pero os indicaré otro sistema de nivelarlo: LA ESCUELA". 

También agrego las palabras del General Don Justo José de Urquiza 

"Ya no hay fronteras que separen los hermanos de los hermanos. La Patria es una, indivisible y grande que marcha en gloria y libertad de un porvenir grandioso .¿Qué es necesario para que la obra no se malogre?. Perdonarnos y amarnos: hacernos recíprocamente el bien para que la madre común lo aproveche a todos , para que viva respetada y próspera, y para que el mundo la aclame entre las naciones cultas que la libertad ofrece al progreso de la humanidad". 

Después de Caseros, si mal no recuerdo dijo: NO HAY VENCEDORES NI VENCIDOS, SOMOS TODOS ARGENTINOS

La Compañía de Jesús es una de las órdenes religiosas más influyentes de la Iglesia católica. Siempre objeto de controversia y conflicto, desde sus orígenes los jesuitas han estado a la vanguardia del catolicismo como verdaderos agentes políticos e intelectuales. 

San Ignacio se encontró, poco tiempo después de la fundación de la Compañía de Jesús, con que la llamada para ser jesuita no era solo para los que querían ser sacerdotes, como fueron los primeros compañeros que se juntaron alrededor de él en París, sino que el Espíritu movía también a otras personas que se acercaban y expresaban su deseo de ser jesuitas para seguir a Jesús al estilo ignaciano, pero en un modo de vida diferente al sacerdocio. Así, ya en los tiempos de San Ignacio fueron admitidos los primeros hermanos jesuitas, hombres consagrados por los mismos votos religiosos y miembros plenos de la comunidad religiosa de los jesuitas, dedicados en su misión apostólica a tareas más propias de la vocación laical, razón por la cual San Ignacio llamó a los hermanos “COADJUTORES TEMPORALES”

En el tiempo de las Reducciones del Paraguay los hermanos jesuitas tuvieron un papel muy importante en la organización de la vida de los pueblos guaraníes. Una vez fundadas las reducciones era necesario garantizar la alimentación, los cultivos, la ganadería, la construcción de viviendas, el cuidado de la salud, la defensa, etc. En todo esto los hermanos tuvieron un papel relevante al lado de los sacerdotes, que con esta valiosa ayuda podían dedicarse mejor a la formación cristiana, a la administración de los sacramentos y al cuidado espiritual de la población guaraní. 

Se destacaron entre los hermanos jesuitas de las reducciones los grandes arquitectos de imponentes iglesias como Juan Bautista Prímoli (1673-1747), y José Brassanelli (1658-1728), este último también un genial escultor y pintor, ambos dejaron una imborrable huella en el arte de las reducciones. 

Estas figuras, entre muchas otras, echan por tierra el prejuicio de que los hermanos son religiosos que, al no tener suficientes cualidades intelectuales o humanas y al no poder llevar adelante los estudios y exigencias para el sacerdocio, se quedan en una categoría más baja. 

El Padre Peter Hans Kolvenbach, anterior superior general de los jesuitas, decía que sin los hermanos el cuerpo de la Compañía no está completo; en la misma línea el Padre Pedro Arrupe decía que la Compañía sin hermanos sería un cuerpo mutilado. 

Es que los hermanos son un capital espiritual muy valioso para los jesuitas, porque en ellos, sin la jerarquía y el poder que dan al sacerdote la tradición religiosa y cultural, se ve mejor la esencia de la vocación religiosa: consagrarse por puro amor de Dios al servicio de su pueblo. 

Esta es la riqueza de la vocación del hermano dentro del cuerpo de la Compañía. No se trata de que sean los que cubren las tareas que los Pa’i no hacen (o no quieren hacer), o de otro tipo de coberturas laborales o sociales, nada de esto es un capital espiritual ni define el karakú de la presencia de los hermanos como pedazos nuestros, ñane pehengue. Los miembros de la familia ignaciana conocemos y apreciamos a nuestros hermanos y sabemos de la riqueza y del valor de su aporte en las comunidades y en el apostolado de los jesuitas.






San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.




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