La Orden de los Caballeros de Su Santidad el Papa "San Ignacio de Loyola", es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, Coadjutores Jesuitas Temporales en la obra de Dios y de la "Societas Jesu" en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios. Herederos de Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañía de Jesús una de las órdenes religiosas más importantes y controvertidas de la cristiandad; efectivamente, un grupo muy influyente a nivel mundial.
(dijo Lord Maculay)
Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Se dedicaba a los gastos de la guerra contra los infieles
Sitio web del Apostolado Social de la Conferencia de
Provinciales Jesuitas de América Latina, CPAL
En la
década de los 50 llegó a ser directivo de la petrolera Shell. Hasta que decidió
dejar la empresa privada y, como afirma, ”poner los pies en el barro”. Algo
que, asegura, es el gran déficit de los economistas actuales, que ”son los que
menos entienden el mundo real”. La
Marea ha tenido la oportunidad de conversar con él en una
fugaz visita a Barcelona. Con la experiencia de su avanzada edad, augura un
futuro muy negro para las generaciones futuras. Más cuando, desde la crisis de
2008 y el rescate de los actores financieros que la provocaron, se ha llevado a
cabo ”una de las peores monstruosidades de la historia”.
Este otoño se cumplirá seis años de la caída de Lehman
Brothers, considerado el pistoletazo de salida del crack financiero que aún
sufrimos. ¿Cómo valora la gestión de la crisis que han llevado a cabo las
autoridades económicas, capitaneadas por el FMI?
Todo lo
que ha ocurrido es una conexión de cosas que no hay que hacer. Para mí, lo más
desconcertante y preocupante es que no importa cuántas veces quede en evidencia
que ciertas políticas económicas son desastrosas; se sigue insistiendo en las
mismas. Los economistas se creen científicos, por lo menos decidieron ser
científicos los neoclásicos, a finales del siglo XIX. Para ser científicos
decidieron que la economía se pareciera lo más posible a la física, con lo cual
hicieron una serie de inventos absurdos y modelos matemáticos que son
verdaderos disparates. Además, si la economía fuese una ciencia y los
economistas, científicos, actuarían como científicos; ¿y cómo actúa un
científico cuando una teoría determinada falla? Inmediatamente se ponen con
toda la intensidad a buscar cuál es la alternativa a esa teoría, porque esta no
funciona, y ¡se destierra y se acabó!
Pues eso es exactamente lo que los economistas parecen
hacer.
¡No lo
hacen! Tienen actitud científica cero, se insiste en los mismos errores. Lo que
ocurrió desde octubre de 2008 es, a mi juicio, una de las peores monstruosidades
de la historia. Con todas las especulaciones, la basura que vendían los bancos,
absolutamente repugnante… de repente se ven en una situación crítica y hay que
hacer todo lo imaginable e inimaginable para salvar a los delincuentes. O sea,
no se salva a las víctimas, las víctimas no tienen ninguna importancia, lo que
importa es salvar a los delincuentes, a los que provocaron la crisis. Y en
cuestión de un par de meses logran juntar a nivel de todo el mundo, para salvar
a esos delincuentes, del orden de diecisiete billones de dólares.
Sí que había dinero…
El
informe de la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ), de poco
antes de octubre de 2008, indicó que para superar el hambre en el mundo se
necesitan del orden de 30.000 millones de dólares al año. Divide diecisiete
billones por treinta mil millones: obtienes seiscientos años de un mundo sin
hambre. ¿Dónde estaba esa plata? Yo mismo, que trabajé en las Naciones Unidas
años atrás, hasta hace poco estaba convencido de que era verdad que no
alcanzaban los recursos para resolver el hambre. ¡Pero sí hay mil veces más
recursos para salvar a los delincuentes! Eso, para mí, es tal vez el acto
inmoral más grande que se ha cometido en la historia de la humanidad.
Cómo explica que se recete austeridad a Europa y luego el
economista jefe del FMI reconozca el ”error” a la hora de valorar el impacto de
las medidas. ¿No sabían lo que iba a ocurrir?
No hay
que ser economista, ¡es cuestión de sentido común! Si tú no tienes nada,
perdiste la casa, perdiste tus ahorros, y yo te digo: ‘¡Pero sé más austero!’,
se llega a lo que llegaron ustedes aquí en España; nunca había ocurrido, que en
España llegara un momento en que muera más gente por suicidios que por
accidentes de tráfico. Y yo pregunto, ¿esos suicidios eran realmente suicidios?
¿O eran asesinatos de un sistema económico perverso? ¿Qué manera tienes de ser
más austero cuando no tienes nada? ¡Pegarte un tiro! ¡Esa es la máxima
austeridad! Eres un patriota, porque ayudas a la economía al eliminarte. Esa es
la situación. Para mí, desde un punto de vista científico, ético, moral, desde
todo punto de vista, todo lo que ha ocurrido es una asquerosidad inconmensurable,
y que va además contra el más elemental sentido común. ¿Qué lógica tiene hacer
sufrir a una población hasta los extremos más indecibles para beneficiar a la
economía? ¡Si la cosa es al revés! La economía está para servir a las personas
y no las personas para servir a la economía. ¡La economía no es Dios! Las
consecuencias son que una economía como esta mata a más gente que todos los
ejércitos del mundo juntos, pero no hay culpables. Todos esos muertos son
muertos impunes.
¿Responde a una cuestión de ineptitud o de intereses?
Es
perversidad. A menos que sean absolutos imbéciles, que supongo que no lo son.
Pero les conviene más eso que lo otro. La gente no interesa, la gente es
prescindible, y eso está dentro de la teoría económica neoclásica. ¿Sabes que
en un libro de texto de economía neoclásica, la solidaridad es un acto
irracional? ¡Si eso te lo enseñan! Lo de que la única racionalidad es maximizar
tu utilidad, todo lo otro es irracional…
Así que el problema comienza en la educación económica… ¿No
se forma correctamente a los economistas?
No. En la
época en que yo estudié Economía estudiábamos todas las escuelas económicas.
Dos cursos fundamentales del currículum eran Historia Económica e Historia del
Pensamiento Económico; ninguna de esas está en ningún currículum hoy día. Los
economistas no tienen ni idea de la historia económica del mundo ni de qué
otros economistas pensaron qué cosas, porque este ya es un modelo definitivo
para la eternidad, o sea que ¿para qué quieres saber lo que pensaban otros?
Fíjate qué estupidez. Y eso en todas las universidades, se pueden contar con
los dedos de la mano las que se han zafado de eso. En consecuencia ahí tienes
una institución que en estos momentos tiene una inmensa responsabilidad, y es la Universidad.
¿Qué implica este tipo de educación?
Que son
economistas absolutamente incultos, y además con teorías que impiden que
entiendan el mundo real. Lo único que tienen es un modelo matemático, y ese
modelo es la realidad. Y si resulta que ese modelo no funciona no es porque el
modelo esté mal, sino que la realidad hace trampas, y la función de la realidad
es adaptarse a tu modelo. Esa es la actitud. Mientras sigan produciéndose
economistas así no hay manera de cambiar, porque son los economistas los que
tienen acceso al poder: los políticos, los empresarios, consultan a los
economistas. O sea, ¡le consultan al que menos entiende el mundo real! Es una
comedia dramática. Completamente absurda.
¿Qué implicación tiene en ello la entrada de grandes
empresas y bancos a las universidades?
Uno de
los problemas que tiene la
Universidad hoy en día es que dejó de ser lo que era y
terminó vendida al mercado. La
Universidad funciona de acuerdo a lo que le pide el mercado.
Y el mercado son las empresas… Hay muchas empresas que hacen donaciones
sabrosas a muchas universidades para que eduquen de la manera en que a ellos
les conviene. Harvard educa a niños para Wall Street, esa es la función. Se
llamará la mejor universidad del mundo, que yo tengo mis serias dudas, pero los
educa para Wall Street. Está todo determinado para satisfacer las codicias de
grupos de poder.
Ha afirmado usted en reiteradas ocasiones que los
economistas no entienden lo que es la pobreza.
Una cosa
es saber y la otra comprender. Saben todo lo que se puede saber sobre la
pobreza, pero no la comprenden. Tienen todas las estadísticas, y sobre eso
hacen planes para la superación de la pobreza. Pero no han estado en la
pobreza, no han convivido en la pobreza, no han olido, ni han comido ni han
dormido la pobreza. Y eso es tremendamente importante y fue gravitante en mi
vida. Yo era un joven brillante profesor en Berckley, una de las mejores
universidades del mundo. Tenía 27 años, orgulloso. Cuando me fui a trabajar con
organismos internacionales a zonas de pobreza, recuerdo que estaba en la sierra
peruana, en una comunidad indígena, un día muy feo, había llovido… Yo estaba
parado en el barro y frente a mi, otro hombre pequeño, flaco, sin trabajo,
cinco hijos, una mujer, una abuela… Y nos miramos, y en ese momento fue para mí
como una puñalada, ¿qué le puedo decir a este hombre? Y me di cuenta de que no
tenía lenguaje. No tenía nada coherente que poder decirle. En el momento en que
miré a los ojos a la pobreza, me quedé mudo.
De ahí acuña después el concepto de economía descalza…
Me di
cuenta de que todo lo que había estudiado no me servía para nada. Ahí cambié
radicalmente como economista y surgieron mis principios de economía descalza,
desarrollo a escala humana, etc. Una cosa es tener información y la otra es
comprender. Y yo diría que, como problema general, nuestra época se caracteriza
porque sabemos muchísimo pero comprendemos muy poco. Y la diferencia entre
saber y comprender te la puedo ilustrar de mi manera favorita: puedes estudiar
todo lo que se pueda estudiar, desde una visión teológica, antropológica,
sociológica, biológica, química, bioquímica, neurológica… sobre un fenómeno
humano que se llama amor. El resultado es que vas a saber todo lo que se puede
saber sobre el amor, pero nunca vas a comprender el amor a menos que te
enamores. Es decir, que sólo puedes comprender aquello de lo eres parte. Si no
eres parte, sólo tienes información.
Información no nos falta hoy en día…
Piensa
que nunca en la historia de la humanidad se ha juntado tanto conocimiento como
en los últimos cien años, ¡y mira cómo estamos! Me pregunto para qué diablos
sirvió todo ese conocimiento con un mundo destrozado, hecho pedazos, como en el
que estamos viviendo ahora. No necesitamos saber más, lo que necesitamos es
comenzar a comprender, y para comprender tienes que integrarte. Mientras no nos
demos cuenta de que todo está integrado con todo, mientras sigamos con un mundo
atomizado, con una visión cartesiana, no se resuelven los temas. La pobreza es
eso. Tú eres parte de los pobres. Por eso yo siempre he dicho que uno no puede
hacer nada por los pobres, uno sólo puede hacer con los pobres. Métete, ve qué
potenciales hay en una comunidad pobre, y sobre esos potenciales, construye.
Pero desde tu oficina, con aire acondicionado y con todas las estadísticas,
hacer el gran plan como lo hacen en el Banco Mundial no sirve para nada.
Desde 2008 hasta ahora. ¿Podemos encontrar algún ejemplo
de medidas económicas bien aplicadas en algún país?
El
ejemplo más notable y más espléndido es el de Islandia. Es el único país que no
socializó el disparate. Islandia tenía cuatro bancos, que eran bancos
nacionales. Privatizó los bancos, que se metieron inmediatamente en el baile de
todos los otros bancos. A la vuelta de seis meses ya tenían deudas que eran
como cinco veces el PIB de Islandia. Llegó el momento del colapso, y la
reacción de toda la ciudadanía de Islandia fue ‘nosotros no pagamos un centavo,
si quebraron, que quiebren, y además que se vayan a la cárcel’. Quebraron los
cuatro bancos, juzgaron a los tipos, fueron a la cárcel y están presos. El
único país que lo hizo. Ahora, llama la atención de que se sepa tan poco eso,
que no se haya divulgado, y la razón es obvia, imagínate que hubiese provocado
contagio, y que ustedes hubiesen hecho lo mismo. ¿Te das cuenta qué terrible
para los pobres banqueros? Eso me recuerda a una propuesta muy simpática que
hizo mi amigo Galeano, por qué no creamos el movimiento ‘sea generoso y ayude a
una banquerito’. Islandia hizo lo que había que hacer, y mira cómo está Islandia
ahora, espléndida.
¿Por qué no se hizo en otros lados?
Si los
otros lo hubieran hecho se habría resuelto el problema. Pero surgen conceptos
como ‘es que es demasiado grande para que caiga’, ‘es demasiado poderoso para
ir a la cárcel’, todo ese tipo de conceptos, ‘too big to fail’, ¡demasiado
grande para fracasar! Todos esos conceptos estúpidos. Si tú quieres ser
delincuente impune tienes que ser lo más grande posible. Pero anda a robar una
gallina porque tienes hambre, que vas a pasar cinco años preso. Eso sí que es
inaceptable, es un peligro para la sociedad. Estos monstruos ahí están, más
gordos que antes. En medio de la crisis, la plata para salvarlos se la
repartieron con bonos multimillonarios para que se fueran a casa. El que menos
se llevó 20 millones de dólares en el bolsillo, por el buen trabajo realizado.
¿Y los que perdieron la casa porque no pudieron pagar la hipoteca? ¿Los que
perdieron el trabajo, el ahorro? Bien, gracias, ahí están.
Ha mencionado antes el concepto de desarrollo a escala
humana, ¿en qué consiste?
Es un
desarrollo que está orientado hacia la satisfacción de las necesidades humanas
fundamentales. Y no está basado meramente en el crecimiento, porque el
crecimiento y el desarrollo son dos cosas completamente distintas. Y el desarrollo
no necesita necesariamente de crecimiento. El crecimiento es una agregación de
magnitudes cuantitativas, y el desarrollo, de elementos cualitativos,
creativos. El desarrollo no tiene límites y el crecimiento sí: no hay nada que
pueda crecer para siempre. Y como decía Kenneth Boulding, ‘el que piensa que en
un mundo finito el crecimiento perpetuo es posible, o está loco o es
economista’. Lo que yo propongo hoy día para una nueva economía, coherente con
los problemas que tenemos, es una economía que se basa en cinco postulados y un
principio valórico irrenunciable:
- La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
- El desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos.
- El crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no implica necesariamente crecimiento
- Ninguna actividad económica es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas.
- La economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera, en consecuencia del crecimiento permanente es imposible.
Y el principio valórico en que
debe sustentarse es que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia,
puede estar por encima de la reverencia por la vida. Recorre esa lista uno por
uno y verás que lo que tenemos hoy es exactamente lo contrario.
¿Y llegaremos, como humanidad, a darnos cuenta a tiempo de
esto?
No sé,
porque no tengo una bola de cristal, pero el ser humano es siempre lo
suficientemente estúpido para no reaccionar mientras no se haya llevado un
golpe. De manera que creo que queda mucho sufrimiento por delante todavía. Y en
muchos aspectos ya hemos cruzado el punto de no retorno. El mundo ya nunca
volverá a ser lo que fue.
Si tuviese la oportunidad de tomar las riendas de la
economía mundial, ¿por dónde comenzaría a corregir errores?
Ya te
dije antes, primero educar a economistas que entiendan el mundo. Eso para mí es
el paso número uno. Y en seguida, reforzar al máximo el mirar hacia adentro,
fortalecer las economías locales y regionales, fortalecer lo pequeño y lo
mediano, y olvidarse de la pura globalización. Porque esta globalización ha
terminado siendo tremendamente destructiva, con impactos espantosos en el
planeta, llena de absurdos y de disparates que son imposibles de comprender.
Donde vivo yo, en el extremo sur de Chile, que es una zona agrícola
maravillosa, el otro día, cuando fui a comprar la verdura, estaba sacando unos
ajos, y resulta que ahora los ajos que se venden en Valdivia ¡son ajos que
vienen de China! Cuando nosotros producimos ajos maravillosos.
Efectos de la globalización…
¡30.000
kilómetros de viaje de ajos a un lugar donde se produce ajo! ¿Puedes entender
una estupidez como esa? Y el argumento del economista es que es más barato.
Claro, ahí está la trampita genial de los economistas, que inventaron esa cosa
que se llama externalidades, que los impactos que provoca es una externalidad
que no tiene nada que ver conmigo. El impacto que significa ese traslado en
términos ambientales, de emisión de gases, etc. eso no entra en el precio. El
hecho de que vas a destruir el producto local tampoco entra en el precio. Que
ese ajo viene subsidiado por el gobierno chino, eso tampoco se considera en el
precio. Simplemente se cuenta que este vale 3 y este otro 3,50. Los economistas
están llenos de esos trucos, y lo de las externalidades es uno de los más
escandalosos, porque es no hacerte responsable de los efectos que tú estás
provocando. Eso es inaceptable. Anticientífico por definición.
Tiene que ver con no tener en cuenta escenarios que vayan
más allá de lo inmediato…
Claro que
sí. Yo siempre me pregunto, toda esta gente que está destruyendo el medio
ambiente de forma escandalosa, ¿ninguno de estos tíos se ha puesto a pensar que
va a tener nietos, biznietos, y en el mundo que les van a dejar? ¡Creo que no
se les pasa ni siquiera por la mente! El negocio está en la plata que voy a
ganar de aquí al próximo año con esta especulación. Eso es lo que interesa, el
resto no tiene ninguna importancia. ¡Por eso es muy perverso!
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