En el año 2012, cuando
fueron lanzados el iPhone5 y el iPad Mini, las acciones de Apple subieron un
67% en la bolsa. Si alguien hubiese invertido mil dólares en acciones de la
empresa a comienzo del año, tendría ahora 1670 euros, lo que sería considerado
un resultado óptimo. Sin embargo, si esa misma persona hubiera invertido mil
euros en cocaína, habría ganado 182.000 euros. “La cocaína es la respuesta
universal a la necesidad de liquidez”. Por Sylvia Colombo.
Quién dice eso es
Roberto Saviano, de 33 años, cuando explica en entrevistas recientes, la
necesidad que sintió de intentar entender la importancia de la cocaína en la
economía y en la política mundial, y más específicamente en la América Latina de
nuestros días. El premiado y perseguido autor de ”Gomorra”, sobre la mafia
italiana, que vive en Nueva York escondido y protegido por guardaespaldas,
lanza ahora ”CeroCeroCero? –Como la Cocaína Gobierna
el Mundo”. En los países de lengua hispánica el libro ya fue lanzado, pero
Brasil tendrá que esperar un poco más, pues Saviano está escribiendo un
apéndice que trata sobre la captura del líder del narcotráfico mexicano Chapo
Guzmán, realizada el 22 de febrero, cuando el escritor ya había terminado la
primera versión del libro. Aquí, saldrá por la Companhia das Letras
Leí la obra durante
viajes recientes a Colombia, México y Argentina, y lo que más me llamó la
atención es el inmenso contraste entre la magnitud y la gravedad del asunto que
él trata (con cifras y revelaciones inéditas) y la casi completa ausencia del
tema en la lista de la discusión política y de las campañas electorales en esos
países. Cubrí la elección mexicana en 2012, y la cuestión de la seguridad y de
cuánto se debería gastar con el Ejército para combatir el narcotráfico eran,
obviamente, temas de los presidenciables. No así, qué hacer con el consumo y
con el vicio, legalización o no, ni como exigir que el principal comprador del
producto, los Estados Unidos, apresure el debate sobre el asunto.
Sentí lo mismo en
Colombia las últimas semanas. Las negociaciones de paz con las guerrillas que
participan de la red de narcotráfico fueron el tema de la campaña electoral,
pero no así, qué hacer con el origen de la cuestión, que es la discusión sobre
legalizar o no las drogas y cuál sería la asistencia que el Estado debe dar a
los afectados. El presidente reelecto, Juan Manuel Santos, defiende, pero con
mucha cautela, que se consideren otras vías para lidiar con el problema además
de la bélica y que se transforme también en una discusión de salud pública. Sin
embargo, esas opiniones casi le costaron la presidencia con el candidato de
línea dura Óscar Iván Zuluaga. Enrique Peñalosa, el único candidato que habló
abiertamente sobre legalizar una droga, la marihuana, cayó rápido para el
quinto puesto en la elección.
Argentina ya se volvió
ruta del narcotráfico pues los carteles colombianos perdieron poder en los 90.
Centralizando una producción de coca que viene de Paraguay y de Perú, el país
vecino cocina y exporta cocaína en grandes cantidades, que viajan desde pistas
de aterrizaje clandestinas localizadas en el norte del país. De allí viajan
hacia Europa y África. Organizaciones de combate al narcotráfico denuncian el
aumento del problema de forma radical durante los años de los Kirchner. Sin
embargo, el asunto no aparece en los discursos de los políticos, no fue tema en
la reelección de Cristina en 2011, ni en las elecciones legislativas del año
pasado. Probablemente pasará lo mismo el año que viene, cuando nuevamente se
elegirá nuevo presidente.
Al parecer, el tema de
la droga es un tabú en esos países porque además de generar mucho dinero, está
vinculada con el poder, generalmente de los gobiernos regionales, de los cuales
depende la elección de los presidentes. Permaneciendo fuera de debate, el poder
de la droga no hace más que crecer.
.
Eso es lo que Saviano
intenta mostrarnos en su nuevo libro, al describir cómo operan las grandes
empresas de narcotráfico y como mantienen gobiernos bajo control. El italiano
es un defensor de la idea de que únicamente la solución bélica, no está
resolviendo el problema y trae números que indican que el problema es aún más
grave desde que algunos gobiernos comenzaron a actuar militarmente contra los
cárteles. En México, el número oficial de muertos en la guerra, iniciada en
2006 por el gobierno conservador de Felipe Calderón, es de más de 60 mil
personas, mientras que estimaciones extra-oficiales hablan de cerca de 100 mil,
con igual cifra para los desaparecidos.
Después del inicio, el
escritor italiano trata de deconstruir la Idea de que el asunto de la droga se resume a
adictos marginales y ridículos narcotraficantes, de sombrero y botas, andando
en carros lujosos. ”La cocaína es consumida por quién está sentado a tu lado en
el tren y que aspiró para levantarse esta mañana, o el conductor que te lleva a
casa y que quiere cumplir sus horas extras sin sentir calambres. Si no son
ellos, es la enfermera que está cambiando el catéter de tu abuelo y para quién
la cocaína hace que todo parezca más liviano, hasta las noches”.
Es impresionante cómo
Saviano pudo conseguir datos e intrigas de los principales carteles mexicanos,
y el libro trae una construcción electrizante de sus internas. Con detalles,
muestra como en la década de los 80, los señores de la droga Pablo Escobar
(Colombia) y Félix Gallardo (México) delimitaron y decidieron la división de la
producción y distribución en el continente. El libro también responde otras
preguntas. ¿Cuáles son las diferencias entre los sangrientos Zetas y los
disciplinados miembros del cartel de Sinaloa? ¿Qué quieren los Caballeros
Templarios, que prohíben el consumo de drogas en territorio nacional y son
extremadamente religiosos y conservadores? ¿Cómo los poderes locales, desde los
empresariados regionales a las administraciones de los municipios están siendo
corrompidos e invadidos? ¿Cómo son las prácticas de extorsión? ¿Cómo dueños de
pequeños negocios se transforman en parte importante de la cadena? ¿Cómo viven
y mueren los que se dedican al narcotráfico?
El propio Saviano
admitió que ”escribir sobre cocaína es como consumirla”, pues se trata de un
asunto extremadamente adictivo. La cantidad de anécdotas, historias
espectaculares y personajes exagerados, provocarían la envidia de Gabriel
García Márquez. Líderes de los carteles que fueron enterrados en inmensos
mausoleos en medio de las favelas, fiestas en las que despilfarraban millones,
al lado de decapitaciones en masa y de grandes operaciones armadas por medio
electrónico y clandestino. El estilo narrativo de Saviano, elegante y
detallista, muestra cómo de hecho se rindió tanto al elemento de aventura que
hay en la descripción de la construcción y actividad de los grandes carteles
como a aquel del horror, de los asesinatos colectivos y degollamientos en masa.
Su cautelosa defensa a
la legalización, ha sido hecha en entrevistas, con afirmaciones como éstas que
dio al diario argentino ”La
Nación”. ”La legalización no es fácil de afrontar. Se llega a
ella porque la prohibición de la droga creó un sistema terrible. La
legalización no es la solución del problema, pero crea una nueva estrategia. Es
verdad que los laboratorios farmacéuticos iniciarán una batalla para dominar el
mercado en cuanto comiencen a regir otras leyes. Crearán nuevas drogas para el
consumo. Pero si dejamos la droga al cartel de los Zetas o a la ‘Ndrangheta
(mafia calabresa), no estamos en una situación mejor que si la dejáramos, por
ejemplo, a un laboratorio como Pfeiffer. En este último caso, el problema
serían las firmas farmacéuticas, su inmenso poder, el monopolio, las increíbles
estrategias que utilizan para captar a los médicos. Estoy convencido de que la
legalización es una elección inevitable, dolorosa en el plano moral, pero
necesaria. ¿De la cocaína también? Sí, también de la cocaína, pero bajo reglas
distintas de las de la marihuana. Con una campaña seria, como se hace con el
tabaco, que pueda quitar la fascinación de lo prohibido.”
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