MARIANO MEDRANO Y CABRERA (1834-1851)
EL primer Obispo de Buenos Aires
independiente
Nació en Buenos Aires el 8 de septiembre de 1767. Sus padres fueron Pedro
Medrano y Victoriana Cabrera.
Estudió las primeras letras en esta ciudad y más tarde ingresó al Colegio de
Monserrat de Córdoba donde se recibió de maestro de filosofía. En 1785
pasó a la Universidad
de San Francisco Javier de Charcas donde, tres años después se graduó como
doctor en teología y en ambos derechos.
Nuevamente en Buenos Aires el obispo Azamor lo ordenó sacerdote el 17 de
diciembre de 1791, contando con 24 años de edad.
En 1793 lo encontramos en el Colegio de San Carlos enseñando filosofía en medio
de su tareas pastorales. El 10 de mayo de 1804 el obispo Lué lo nombró
cura interino de San Nicolás de Bari, cargo en el que permaneció hasta el 16 de
noviembre de 1808, cuando se lo nombró cura rector de Nuestra Señora de la Piedad , en donde permaneció
22 años como párroco.
En medio de los acontecimientos producidos en Río de la Plata , que precipitaron la
revolución de Mayo de 1810, Medrano se adhirió a la causa patriótica, como
la mayoría de los sacerdotes de su tiempo.
Durante la vacancia episcopal, y conservando su oficio de párroco el 7 de junio
de 1822 fue nombrado Provisor eclesiástico a cargo del gobierno del obispado.
Su provisorato sin embargo fue efímero, debido a su fuerte oposición a la
política regalista del ministro B. Rivadavia que impulsó, entre otras medidas,
una llamada “reforma eclesiástica” que afectaba la libertad de la iglesia y fue
destituido de su oficio por la presión gubernamental el 14 de octubre del mismo
año.
La visita del Vicario Apostólico Mons. Juan Muzzi que envió la Santa Sede en 1822 para
conocer la realidad de las iglesias de Latinoamérica, acercaron e
interesaron a Roma sobre la difícil situación en que se encontraba el
pueblo católico del subcontinente. Antes de regresar a la urbe, desde
Montevideo el 5 de febrero de 1825, Muzzi nombró a Mariano Medrano, Delegado
Apostólico del Río de la Plata ,
cargo creado para subsanar los numerosos casos de nulidad que había pendientes
desde la muerte del último obispo y que por otra parte, se mantuvo oculto para
evitar rispideces con el gobierno. Al problema de acefalía episcopal
había que agregarle el escaso número de sacerdotes, el detenimiento de las
tareas apostólicas y la situación de dispersión general en que se encontraba la
diócesis.
La solución tardó otro tiempo más en llegar, gracias a un mejor clima político
en Buenos Aires. El 10 de abril de 1829, su gobernador, Juan José
Viamonte enviaba una carta al Papa, donde le pedía el nombramiento de un obispo
para la diócesis, por tanto tiempo acéfala, que pudiese remediar, reparar los
asuntos eclesiásticos en la región. El 7 de octubre de 1829 el papa
Pio VIII constituyó a Mariano Medrano, como obispo de Aulón "in partibus
infidelium", con las facultades propias para ejercer su oficio.
Fue consagrado en Rio de Janeiro, el 26 de septiembre de 1830 por el nuncio
apostólico de la corte en Brasil, Mons. Pedro Ostini.
Terminaba así una época muy difícil para la Iglesia , pero comenzaba otra que no sería tampoco
tranquila. La toma de posesión del nuevo Vicario Apostólico no careció de
dificultades ya que algunos miembros del gobierno, detuvieron la aprobación del
nombramiento pontificio. Además Mons. Medrano contaba ya con 63 años y
con pocas fuerzas para hacer frente a tantos desafíos del momento. Fue
finalmente el gobernador Juan Manuel de Rosas quien dispuso se le concediera el
permiso, para ejercer su ministerio con todas las prerrogativas de los obispos
residenciales, lo que aconteció el 12 de agosto de 1831.
El 2 de julio de 1832 Gregorio XVI designó a Medrano, 14º obispo residencial de
Buenos Aires, otorgándole como obispo auxiliar a Mariano José de Escalada, que
pasó a ocupar el título de Aulón y que será su sucesor.
Fue reconocido por el gobierno como obispo de Buenos Aires el 25 de mayo de
1834, tomando posesión de la diócesis sin boato alguno.
A pesar de las ingerencias de los gobiernos de turno, su ministerio fue
fecundo. Le tocó un arduo trabajo de recomposición eclesial, entre los
que inició tratativas para restablecer los estudios eclesiásticos que
finalmente no llegó a concretarse durante su episcopado.
Retomó también las visitas pastorales interrumpidas desde 1804. Fueron
muy esperadas por los habitantes de la ciudad y de los pueblos de la
campaña ya que pudieron nuevamente recibir las orientaciones del pastor,
recibir la
Confirmación y el contacto en fin con el obispo que muchos
vecinos no conocían. Las limitaciones que ponía el gobierno y su
edad avanzada, limitaron la visita a las parroquias y monasterios de la ciudad
y a unas pocas que se encontraban en la campaña
Durante su episcopado en el actual territorio de la arquidiócesis se erigió la
parroquia de Nuestra Señora de Balvanera.
No se pueden ignorar sin embargo, los recelos y los procedimientos
dictatoriales del segundo gobierno de Juan M. de Rosas, que ejercieron un
absorbente e insoportable paternalismo sobre el clero y hasta presionar al
propio prelado, que no alcanzaba a justipreciar el ambiente de ahogo que se
vivía en la confederación.
Pocos días duró la enfermedad que lo llevó a la muerte, en la mañana del el 7 de abril de 1851, a los 83 años.
Varias jornadas duró su velatorio en la sacristía mayor dela
Catedral y el funeral solemne se realizó el 12 de abril, acompañado
por sacerdotes, autoridades, y el pueblo en general que siguió el cortejo hasta
la iglesia de la
Piedad , donde fue sepultado junto a los restos de su
madre.
Pocos días duró la enfermedad que lo llevó a la muerte, en la mañana del el 7 de abril de 1851, a los 83 años.
Varias jornadas duró su velatorio en la sacristía mayor de
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