La Orden de los Caballeros de Su Santidad el Papa "San Ignacio de Loyola", es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, Coadjutores Jesuitas Temporales en la obra de Dios y de la "Societas Jesu" en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.
(dijo Lord Maculay)
Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Megabancos como el CreditSuisse y el BNP Paribas son
objeto de investigación por evasión fiscal, lavado de dinero y protección a
clientes ricos que intentan burlar el fisco. Para el economista Thomas Piketty,
esa es una señal de cambio positiva. La entrevista es de Eleonora de Lucena,
publicada en el diario Folha de São Paulo, 14-05-2014
El autor
del Best-seller “Capital in the Twenty-First Century” [El capital en el siglo
XXI, que saldrá en portugués a fin de año por la editorial Intrínseca], se
volvió una celebridad al escudriñar el avance de la desigualdad provocada por
un modelo capitalista que reduce el crecimiento, beneficia herederos de
fortunas y perjudica el asenso social.
A sus 43
años (cumplidos la semana pasada), este francés, profesor de la Escuela de Economía de
París, coloca el dedo en la herida y genera debate: la desigualdad aguda mina
las ideas de meritocracia que sustentan principios democráticos. Existe una
“amenaza verdadera” a la democracia, dice Piketty en entrevista a Folha de Sao
Paulo, por teléfono desde parís.
En el
extenso trabajo que hizo, analizando la evolución de la distribución de riqueza
por todo el mundo desde la Revolución Francesa (su foco son 20 países,
especialmente los Estados Unidos y Europa), Piketty lamenta no haber conseguido
observar a Brasil: Faltan datos y transparencia.
Aqui la
entrevista:
Su libro cuenta cómo el capitalismo en los países
centrales concentra renta, promueve la desigualdad y está enredado en el bajo
crecimiento que beneficia a los más ricos, los herederos. ¿Con esa dinámica
patrimonial, el capitalismo está cavando su propia tumba? ¿Sobrevivirá?
Pienso
que ciertamente puede sobrevivir, pero necesita responder a desafíos sobre
desigualdad y pobreza. Hay instituciones democráticas para tratar eso. El
debate sobre la tributación más progresiva de la riqueza (propuesto en el
libro) es parte de eso. Soy optimista, hace pocos días se vio que bancos suizos
están teniendo que enfrentar sanciones en los Estados Unidos (por acusaciones
sobre evasión de divisas y lavado de dinero). Las cosas pueden cambiar. La
historia de la desigualdad está llena de sorpresas.
Usted escribe que la desigualdad es una amenaza a la
democracia. ¿Vivimos en una democracia de plutócratas?
Es una
verdadera amenaza, el capitalismo del siglo XXI trae extrema desigualdad. En
cierto punto, esa extrema desigualdad puede traer riesgos para las
instituciones democráticas. Otra amenaza es la respuesta nacionalista. Siempre
que no logramos resolver los problemas sociales es tentador encontrar a alguien
a quién culpar: trabajadores extranjeros, otros países, Alemania, China. Es
necesario discutir una tributación adecuada para asegurar beneficios generales.
Si no, corremos serios riesgos. La batalla política es muy complicada. Las
personas necesitan entender las opciones que existen y es importante
discutirlas, discutir sobre tasación de impuestos.
Usted defiende la
Idea de un impuesto progresivo global al capital. En el
pasado, como muestra su libro, las guerras y las revoluciones fueron cruciales
para que los gobiernos decidieran cobrar impuestos a los ricos y mejorar la distribución
de la riqueza. ¿Solamente las guerras y las revoluciones pueden cambiar la
situación actual?
Soy mucho
más optimista. Pienso que las instituciones democráticas pueden responder al
avance de la desigualdad y hacer instituciones educativas y fiscales más
incluyentes y progresistas. Pero para que eso pase necesitamos más
transparencia sobre la renta y la riqueza. Esas son cuestiones que nos importan
a todos, no sólo a los economistas.
Brasil es considerado uno de los países más desiguales del
mundo, pero no es objeto de su trabajo. ¿Por qué?
No
tuvimos condiciones de reunir datos precisos sobre Brasil. Muchas veces
intentamos obtenerlos, pero no conseguimos datos apropiados para nuestra
investigación. El problema es la falta de transparencia en datos referentes al
impuesto a la renta, por ejemplo. Queríamos datos de todo el mundo y
ciertamente Brasil es un país muy importante. Pero infelizmente, por esa falta
de información, Brasil no pudo ser incluido en la base de datos mundial sobre
los mayores ingresos (World Top Incomes Database, WTID). Espero que podamos
incluir a Brasil en un futuro. Conseguimos datos sobre Argentina.
¿Qué revela esa falta de información sobre el país? ¿Hay
razones políticas y económicas para que esos datos no sean claros?
No sé. Es
importante entender que el impuesto, especialmente sobre la riqueza, en el caso
de Brasil, necesita ir al lado de la transparencia de la información. Siempre,
los impuestos no son simplemente tributación. Es una forma de producir
información. Es problemático que algunos países, inclusive Brasil, no produzcan
ese tipo de información.
¿Cuál es su visión sobre Brasil?
No sé
mucho sobre Brasil. Sé que una fuerza importante que puede actuar en dirección
de la reducción de la desigualdad es la educación. Si hay mejor acceso a la
educación e instituciones educativas más inclusivas, habrá avances contra la
desigualdad. Cada país necesita tener instituciones para prepararse en el
sentido de que haya acceso a la riqueza, creación de empleos.
A pesar de no tratar sobre Brasil (que es fugazmente
citado una vez en el libro), ¿qué lecciones deben aprender los brasileros con
su investigación?
Pienso
que las lecciones de la historia de la desigualdad de riqueza en los países que
hoy son ricos son de interés para Brasil y para todos los países. En algún
momento, el crecimiento se va a reducir en los países emergentes. Y entones la
lógica de que el impuesto de retorno sobre el capital es mayor que el ritmo de
crecimiento económico va a valer de la misma forma como vale en los países
ricos.
Usted afirma que la inversión extranjera no fue
determinante en la historia de los países desarrollados; que los países
necesitan autofinanciarse. Brasil, con altas tasas de interés, y que está muy
preocupado en atraer capitales extranjeros, ¿está equivocado?
Cada país
tiene que encontrar su camino, definir cuánto necesita ahorrar, etc. Puede ser
un problema aceptar mucho capital externo. Se necesita una discusión como hoy
en día en Francia, con el caso de la venta de Alstom a capital extranjero.
¿Qué es mejor para un país: tasar a los ricos o
endeudarse?
Tasar
siempre es mejor, es más eficiente, pero los gobiernos prefieren hacer otra
cosa. Tasar es decisión política, definir a quién se va a cobrar o no. Los
gobiernos prefieren escapar de esa discusión.
Usted defiende que la intervención estatal no perjudicó
las sociedades. ¿Necesitamos más intervención estatal?
Depende
del tipo de intervención y del país. Si miramos a los países europeos y los
Estados Unidos, eso no fue un problema en el siglo XX. En la educación, en la
salud, en la construcción, el papel de la intervención estatal fue esencial.
Usted afirma que la privatización fue un factor que actuó
hacia la aceleración de la desigualdad en las últimas décadas. ¿Fue un error
privatizar?
La
privatización no es necesariamente mala, depende del sector, del precio. El
problema es que generalmente la transferencia de propiedad ha hecho fortunas.
Basta recordar el caso de Rusia. En muchos casos ha habido venta de propiedades
públicas y aumento de la deuda, con un resultado líquido malo. Hubo casos
positivos.
En el libro usted dice que el futuro puede traer lo peor
de los dos mundos: desigualdad de riqueza, por cuenta del mayor peso de las
herencias de los ricos, y desigualdad salarial, en razón de los megasalarios de
los ejecutivos. ¿Qué pueden hacer partidos, sindicatos y organizaciones para
enfrentar eso?
Los
sindicatos tuvieron un papel importante en el siglo XX, pero hoy no ocupan el
mismo lugar. Ahora está la discusión del salario mínimo (En Europa), que es
importante y que necesita venir junto con otras políticas, como educación. Los
sindicatos necesitan adaptarse a la nueva situación.
¿Cuál es el futuro de la clase media en el mundo?
La
ascensión de la clase media patrimonial fue muy importante en el siglo XX. La
reducción del crecimiento económico y el aumento de la desigualdad pusieron en
riesgo un encogimiento gradual. Esto es malo para la economía y para la
democracia.
Traducción
de Constanza Solorzano para www.cpalsocial.orgOriginal en http://www.ihu.unisinos.br/noticias/531303-desigualdade-e-ameaca-a-democracia-diz-piketty
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