La Compañía de Jesús fue fundada en Europa, en la mitad del Siglo XVI. Ignacio de Loyola y sus nueve compañeros eran un grupo internacional de sacerdotes formados en espiritualidad y en teología. Tras haber reflexionado en un clima de oración decidieron obedecer a uno de ellos considerándolo como el superior y, por unanimidad, eligieron a Ignacio. Luego se ofrecieron al Papa Pablo III, dispuestos a aceptar ser enviados por él a donde él quisiera. Y esto porque creían fuertemente en que el Santo Padre, al ser el vicario de Jesucristo sobre la tierra, tenía la mejor visión de conjunto de las necesidades de la Iglesia en el mundo entero.
Todos ellos vivieron la profunda experiencia de los “Ejercicios Espirituales” que Ignacio había escrito, y decidieron consagrar sus vidas a Jesucristo. Por esta razón eligieron como nombre para su nueva congregación el de “Compañía de Jesús”.
Este deseo de servir a Jesucristo por medio de su representante, el Papa, se concretiza en el así llamado “Cuarto voto” de los jesuitas. Este voto consiste en estar dispuestos a aceptar cualquier misión que venga del Papa.
A pesar de que hoy las condiciones sociales y económicas en varias partes del mundo son bastante distintas de lo que ocurría en tiempos de San Ignacio, los jesuitas de todos los continentes están recibiendo una sólida formación espiritual, inclusive un retiro de 30 días al comienzo y al final de su formación, es decir los Ejercicios Espirituales de Ignacio. Todos los jesuitas se ponen a disposición de seguir a Jesucristo, en la Iglesia y en el mundo de hoy.
Durante la Congregación General 35 de la Compañía de Jesús (enero – marzo 2008), el Papa Benedicto XVI confió a los jesuitas la misión de llevar el Evangelio a las “fronteras” de la fe, de la cultura y de la sociedad civil. El Santo Padre expresó su confianza y la de toda la Iglesia en la capacidad que la Compañía tiene de llevar a cabo esta misión.
Misión de la Orden Caballeros de Su Santidad e l Papa
"San Ignacio de Loyola"
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Robustecer en sus miembros la práctica de la vida cristiana, según las enseñanzas de la Iglesia, observando como base los principios de la caridad, sostener y ayudar a las obras y las instituciones de culto, caritativas, culturales y sociales con el que la Soberana Orden mantiene vínculos tradicionales.
Velar por el Desarrollo Social, la conservación de la buenas costumbres, la vida, la familia, los derechos humanos, la propagación de la fe en todo el mundo, unidos en la caridad del símbolo de la Soberana Orden así como a todos los hermanos cristianos.
CURIA GENERALIZIA DELLA COMPAGNIA DI GESÚ. BENDICIÓN A LA ÓRDEN MILITAR DE CABALLERÍA LIGERA DEL PAPA DE “SAN IGNACIO DE LOYOLA”, DEL PADRE ADOLFO NICOLÁS S.J. SUERIOR GENERAL
Apreciado Don Carlos
Quiero transmitirle mi interés y sincero deseo de que la Orden que lleva el nombre del Fundador de la Compañía de Jesús que usted preside, encarne vivamente en medio de nuestra historia, los ideales de San Ignacio de Loyola. Estos podrían sintetizarse en la feliz expresión que él mismo propuso en sus Ejercicios Espirituales, n 233, como “en todo amor y servir, y ello, con el propósito de buscar siempre “la Mayor Gloria de Dios”
“Dios quiera pues bendecir generosamente a la Orden para que, la institución como tal y también cada uno de sus miembros, se distinga por un extraordinario espíritu de caridad y por un anhelo de conversión espiritual permanente.
Cuente con mi oración, por la intersección de San Ignacio, para que la Órden sea bendecida por Dios, dándole el anhelo y el empeño constantes de actuar en todo con criterios evangélicos y de discernir permanentemente cuál es la voluntad de Dios para ponerla en Práctica.”
Respetuosamente
Adolfo Nicolás, SJ
Superior General
Superior General