Familia guipuzcoana muy
antigua y la más rica y poderosa entre las de Parientes Mayores del bando
oñacino, del que fue cabeza constantemente.
Su casa solar y palacio de
Cabo de Armería, radicó en la villa de Lazcano (cuyo nombre tomó), del partido
judicial de Tolosa, en Guipúzcoa.
No se conserva memoria de su
origen a causa de su gran antigüedad, cerca de novecientos años.
Los señores de este solar
emparentaron con los Reyes de Castilla y de Navarra y con gran parte de la
nobleza española.
Gozaron del privilegio de
ser avisados oficialmente de los nacimientos y defunciones de las Personas
Reales, y sirvieron a los Reyes en las guerras de Francia, Navarra, Nápoles,
Milán y Túnez.
Lucharon contra los turcos y
los moros y tomaron parte en las contiendas de Inglaterra y Flandes.
Desde muy antiguo poseyeron siete castillos y fueron Señores de la villa de Corres y su castillo, en Álava, con jurisdicción civil y criminal, rentas, pechos y derechos, y de San Millán, con solar, huerta y heredamientos de Cuzcurrutilla, Haro y Briones, en la Rioja.
También fueron dueños de Aloca y Contrasta, y de las aldeas de Ulibarri
y Alda, del valle de Arana, con señorío y jurisdicción civil y criminal. Los
Señores de esta casa de Lazcano tuvieron el patronato de las iglesias
parroquiales de San Miguel, en el mismo Concejo de Lazcano; San Martín, de la
villa de Ataún; Nuestra Señora de Santa Fe, de la villa de Zaldivia, e iglesias
de San Juan, en el Concejo de Olaverria; de San Miguel, en la villa de
Idiazábal, de San Miguel, en la de Mutilon; de Santa María, en la de Legazpia,
y de Santa María, en la de Zumárraga.
Fundaron en Lazcano los
conventos de Carmelitas Descalzos, Benedictinos y Bernardas Recoletas.
En el año 1053, el 1º de
Febrero, Nuño Sánchez, Conde de Durango, y su mujer, la Condesa doña Leguncia,
dotaron la iglesia llamada Monasterio Barriá, ahora San Agustín de Echávarri,
en la Merindad de Durango, y para la seguridad de esta dotación fue segundo
fiador Iñigo López de Lazcano, Señor del Palacio de Lazcano.
Su hijo, Diego González de
Lazcano, Señor del mismo Palacio, confirmó otra donación a la villa de
Villoria, en la Rioja, y puso su firma inmediatamente después de la del
duodécimo Señor de Vizcaya, de lo cual se infiere que era gran personaje y
Ricohombre.
En 1212, Enrique Urgel de
Lazcano, Señor de esta casa, contrajo matrimonio con doña Catalina de Murguía,
de la casa de Valois, y en 1243, Enrique Urgel de Lazcano casó con doña
Margarita, Infanta de Navarra (hija de Teobaldo I, Rey de Navarra), y
procrearon a Martín López de Murúa, que es, precisamente, en el que casi todos
los tratadistas comienzan la genealogía continuada de los Lazcano, porque dicho
Martín fue tronco de los linajes oñacinos de Lazcano, Amézqueta, Loyola y
Ozaeta, en Guipúzcoa.
Su hijo, Garci López de Lazcano, era Coronel de los guipuzcoanos en 1335, cuando invadieron a Navarra, y procreó a Lope García de Lazcano (que es en quien Lizaso comienza su genealogía de Lazcano), Caballero de la Banda y Vasallo del Rey don Alfonso XI de Castilla.
Otra importante rama de Lazcano, desde muy antiguo, fundó su casa
solar en el barrio de Iturburu, cercano a la villa de Cegama, del partido
judicial de Azpéitia, en Guipúzcoa.
Procedía también de la
primitiva casa solar de Lazcano, y por tener su casa en el mencionado barrio de
Iturburu, comenzaron a llamarse Lazcano-Iturburu.
Una de sus líneas pasó a la República Argentina y allí quedó establecida desde 1743, radicando principalmente en la ciudad de Córdoba (a la que pertenece el Comandante Principal D Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano), y en Santiago del Estero
En la actualidad hay en dichas
localidades, y también en Buenos Aires y en la Plata, distinguidos
descendientes de esa línea, cuyos caballeros se destacaron siempre en el
desempeño de cargos preeminentes.
Armas de LAZCANO
Las primitivas, según muchos autores, fueron: Escudo partido: 1º, de gules, con una banda de oro engolada en cabezas de dragones y acompañada, en lo alto, de un creciente de plata y de una estrella de oro, y en lo bajo, de cinco panelas de plata, de dos calderas de sable, boca abajo, y de un cardo de sinople con flor, y por mote: "Nemo ante obitum bentus." Bordura para este cuartel, de oro, con ocho estrellas de azur, y 2º, con una flor de lis y dos calderas de sable, boca arriba con pendón.
Bordura con las cadenas de Navarra. El palacio de Lazcano ostenta actualmente: Escudo cuartelado:
1º, de gules, con la banda de oro, acompañada en lo alto del creciente y de la estrella, y en lo bajo de las panelas, las calderas y el cardo;
2º, de azur, con un Rey a caballo, llevado por un guerrero que empuña en la mano derecha un estandarte, todo de plata, y terrasado de sinople. Sobre la cabeza del caballo, una flor de lis;
3º, dos calderas boca abajo, puestas en faja, y debajo de las panelas del primer cuartel, que no lleva línea de separación con éste, el cardo con su flor en el resto del campo; y
4º, dos calderas boca arriba y puestas en situación de faja. Asegura el Padre
Henao que el Señor de Lazcano obtuvo sus primeras armas, en la batalla de
Clavijo, y que éstas eran pendón y calderas propias de los Ricohombres.
Con la estrella y el creciente, las aumentó Lope de Lazcano, por haber matado en la batalla de las Navas de Tolosa a un moro llamado Mulei Hazen Mahomad, que con otros guardaba el palenque de su Rey y que usaba por armas las citadas piezas.
El mismo
caballero colocó esta divisa en su escudo: "No es cosa poco usada ? el
vencedor ser vestido ? del despojo del vencido".
Lizaso añade que la banda
fue ganada por Lope García de Lazcano, en la invasión de Navarra en 1335,
sirviendo al Rey don Alfonso XI, que le hizo Caballero de la Banda. Juan López
de Lazcano agregó el cuartel con el Rey a caballo, y sobre la cabeza de éste
una flor de lis, en memoria de haber servido al Rey don Juan II de Aragón en la
rebelión de Lérida, en 1464, cuando dicho Monarca fue derribado del caballo que
montaba.
También dice Lizaso que las
panelas y las dos calderas se ganaron en la batalla a la casa de Balda, o a la
de Guevara.
En realidad parece ser que las panelas proceden de la casa de Murúa, que dió varonía a la de Lazcano.
Las
calderas tienen su propia significación: Boca arriba, indican que esta casa
alzaba pendón y mantenía hueste a su consta; boca abajo, recuerdan la victoria
sobre los gamboinos, cuando los de Lazcano comieron lo que estaba guisado para
aquellos y pusieron después las calderas boca abajo por desprecio.
La casa de Lazcano-Iturburu, del barrio de Iturburu, en Cegama: Escudo partido:
1º, de oro, con cinco panelas de sinople, puestas en sotuer, y en punta dos calderas de sable, puestas en faja, y
2º, de azur, con una banda de oro, engolada en cabezas de dragones del mismo metal, lampasados de gules, y acompañada, en lo alto, de un creciente de plata ranversado, y en lo bajo, de una estrella también de plata.
Otros: Escudo cortado:
1º, de oro, con cinco panelas de azur, puestas en sotuer, y en punta las dos calderas de sable, en faja; medio partido de gules con la banda de oro engolada en cabezas de dragones de sinople y acompañada en lo alto de un creciente de plata, y de azur, y sobre una terrasa de sinople, un Rey armado de plata, jinete en un caballo del mismo metal, conducido por un guerrero, también de plata, que empuña con la diestra un estandarte de lo mismo.
Según Vidal, usaron también: De azur, con la banda de oro engolada en cabezas de dragones de igual metal y acompañada en lo alto de un bezante y en lo bajo de una estrella.
Bordura de oro, con ocho cabezas de cardo de sinople.
Otros, en Guipúzcoa, trajeron solamente: De azur, con la banda de oro,
acompañada, en lo alto, del creciente de plata, y en lo bajo, de la estrella de
oro. Bordura de oro con ocho gradas de azur.
Otros ponen en la bordura,
según Baños de Velasco, once sotueres de gules.
SIMBOLOGÍA
DE LAS ARMAS
Teniendo en cuenta la
indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla
(armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario
buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que
fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia.
De ahí surge la fórmula de
exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma
inequívoca y singular en el campo de batalla.
Por eso la simbología
heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y
permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista.
Tal vez es exagerada la
tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los
emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios
tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva,
entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y
"Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están
obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando
por ellos hasta su última gota de sangre.
El oro simboliza el topacio.
En las armerías de los reyes
se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués,
Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general
"oro".
En su relación con los
astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos,
el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de
los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de
los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías
recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las
de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa
blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a
las doncellas y amparar a los huérfanos.
La plata significa en su
correspondencia con las piedras preciosas la perla.
De los astros, la Luna; de
los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la
semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles,
la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los
animales, el armiño.
El color rojo, denominado en
Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía.
Aquellos que llevan este
color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a
los injustamente oprimidos.
Representa al rubí, y en lo
que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio;
como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal,
el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al
pelícano.
El gules en las armerías de
los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en
la generalidad de la nobleza.
El esmalte azul (azur)
simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura.
Los que los lleven en sus
armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que
"se hallan sin remuneración por sus servicios".
En las piedras preciosas
representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son
Tauro y Libra.
Su elemento es el aire; su
metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre;
su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el
pavo real.
El azur se llama Júpiter en
las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
El esmalte sinople es el
verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos
llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores
en general y a los huerfanos y pobres que se encuentren oprimidos.
Su signo zodiacal
corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el
miercoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor,
la siempreviva y como ave, el papagayo.
En los blasones de los
principes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople
en los de la nobleza en general.
El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio.
La banda significa el tahalí del caballero, y la
banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso
se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos
de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguian las naciones.
El estandarte es la señal o
insignia con que se distingue a un cuerpo de tropa.
Símbolo de poder y de
señorío sobre huestes y vasallos.
La bandera se usaba mas en
timbres que como divisa del escudo, sin embargo, dentro del blasón suele
proceder de caballeros que pertenecieron a la Orden Militar "Caballería de la Razón", que fundó Don
Juan I, rey de Castilla, en el año 1385, usando como divisa un estandarte.
"Los bezantes son
figuras redondas, llanas y macizas, siempre de metal porque son una especie de
moneda griega, llamada en latin Bizantius, que hoy es la ciudad de
Constantinopla, de donde la tomaron por armas los que fueron a la conquista de
la Tierra Santa."
La bordura simboliza
protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros
para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre
enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia
de valor.
La bordura también se usa
para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la
bordura tienen siempre carácter secundario.
El caballero simboliza la nobleza.
En los comienzos de la Edad Moderna, era "soldado de caballería, que servia a su costa con armas y caballo".
Desde el reinado de Felipe III, Caballero es el "Hidalgo de Nobleza reconocida".
El caballo es símbolo de la guerra, representando la osadía y la rapidez en la acción.
La
cabeza significa trofeo, valor, superioridad y despojo sangriento.
Las familias españolas, que traen cadenas en su blasón, es por la batalla de las Navas, en la que se rompió el palenque de Miramomelín, guarnecido de gruesas estacas y cadenas muy fuertes
Las calderas, en armería, eran la señal de "Rico hombre" en España,
simbolizando la abundancia.
La luna o creciente, en las
armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice
del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes
de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le
representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus
rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia
Universal.
Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza.
Carlos I instituyó, en la ciudad de
Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus
descendientes cargaron los crecientes en sus armas.
El cardo simboliza un
corazón noblemente humilde, pero tan cuidadoso de su honor, que defiende con su
espada el lustre de su linaje. También representa la austeridad y la
independencia.
La casa solariega, también
llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es
el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos,
notoriedad y nobleza
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