jueves, 31 de marzo de 2022

Juan José ROQUÉ ALSINA, violinista argentino residente en Munich. Soberana Compañía de LOYOLA


El apellido ROQUÉ en Francia Saint Foy Le Grand se pronuncia Rocc. S/investigación de Georgina Roqué Villada, el 1er Roqué ( Don Juan Constantino) fué hijo natural de Louis-Antoine d'Artois Borbon de Francia , Luis XIX , Duque de Angulema, Conde de Marnes, Príncipe de Trocadero, A quién le dio la Tour de Sanint Foy Le Grand, es decir la Roque. Y lo denominó Caballero de la Roque . El Payo Roqué le decía al Dr Benito Villanueva que era “ Amigo de Reyes y Príncipes” . Tambiém lo hacían el Dr. Martín Roqué Molina, el Dr. Raúl Roqué Garzón, y el Dr. Jorge Roqué Achaval. Roqué Rocc es equivalente a Tour (Torre antigua de base circular)


Nació en Buenos Aires en 1958. Hijo de Carlos Rosendo ROQUÉ ALSINA. el Mozart argentino.  

Comenzó sus estudios de música (solfeo y piano) en 1968 y los de violín en 1970 con la guía de Sebastián Cambón.

Los perfeccionó con maestros de la talla de Szympzya Bajour, Fernando Hasaj y Manfredo Krämer (entre otros). Actualmente, trabaja bajo la guía del maestro Jorge Risi.

Hizo su primera actuación pública en 1976 como solista del "Doble-Concierto" de J. S. Bach en el Salón Dorado del Teatro Colón. Desde entonces ha actuado en la totalidad de las salas de conciertos de Buenos Aires y numerosas de toda la Argentina, países limítrofes, Europa, Japón y USA, en las más variadas combinaciones instrumentales y géneros musicales tales como la música llamada "clásica" (de cámara, sinfónica, ópera y ballet), Tango, música para films de largometraje y publicidad, música contemporánea (acústica y electro-acústica), etc.

Fue miembro fundador de la "Orquesta del Tango de Buenos Aires". En esos años comenzó a trabajar con frecuencia (como miembro de la orquesta y como solista) con la mayoría de los más importantes cantantes, compositores y arregladores del género: Horacio Salgán, Leopoldo Federico, Osvaldo Fresedo, Mariano Mores, Roberto Goyeneche, Alberto Marino, Osvaldo Berlinghieri, Raúl Garello, Antonio Agri, Nestor Marconi, etc.

En el año 2002 forma su propio cuarteto de tango, "Milongueros Viejos"

Desde 1984 y hasta la actualidad, forma parte de la "Orquesta Filarmónica de Buenos Aires" (Teatro Colón), cargo al que accedió por concurso abierto.

En 1999 comenzó actividades como productor musical bajo la marca "ConciertosBAires", organizando grandes orquestas sinfónicas para artistas como Andrea Bocelli, Deep Purple, Lalo Schiffrin, Paloma Herrera, entre otros.

 Ejerce la docencia de violín y música de cámara en forma privada en Buenos Aires. Se desempeñó durante 1999 y el 2000 como asistente del Maestro Jorge Risi en la "Escuela Universitaria de Música de Montevideo" (Uruguay).

Desde 1996 inició un contacto habitual e intenso con el medio musical uruguayo, actuando con notables artistas locales como Leo Masliah, el grupo "Kairós" y otros para organizaciones como el Centro Cultural de Música, Núcleo Música Nueva, SODRE, TV Ciudad, Mozarteum de Uruguay, etc.


 GENERAL SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR DE LA ORDEN DE CABALLERÍA


San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

El Mozart argentino, CARLOS ROSENDO ROQUÉ ALSINA. El artista argentino, radicado en Francia, Compañía de LOYOLA


El apellido ROQUÉ en Francia Saint Foy Le Grand se pronuncia Rocc. S/investigación de Georgina Roqué Villada, el 1er Roqué ( Don Juan Constantino) fué hijo natural de Louis-Antoine d'Artois Borbon de Francia , Luis XIX , Duque de Angulema, Conde de Marnes, Príncipe de Trocadero, A quién le dio la Tour de Sanint Foy Le Grand, es decir la Roque. Y lo denominó Caballero de la Roque . El Payo Roqué le decía al Dr Benito Villanueva que era “ Amigo de Reyes y Príncipes” . Tambiém lo hacían el Dr. Martín Roqué Molina, el Dr. Raúl Roqué Garzón, y el Dr. Jorge Roqué Achaval. Roqué Rocc es equivalente a Tour (Torre antigua de base circular)


ROQUÉ ALSINA DE NIÑO. A los diez años debutó en el Colón y a los trece se adentró en los meandros de la composición.


Carlos Roqué Alsina nació el 19 de febrero en Buenos Aires, y su 70 aniversario fue celebrado en su Francia adoptiva con varias actividades en París, Aix en Provence y Nancy; conciertos que lo tendrán como compositor y pianista, festivales, mesas redondas y ediciones, entre estas últimas el libro consagrado a su vida y obra que escribió el violinista y ensayista Alexis Galpérine y que acaba de publicar Delatour France. El libro es un precioso documento de un artista fuera de serie. Una amplia galería de fotos abre con sus primeras presentaciones públicas al piano, a los seis años en el conservatorio de Adrogué. Un programa de 1948 en el Teatro Nacional lo presenta como “El Mozart argentino”; la portada muestra a un niño de siete años, mirada perdida, grave y angelical al mismo tiempo, y cierto aire húngaro heredado de su madre. Tres años después debutaba en el Colón como solista del Concierto de Grieg bajo la dirección del eminente Otto Klemperer. Pero la composición sería una necesidad tan fuerte como la del piano, si no más; a los trece o catorce años Roqué Alsina abandonó por un buen período la ejecución en público para internarse en los secretos de la creación musical, lo que inició bajo la guía de Theodoro Fuchs y poco después continuó de manera autodidacta.

En los años 50 y 60 tuvo una activa participación en la Agrupación Nueva Música, como compositor, pianista y organizador de conciertos, y a mediados de los 60 se estableció en Alemania, donde se distinguió como uno de los grandes intérpretes de la música del siglo XX, desde la segunda escuela de Viena hasta Stockhausen y Boulez, además del propio Alsina y muchos otros.

“Cuando llegué a Alemania, me di cuenta de que nadie me conocía. Me habían invitado como compositor, no como pianista. Traté de conseguir un concierto y me recordaron que estaba ahí como compositor, no como intérprete. Finalmente me creyeron. Di un concierto con obras clásicas y contemporáneas, además de mi 
Estudio op. 3. Esta obra la compuse mitad en la Argentina y mitad en Berlín; gracias a ella mi carrera de composición se abrió, y al mismo tiempo la gente vio que era pianista”. 

-Usted podría haber sido un intérprete acaso tan celebre como Argerich o Daniel Barenboim. ¿Qué lo desvió de ese camino? Sus ejecuciones de Beethoven y Brahms son antológicas, pero ni siquiera hay registros de todo eso...


-Sé que ahora, con el apogeo de Internet, empiezan a aparecer cosas que yo ni sabía que existían, por ejemplo la grabación de Chopin y Stravinski con Ernest Bour, que hice para la televisión. De pronto alguien lo mostró. Lo que puedo decir es que en mi vida he sido siempre reacio a todo lo que fuese comercial. No me pregunte por qué, ya que al fin hay que vivir de algo, pero honestamente no sé lo que hizo que teniendo una carrera bastante fulgurante desde los 7 u 8 años, a los 12 dije no, basta, esto no es lo que yo quiero. Abandoné el piano para dedicarme al análisis y la composición; más tarde lo retomé con otras ideas, y como militante de la música contemporánea, de la Escuela de Viena, de Charles Ives... Cuando volví a tocar en público, nunca dejé de hacer obras clásicas. Pero la carrera es otra cosa.

-La carrera de pianista ¿es incompatible con la de compositor?


-No es ése el problema, al menos en mi caso. Puedo contar una anécdota. Una única vez en mi vida me ocurrió tocar tres veces seguidas una misma obra; el tercer concierto de Beethoven, que me encanta y he tocado millones de veces. Aquella vez fue un lunes en París, un miércoles en Colonia, el sábado en Lisboa. En París conocía al director, le pude dar indicaciones y proponer mi visión; en Alemania no conocía al director; me di cuenta de que ya no podía hacer lo que había hecho en París.  El director en Lisboa era un viejo amigo mío y me sentía como si estuviera encima de un Rolls Royce, pero me acuerdo muy bien de la sensación cuando estaba volviendo al hotel y me dije: “Mi Dios, yo no podría hacer nunca una carrera”. Si me hubieran llamado de Madrid para una cuarta ejecución, habría dicho no. Tenía un sentimiento de prostitución, que un pianista de conciertos no puede permitirse. Yo estoy hecho para la música y no para la carrera. En octubre en París me han pedido hacer una serie de discos: un cofre de tres discos. Por ejemplo, en uno, tres obras clásicas y dos contemporáneas; en el otro, cuatro obras mías y un Chopin; en el tercero, dos obras mías, un Brahms y un Beethoven. No sé si lo voy a hacer, tal vez sí. Sería una edición que represente lo que yo pienso de la música, no mi versión de los 24 
Preludios de Chopin. Eso no lo haría nunca...

-¿Y cuáles son sus preferencias en el repertorio clásico?


-Siempre fueron las mismas: Scarlatti, Beethoven, Bach. Mis preferencias en el romántico..., sería tonto no decir Chopin. He tocado mucho Schumann pero prefiero Chopin mil veces. Schubert pianísticamente no me va, aunque adoro sus sinfonías y sus lieder para canto y piano. Después el salto inevitable a Brahms, uno de los compositores para piano más extraordinarios después de Beethoven. No hay una sola obra suya que no sea una semilla que no consiga engendrar otra. Eso no lo pudo hacer Schumann ni Chopin. Brahms es el prototipo de compositor que abre puertas. Y en seguida, Debussy; para mí, un músico extraordinario. Sus primeras obras son bonitas, simpáticas, pero no dejan ver el poder y la energía de sus obras posteriores, como los dos cuadernos de Imágenes, por ejemplo.

-Déjeme volver un minuto a los románticos. ¿Por qué Brahms abre puertas y los otros no?


-Primeramente, soy yo el que dice eso, es una opinión personal. Como en todas las cosas, hay causas históricas. Schumann y sobre todo Chopin eran pianistas y se ganaban la vida dando conciertos. Para un pianista, el instrumento representa todo, pero la música no es solamente el piano. Las obras para piano de Chopin son geniales, pero hay un 80 por ciento de posibilidades que él nunca experimentó, que dejó en suspenso. No sabía orquestar. No fue el caso de Schumann, que dirigió varias orquestas. Schumann es un compositor de extrema fineza, un improvisador nato. Cuando siente el nacimiento de un tema o una melodía, lo expone durante tres páginas. No hablo de sus sinfonías, sino de sus obras para piano. Todo lo que expone pianísticamente es hermoso, y es un poco el arte de improvisar con una idea o una melodía, haciendo pequeños contrapuntos, cambiando de tonalidad... Una inspiración fabulosa, pero improvisada. En Chopin eso no ocurre; Chopin tenía mucho más la conciencia de la forma y del sendero. Pero Brahms es diferente a los dos. No hace cuatro compases sin preguntarse por qué, sin preguntarse adónde nos lleva. Hay una conciencia de la arquitectura y de la forma, a años luz de Chopin y Schumann. Los tres prototipos tienen un lugar muy diferente. Yo puedo asociar de alguna manera la trayectoria de un Brahms con la de un Beethoven, con la de un Mahler, no puedo asociar a ninguno de estos tres con Schumann o Chopin. El caso de Paganini es flagrante: ha sido capaz de escribir melodías extraordinariamente bellas, y al mismo tiempo es un compositor extraordinariamente mediocre, que tuvo una capacidad nunca alcanzada en el violín. Se lo escucha con placer, pero yo no diría que es un compositor.

-¿Y qué sería hoy un compositor?


-Quizás un músico íntegro, capaz de fusionar la necesidad expresiva en un lenguaje propio, reconocible por su fluidez y su autenticidad. Cuando yo vivía en la Argentina, era un compositor vanguardista. Por aquel entonces me hubiera sido imposible pensar en escribir tonalmente. Hoy no me molesta la estética tonal, o atonal, lo que me molesta es la estética falsa, copiada. Podemos eventualmente poner un tango propio en la obra. Yo lo hice varias veces, y me lleva un trabajo de locos: cómo conducir mi música de a poco hasta la aparición de un tango y, después, cómo conducir el tango para volver a la lengua del comienzo. Si eso está legitimado en recursos compositivos y además suena bien, no tengo ningún problema. Ahora, eso para mí es música, no es una cuestión de estilo: es música. Al llegar a una determinada edad uno se da cuenta de que la historia es cruel, y al mismo tiempo impenetrable. Te das cuenta de que lo que queda es lo que llegó a transmitirse con vehemencia. ¿Qué es la vehemencia? Es la energía en un momento preciso, con la capacidad de transmitirlo.

-Su segunda Sinfonía, particularmente el adagio, retoma una dimensión de lo expresivo que parecía haberse ausentado de la música contemporánea. El adagio es completamente original, y a la vez tiene una reminiscencia tonal bastante bruckneriana. Usted dijo que había estado 10 meses pergeñando una manera de llegar a cierto orden tonal indirectamente, por la vía de la serie, con la idea de una concomitancia entre lo serial, lo atonal y lo tonal. Esa música tan conmovedora ¿no era posible componerla espontáneamente?


-Todos tenemos la posibilidad de crear cosas fácil y rápidamente, o crearlas sobre la base de una estructura elaborada previamente por nosotros. Todos hemos hecho cosas rápidamente alguna vez. Pero llega un momento en que uno quiere hacer una obra que se diferencia en trabajo y envergadura de otras obras. Incluso si tenemos ganas de dibujar un árbol, lo primero que tenemos que preguntarnos es por qué tiene que ser un árbol y no un edificio. El gesto creador es indispensable, pero es más profundo e históricamente auténtico cuando está acompañado de un pensamiento fuerte, de un análisis fuerte, de una autocrítica. Es la diferencia entre decir: yo hago una cosa porque me gusta, o yo la hago porque necesito transmitir algo más allá de mi propia vida, de mi existencia. He trabajado enormemente para tratar de una vez por todas de reunir todo lo que en mi oído era absolutamente natural y fluido, la tonalidad, la atonalidad y el serialismo, porque siempre fue así para mí aunque nunca lo había definido con leyes de intervalos: el mismo intervalo puede sonar serial o mozartiano, depende de en qué contexto lo ubicamos. La propiedad de un sistema no garantiza la felicidad de lo que va a salir. Si en su momento el oído escucha acordes tonales tiene que ver si ellos están precedidos de una preparación; si no, a mi modo de ver son gratuitos. Y lo gratuito, aparte del efecto de contraste, nunca me interesó. Yo quiero que incluso un contraste sea fluido, que esté sensiblemente integrado. Volviendo a la pregunta sobre si hubiera sido posible escribirlo sin ese pensamiento: sí, naturalmente, pero no hubiera salido lo que salió. Hubieran habido cosas seguramente interesantes pero, como se dice en la Argentina, muy chambonas.

        Carlos Roqué Alsina



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San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

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miércoles, 30 de marzo de 2022

30 DE MARZO DE 1620 El papa Paulo V se crea la diócesis de Buenos Aires. Soberana Compañía de LOYOLA




 

Luego de que el rey Felipe III de España lo solicitara por carta el 20 de junio de 1619, en un consistorio secreto celebrado en el palacio del Quirinal de Roma el 30 de marzo de 1620 el papa Paulo V decidió la creación de la diócesis de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires (en latín, Sanctissime Trinitatis del Puerto de Buenos Ayres) con jurisdicción en la nueva provincia del Río de la Plata, dividiendo la hasta entonces diócesis del Río de la Plata con sede en Asunción. Ese mismo día expidió la bula de erección de la diócesis como sufragánea de la arquidiócesis de La Plata o Charcas. La bula no fue debidamente archivada por el primer obispo y por las autoridades coloniales y se desconoce su nombre y contenido, habiéndose perdido durante las guerras napoleónicas el bulario vaticano que la contenía. El 6 de abril de 1620 el papa emitió otras 6 bulas anexas dirigidas a las diversas autoridades correspondientes. Dos de esas bulas se conservan: una que contiene el nombramiento de Pedro Carranza Salinas como obispo (Ad Episcopum) y otra dirigida al clero de la nueva diócesis (Ad Clerum). Esta última suele ser erróneamente considerada la bula de la erección.

El primer obispo de Buenos Aires fue fray Pedro Carranza Salinas, O. Carm quien llegó a su sede el 9 de enero de 1621, tomó posesión de ella el 17 de enero y fue ordenado obispo el 29 de junio de 1621 en Santiago del Estero por el obispo del Tucumán (hoy arquidiócesis de Córdoba) Julián de Cortázar. El 26 de junio de 1622 Carranza proclamó la erección de la iglesia catedral de la Santísima Trinidad, única parroquia existente en la nueva diócesis (desde al menos 1601), que contaba con un curato de españoles y otro de naturales.​

El 18 de junio de 1634 fue creada la segunda parroquia de la diócesis, la de Todos los Santos en la ciudad antigua de Santa Fe.

Debido a que Felipe III dispuso en dos reales cédulas de 1625 y 1626 agregar a la gobernación del Río de la Plata los territorios de las misiones jesuíticas del Paraná y del Paraguay y en 1648 se fijó el río Paraná como límite de ambas diócesis. Sin embargo, como el obispo del Paraguay asistía a los pueblos misioneros al otro lado del río Paraná, una real cédula de 11 de febrero de 1724 encargó a los obispos de Asunción y de Buenos Aires que arreglasen los límites jurisdiccionales entre ambas gobernaciones y obispados de acuerdo á las erecciones de las iglesias y a la posesión y costumbre en que estuviesen. Los obispos designaron a los sacerdotes José Insaurralde y Anselmo de la Mata, quienes en el pueblo de Candelaria, el 8 de junio de 1727, pronunciaron un laudo que asignó al Paraguay las áreas bañadas por las vertientes del río Paraná y al Río de la Plata las áreas bañadas por el río Uruguay.​

El 28 de abril de 1815 el gobernador de la diócesis de Buenos Aires designó a Dámaso Antonio Larrañaga como cura y vicario interino de Montevideo. La Banda Oriental sufrió la Invasión luso-brasileña entre 1816 y 1820, recibiendo Larrañaga mayores poderes eclesiásticos sobre el territorio anexado a Brasil en 1817 como provincia Cisplatina, pero no separado de la diócesis de Buenos Aires. En 1824 el enviado papal Juan Muzi, acompañado del futuro papa Pío IX, designó a Larrañaga como delegado apostólico investido de todas las facultades propias de los vicarios capitulares en sede vacante para la Banda Oriental, quedando equiparado al provisor del obispado con sede en Buenos Aires y de hecho separado. Tras la independencia de Uruguay en 1828, la primera desmembración territorial que tuvo la diócesis fue la erección del vicariato apostólico de Montevideo (hoy arquidiócesis de Montevideo) 14 de agosto de 1832 por el papa Gregorio XVI.

El Congreso nacional el 25 de septiembre de 1855 sancionó una ley que habilitaba al Poder Ejecutivo nacional a iniciar los trámites civiles y canónicos para la creación de la diócesis del Litoral, comprendiendo las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes. La Santa Sede, sin embargo, no accedió pero a comienzos de 1858 llegó a Paraná Marino Marini con el título de delegado apostólico y arzobispo de Palmira y amplias facultades. El 4 de agosto de 1858 Marini creó el vicariato apostólico de Paraná (hoy arquidiócesis de Paraná), coincidente con el obispado creado por el Congreso con sede en la entonces capital de la Confederación Argentina.​ Fue la última desmembración territorial que tuvo la sede como diócesis.


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San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

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  Roque es un nombre de origen germánico que significa "fuerte como la roca" o "roca sólida". Este nombre refleja caract...