Iñigo
fue su nombre de pila, que luego cambiaría por Ignacio. Y Loyola fue su lugar
de origen, en el país vasco español. San Ignacio de Loyola perteneció a una familia importante en su tierra, desde niño
soñaba con ser un caballero de la corte y casarse con alguna dama de alcurnia.
Pero la vida invitaba al pequeño Iñigo a recorrer caminos distintos. Una bala
de cañón en la pierna cambiaría sus planes. De vuelta a la casa familiar y
después de leer vidas de santos, empieza su camino de conversión, proceso que
lo llevará a buscar nuevos horizontes.
"El peregrino", como Ignacio quiso denominarse, sale en busca de Dios, dispuesto a recorrer el mundo, primero como mendigo y luego como estudiante universitario. Barcelona, Jerusalén, Alcalá de Henares, Salamanca, París. Solo y a pie va recorriendo ciudades y encontrando gente para hablarles de Dios. Pero es solo cuando Ignacio comprende que lo importante no es hacer lo que él considera heroico, sino escuchar y dejarse llevar por la voluntad de Dios, que su vida cambia realmente.
Ignacio
gustaba de anotar cuidadosamente aquello que se movía en su interior. De ello
surgen sus “Ejercicios Espirituales”, gracias a los cuales logra consolidar un
grupo de amigos con sueños compartidos. Finalizados los estudios, y luego de
ser recibidos por el Papa, los “primeros compañeros” se reúnen en Roma y eligen
a Ignacio de Loyola como primer Superior General de la Compañía de Jesús. Aquel
Iñigo que soñaba con ser "Caballero del Rey" se había convertido en
servidor del “Rey Eternal”.
Esta semana arranca el Año Ignaciano,
el quinto centenario de una experiencia que transformó a Ignacio de Loyola para
siempre, y dio lugar a una espiritualidad que ha facilitado el encuentro con
Dios de multitud de personas de generación en generación. Es más que una
conmemoración. Además de recordar un acontecimiento histórico de importancia
universal, lo vivimos como una oportunidad de actualizar esa experiencia en
nosotros, en nuestra relación con Dios, con los demás y con la Creación.
Se celebrará en todo el mundo entre
el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Íñigo de Loyola en
Pamplona, y el 31 de julio de 2022, festividad de San Ignacio.
Los actos de estos primeros días
tendrán lugar en Madrid, Pamplona y Roma con un aforo muy reducido por motivos
de la pandemia, pero la mayoría de ellos serán retransmitidos online para que
el mayor número de jesuitas y personas de espiritualidad ignaciana puedan
sumarse.
Hoy 20 de mayo a las 18:00 h
comenzamos celebrando la Eucaristía de apertura del Año Ignaciano. Desde la
catedral de Pamplona, será presidida por el arzobispo de la diócesis, Francisco
Pérez González y concelebrada por el P. General quien pronunciará la homilía.
Será retransmitida por el Canal You Tube de la Compañía de Jesús en España
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