domingo, 15 de marzo de 2015

El modelo tradicional de la educación está agotado desde hace tiempo, por Xavier Aragay, director general Fundación Jesuitas de la Educación (FJE).





“El trabajo que hemos hecho desde hace cinco años se basaba en dos ejes: diagnóstico y proceso participativo”, explica a El Confidencial Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación (FJE). “Nuestro diagnóstico es que las pequeñas innovaciones no conducen a un gran cambio, ya que generan un gran estrés dentro de la organización que puede provocar que las cosas vuelvan a como estaban”. De ahí que decidiesen apostar a lo grande en los cursos de 5º de primaria y 1º de ESO donde el programa ha empezado a implantarse. “El modelo tradicional de la educación está agotado desde hace tiempo no sólo en la pública, sino también en la concertada”, añade Aragay, que pretende que Horizonte 2020 se convierta en un motor de cambio en la educación española. 

Un cambio bien recibido por la comunidad educativa Si algo resulta sorprendente de esta iniciativa, es la casi completa unanimidad con la que ha sido recibida por parte de la comunidad educativa, sea esta de izquierdas o de derechas, laica o religiosa. Como indicaba un artículo de Xavier Martínez-Celorrio publicado en El diario de l’educació, este es “el modelo disruptivo de una escuela democrática y creativa adaptada a los requisitos de la sociedad intercultural y compleja del siglo XXI”.


No es el único que aplaude la iniciativa. María Acaso, coordinadora de la Escuela de Educación Disruptiva de la Fundación Telefónica, defiende que es un movimiento “importantísimo”, a pesar de que reconoce haber publicado en su cuenta de Facebook un comentario en el que reconocía que habría preferido que hubiese ocurrido antes en la escuela laica. “Que la dirección de una institución tan grande como los jesuitas tome una decisión así y la ponga en funcionamiento como un movimiento global es un antes y un después”, explica. La mayor parte de reticencias provienen, de hecho, de los que arrugan la nariz ante el origen religioso y privado de la iniciativa (ante lo que Aragay explica que “en innovación no hay apriorismos”).


Precisamente, Acaso recogía en rEDUvolution. Hacer la revolución en la educación (Paidós Contextos) algunos de los avances propuestos por la FJE, como son el rediseño de las aulas, la relativización de la importancia de los exámenes o las reuniones con el alumno al principio y final de la jornada de trabajo. Algunas de estas propuestas se habían implantado ya en centros como el colegio Montserrat, dirigido por Monsterrat del Pozo, conocida como Sor Innovación, pero nunca se habían difundido a tal escala en nuestro país. 

El problema, recuerda Acaso, es que hasta la fecha las innovaciones eran limitadas y solían ser propuestas desde abajo por francotiradores, no al revés: “Los que innovaban eran profesores aislados que encontraban muchísimas resistencias”, recuerda. En muchas ocasiones, de forma subterfugia, al margen de la estructura del colegio y de la inspección: en España, el BOE establece contenidos, criterios de evaluación y estándares de cada asignatura que deben cumplirse a rajatabla. Pero, como recuerda Jordi Jubany, maestro, antropólogo y autor de Aprendizaje social y personalizado (UOC), “el planteamiento valiente y comprometido hoy en día es pasar el foco del enseñar al aprender, del protagonismo del profesor al aprendiz, de la comunicación jerárquica a la horizontal”. Y eso no suele pasar por un mero rediseño de las asignaturas

Desde que en 1523 San Ignacio de Loyola, fundara la Compañía de Jesús, esta se destacó desde sus inicios como una organización preocupada por la expansión del conocimiento y las nuevas formas de entenderlo. Es por ello, el alto honor que nos cabe a la Orden, "Caballeros de Su Santidad el Papa San Ignacio de Loyola" Declarar de interés este modelo educativo.





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