viernes, 13 de febrero de 2015

LATINOAMERICA ANTE UNA CRISIS QUE PUEDE TRANSFORMAR EN UN FUERTE CRECIMIENTO.







Sumario.

Introducción. La realidad latinoamericana. Hacia una nueva crisis. El fenómeno responde a causas conocidas. La cuestión social, de seguridad e institucional. La alternativa propuesta. La reubicación internacional. La prueba de fuego para su clase dirigente.

Introducción

En el presente artículo nos dedicaremos a analizar el futuro inmediato de Latinoamérica, como en el anterior lo hicimos con relación a la Unión Europea.

El interés del tema se encuentra en que -para  la región- finaliza un período de bonanza, derivado de los altos precios recibidos por sus exportaciones para entrar en otro, de franco descenso, acompañado de menores inversiones externas y la consiguiente contracción de sus economías. 

Frente a esta situación lo probable es que la región ensaye medidas defensivas clásicas,  todas de carácter contractivo, simplemente por la insuficiencia de recursos.

Yo propongo -por el contrario- que se enfrente la crisis  con un inmenso plan de transformación de su capacidad de producción, con enormes inversiones financiadas por los EEUU y Europa, principalmente, con la garantía de que aumentará la capacidad de pago de la región, impulsando el crecimiento económico de proveedores y receptores.    

La realidad latinoamericana. 

Latinoamérica es una región compuesta por 22 millones de kilómetros cuadrados -16% de la superficie terrestre- con algo más de 600 millones de habitantes, -el 8,5% de la población mundial y 6 billones de dólares de PBI nominal -8,2% del PBI total de los países-. Con respecto a EEUU, lo triplicamos en superficie, lo doblamos en población, pero producimos  sólo el 40% de su economía.

La sociedad latinoamericana está compuesta por países en desarrollo, generadora de productos primarios –mayoritariamente- pero con sectores industriales que abastecen sus mercados internos en productos intermedios y algunos de capital, pero componen sólo la minoría de sus exportaciones, siendo deficitaria  en tecnologías, servicios avanzados y capitales de inversión. Otras de sus características es su desigualdad social, explicable por la diversidad de sus orígenes culturales. 

El pueblo, nuestro principal capital, está compuesto por mestizos de nativos, europeos y africanos, en distintas proporciones -según las regiones-con una cultura media baja -para el trabajo, la obtención de los recursos para la vida, la organización social e institucional, el ejercicio del comercio, el uso de la tecnología moderna y el conocimiento científico y de las humanidades-.

Desde el punto de vista institucional muestra un desarrollo muy poco satisfactorio, en orden a la seguridad frente a la delincuencia y el narcotráfico y en materia de corrupción, así como deficiencias en los principales servicios  -educación, salud e infraestructura-.

En el orden político -si bien en general responde a una organización democrática y republicana- con excepción de Cuba, presenta deficiencias importantes en la calidad de las instituciones, la división de los poderes y el respeto de las libertades y  de las minorías. 

Latinoamérica ha tenido un crecimiento satisfactorio a partir de la Segunda Guerra Mundial, hasta el presente y un período particularmente favorable, entre el 2003 y el 2014, salvo la Argentina que tuvo un fuerte  desarrollo anterior y  muy lento después.   Pero la región  en conjunto, como partió de niveles muy bajos, se encuentra a gran distancia de los países desarrollados.

En estos últimos años se puede anotar un mejoramiento político en México al haber pasado de un sistema de un partido único a un sistema multipartidario y en general el haber superado los ataques de una guerrilla de ideología marxista -que hasta hoy compromete la paz interior de Colombia- pero que afectó también a Argentina, Perú, Chile, Brasil, Bolivia, Uruguay, Nicaragua y otros países, con diferente intensidad.

Esos conflictos -si bien se derrotó a la guerrilla, excepto en Colombia, provocaron interrupciones en el sistema democrático y dieron lugar a gobiernos de facto, de los cuales se volvió pacíficamente a los regímenes democráticos -o pseudo-democráticos- en la década del ochenta. Pero, el principal problema remanente de Latinoamérica es que, a pesar de los quinientos años de mezclas y combinaciones de razas y culturas aun no ha emergido una unidad cultural que unifique a todos los sectores, de tal manera que la desigualdad tiene sus bases en esas diferencias. El fenómeno no debe extrañar, porque en Europa la nueva unidad cultural, luego de la invasión de los bárbaros, llevó mucho más de quinientos años.

Se percibe -por ese motivo- una evolución despareja  entre los diferentes sectores sociales. De ahí que en  el campo científico se dan progresos, como los tres premios Nobel en ciencias de la Argentina o los de Literatura de Colombia y México, que  deben considerarse expresiones de sus clases más cultas y no una representación de la cultura media de sus poblaciones, como lo revelan los bajos promedios de los  exámenes PISA de la escuela primaria y media.
     
Hacia una nueva crisis. 

Lamentablemente, el panorama en el corto plazo y, en líneas generales desde el Río Bravo -en la frontera de México con EEUU- hasta Tierra del Fuego -con algunas ligeras diferencias por países-  se caracteriza por una abrupta caída de los precios de las exportaciones latinoamericanas.

El fenómeno se había registrado en forma general, como consecuencia de la crisis financiera del 2009, pero luego los precios se recuperaron -aunque el petróleo ya no alcanzó la cotización de 140 dólares el barril, pero sí el nivel de 100/110 dólares, que era muy retributivo. Sin embargo, en los seis últimos meses se precipitó hacia una rápida caída, manteniéndose actualmente por debajo de los 50dólares-.

La baja se proyectó a todas las materias primas un poco antes, aunque en forma más gradual, v.g. la soja, en un 50% y al cobre en un 30% -desde sus más altas cotizaciones-, pero afectó también a los demás granos, a la carne, los lácteos, el azúcar, el café etc., convirtiéndose en un fenómeno general que tendrá efectos regionales muy graves para todos los exportadores de materias primas.  

Solo por  las exportaciones de petróleo Latinoamérica perderá, en el año 2015, 100.000 millones de dólares, es decir el 10% de sus exportaciones totales. La reducción del precio de la soja le agregará otra pérdida próxima a los 50.000 millones de dólares. Y en el cobre, también respecto de su mejor cotización en el 2011 -a Chile y Perú, sus dos principales exportadores- le costará una pérdida de 15.000 millones de dólares. En total, en estos tres rubros se perderán 165.000 millones de dólares anuales, equivalente al 16% de las exportaciones totales latinoamericanas.   

Con anterioridad -desde el año 2003 en adelante- toda la región había sido favorecida por una valorización de las materias primas exportables hasta principios del 2014, con un paréntesis en el período 2009 por el efecto de la crisis financiera de los EEUU y Europa, de la cual se recuperó a partir del 2010.

Esta valorización cambió los términos del intercambio, porque mientras se valorizaban los precios de las materias primas en un 300% y hasta 400%,  como ocurrió con el cobre, el petróleo y la soja, se mantenían estables los precios de los productos manufacturados.

Resultaba cierta, de esta forma,  aquella advertencia que le escuché a Raúl Prebich en una reunión en Ginebra,  en 1966, que “el deterioro de los términos del intercambio para las  materias primas, no era una ley, sino la constatación de los hechos”, que él había realizado en lo sucedido en el comercio internacional, entre 1870 y 1930.

En el comercio exterior  argentino los términos del intercambio subieron esos años, de 90 a algo más de 140 -entre 2003 y 2013-, fenómeno que siempre trataron de ocultar los Kirchner, ya que le hubieran quitado sus falsos méritos -más favorable aún que en el período de fines de la segunda guerra mundial -1945/48-.  

Pero además, lo que agrava el problema comercial de referencia es que la baja de los precios de las exportaciones viene acompañada de un corrimiento de las inversiones en la dirección que indican los precios, es decir, que se orientan desde los países en desarrollo a los desarrollados.

Las inversiones externas en Latinoamérica -alrededor de 130.000 millones de dólares anuales- en su mayor parte se dirigen a Brasil, México, Colombia, Chile y Perú quedando relegados, desde hace varios años, Venezuela y Argentina, por sus políticas internas. Estas inversiones quedarán muy reducidas  en el 2015.
  
Estas oscilaciones en los precios internacionales y en las  inversiones externas,  producen naturalmente oscilaciones en los mercados internos latinoamericanos, expandiéndolos o contrayéndolos y de ahora en más, conoceremos la tendencia descendente.

El fenómeno responde a causas conocidas

Así como la reactivación del mercado internacional respondió a una causa conocida, que fue la recuperación de la economía del sudeste asiático, en particular de China -la región más poblada del mundo- que al incorporar a centenares de millones de personas a niveles de ingresos superiores, incrementó la demanda de alimentos y materias primas en general.

El fenómeno fue interrumpido por la crisis financiera de EEUU y Europa del 2007/2008, que se proyectó al 2009 y se recuperó a partir del 2010,pero no al mismo ritmo, en las diferentes regiones.

El problema del crecimiento de la China y de la India, si bien esta centrado en la recuperación de inmensas poblaciones de bajos niveles de vida, tiene diferentes prioridades, periódicamente, como el mejoramiento de la infraestructura y a ello se debe a que ajusta su comercio exterior.

Por otra parte, fue la innovación tecnológica descubierta en EEUU la que permitió explotar los grandes yacimientos de petróleo y gas shale -hasta ese momento inexplotables- lo que hizo que ese país, entre el 2005 y el 2013, aumentara la producción de petróleo y gas –equivalente- en 7,5 millones de pies diarios,  superando en un 74%  lo que produce toda Latinoamérica.

Este incremento, que se acompañó con otro menos importante -pero significativo- en Canadá, debía producir una revolución en el mundo y la produjofue la caída del precio en un 50%.  La iniciativa la tuvo EEUU, pero la política mundial la conduce Arabia Saudita, la principal productora a costos muy bajos, que resolvió que era necesaria la baja para parar el incremento de la producción en el mundo, desalentando todos los yacimientos que no pudieran producir a 50 dólares el barril. Esto afectó a Rusia en primer lugar, que entró en crisis, y al mismo tiempo paraliza las inversiones de Brasil en el mar, de la Argentina en Vaca Muerta, afectando a México en su nueva política petrolera.

Para Venezuela es causa de colapso.

Por la intensidad del fenómeno, ningún país puede estar totalmente resguardado, pero algunos se hallan en mejores condiciones, sustancialmente porque mejoraron sus estructuras productivas. Es decir, han ganado en competitividad internacional. El mejor  ejemplo es Chile.

Otro caso será el de México,  por su tratado de unión comercial con EEUU y Canadá, que transmitirá el dinamismo esperado de sus economías, debiendo cargar con el deterioro de los precios del petróleo y otras exportaciones.   

Para Venezuela. directamente se va a plantear una situación extrema por su total dependencia del petróleo y con ella se cortará su influenciasobre varios países del Caribe y de América Central.  En el orden interno debe llevar a un cambio de gobierno.
  Sin embargo, el termómetro de la situación regional la determinará Brasil, que reúne el 30% de la población y el 40% del PBI, con un muy bajo nivel de crecimiento en los dos últimos años y todavía le  falta lo peor.

Para Argentina no se alterará el panorama de deterioro del 2014 y en el cual la peor situación la sufrirá  el sector exportador, confirmándose la  pesada herencia que recibirá el próximo gobierno.

Un índice de las precauciones que ya han tomado los gobiernos, se percibe en las devaluaciones de las monedas, aún en ambientes de estabilidad de precios.  

La cuestión social, de la seguridad y del orden político.

Efectivamente, además de la situación económica, la situación de Latinoamérica es grave en el orden social, en el de la seguridad  y en el orden político, de los que nos ocuparemos seguidamente. 

a)      La cuestión social.

La CEPAL dice que la pobreza compromete al 28% de la población latinoamericana, pero personalmente pensamos que si en ese nivel se encuentra la de Argentina medida por la UCA, la de toda la región se debe encontrar en el 40%, como mínimo. Es decir, 240 millones de personas,una cifra inmensa.

En los períodos de bonanza internacional como el que vivimos entre el 2005 y el 2013, con el interregno del 2009, es posible que se haya beneficiado al 20%, es decir 50 millones de personas.

Ahora vamos a experimentar el proceso inverso, que es mucho más difícil. Al disminuir los ingresos por exportaciones e inversiones externas, el fenómeno se extiende como las olas en el agua, a todos los estratos sociales. 

b) La cuestión de la seguridad. 

El tema de la seguridad es el más grave en México y Centroamérica, el segundo de Colombia y  Venezuela, siendo importante  en Brasil y está creciendo en forma alarmante en la Argentina.

El país que registra el más bajo nivel de homicidios es Chile, con 3,2 por 100.000 habitantes. En el otro extremo se halla El Salvador, Honduras y Guatemala, con 68, 66 y 38. En cambio Nicaragua confiesa 5 y Costa Rica 10. Los grandes países de la región con altas tasas son México, Colombia,  Venezuela y Brasil entre los 23 y los 27 por 100.000habitantes.

Los países de Europa Occidental se hallan por debajo de del nivel del 1 por cada 100.000 habitantes y así han alcanzado una razonable cuota de seguridad. 

El problema de la corrupción, además de los daños económicos que provoca, afecta el prestigio de toda la clase gobernante, al punto de comprometer la estabilidad de los gobiernos.
c) Las violaciones al orden político.

Las violaciones a las libertades fundamentales comprometen la vigencia de la democracia y de la república en la región, tales los casos de la detención de los opositores, la persecución de la prensa independiente y de los periodistas, de la justicia, los que lamentablemente no encuentran protección en los organismos regionales, a diferencia de la Unión Europea.     

La alternativa propuesta.

En una situación de contracción económica, cualquier gobierno comienza por la reducción de los gastos, ante la lógica reducción de los ingresos fiscales, comenzando por aquellos de menor significación social, siguiendo por las obras menos necesarias, acentuando las restricciones de acuerdo a cómo evolucione la situación.

De acuerdo con el criterio que propugnamos, las reformas deben pensarse en función de la capacidad que tengan para contribuir a mejorar la capacidad productiva del conjunto económico, sin perjuicio de reducir los gastos superfluos, porque se trata de torcer el sentido contractivo de la crisis

Al respecto y teniendo en cuenta las características del conjunto de las economías latinoamericanas, propongo las siguientes medidas:

1)         Aumentar la financiación bancaria para todas las actividades productivas, ya que todos los países latinoamericanos -con excepción de Chile y Panamá- tienen un nivel muy bajo de financiación a la actividad  privada.
2)         Formular un plan de desarrollo de la actividad productiva y de la construcción de obras de infraestructura que no pueden financiarse con el apoyo bancario o recursos presupuestarios  propios, sobre la base de la renovación de tecnologías y equipamiento de las actividades con mayores posibilidades competitivas y proponerlo a los EEUU y Europa, para su provisión y financiamiento.
3)         Si tenemos en cuenta que la población activa latinoamericana llega aproximadamente a  300 millones de trabajadores, con más 180 millones de niños y jóvenes en edad escolar, una reforma educacional que comprenda toda esta población y esté dirigida a mejorar su productividad sirviéndose de los recursos de la informatización, sería una inversión con baja demanda de capitales y con  tecnologías disponibles, que podría cubrir -en poco tiempo- uno de los déficit más graves de la región, para el progreso en el mundo moderno.    
4)         Otra reforma de fundamental importancia y no muy alta demanda de fondos, es organizar en todos los países -menos en Chile- una fuerza policial federal para combatir los delitos violentos y el narcotráfico, que por sus recursos y medios esté en condiciones de derrotar en breve plazo a la totalidad de las organizaciones delictivas y apresar a sus miembros. Al respecto, todos los países latinoamericanos deben preparase para encarcelar hasta el 0,7% de su población, como lo tiene EEUU. México -por ejemplo- que tiene 238.000 personas como población carcelaria y debe tener 840.000, para poder superar la gravísima situación de inseguridad que enfrenta. Es decir, el primer paso debe ser que el Estado demuestre que puede garantizar la seguridad de todos sus ciudadanos y funcionarios. Simultáneamente se debe agilizar el procedimiento judicial, comenzando por crear tribunales suficientes  y crear el sistema carcelario para la población mencionada.       
5)         El Estado debe también garantizar la eficiencia en todas las funciones que cumple. La medida para esto es imponer la selección para el ingreso y el ascenso de los funcionarios mediante exámenes ante tribunales independientes. Esta es una práctica sin excepciones en todos los países desarrollados y absolutamente indispensables en los países en desarrollo.
6)         El combate contra la corrupción solo es posible si se establece un contralor de los actos administrativos previos a su aprobación por un organismo independiente del poder administrador. En la Argentina este organismo es un Tribunal cuyos miembros los elige el propio poder administrativo.  
7)         Otro procedimiento muy útil para transparentar la actividad administrativa y judicial es la informatización de todos los actos de la administración y la justicia, de manera que se tenga acceso a ellos y se pueda recurrir por Internet.          

IV El correcto encuadre internacional.

El otro realineamiento que debe emprender Latinoamérica es en el orden de las relaciones internacionales. Desde fines de la Segunda Guerra Mundial, por influencia de los populismos, con agregados ideológicos nacionalistas y marxistas, hubo una generalizada tendencia a oponerse a la vinculación con los EEUU y Europa Occidental, para buscar relaciones con países “no alineados” o sostenedores de “terceras posiciones”, que en realidad  eran un conjunto de naciones que no guardaban ninguna complementariedad ni afinidad con la región y, en consecuencia no le podían aportar nada o muy poco. 

Esta tendencia persiste hasta la fecha y se manifiesta claramente en la inclinación a fortalecer la CELALC en vez de la OEA, o formar el Grupo ALBA sostenida por Chávez y hoy en extinción, por la situación de Venezuela. La importante presencia de China contribuye a agregar confusión en el panorama.

Razonemos con realismo: para encontrar la correcta orientación de la política exterior de Latinoamérica, con 22 millones de kilómetros de superficie, carente de obras de infraestructura y 600 millones de habitantes -con 240 millones de pobres y una producción por habitante insuficiente-  requiere para su transformación en una región desarrollada, capitales y tecnologías, en un volumen que solo EEUU y Europa lo pueden proveer. Los grades mercados asiáticos son muy importantes para colocar sus exportaciones de materias primas.  

Latinoamérica debe construir su infraestructura, comprar matrices modernas para su industria, para hacerla competitiva y atraer grandes inversiones para desarrollar su minería, incluida el petróleo y el gas y esto no se puede hacer sin los EEUU y Europa. En la misma forma que China debió recurrir a EEUU y Europa para transformarse, Latinoamérica no tiene otro camino.

El desafío a la clase dirigente latinoamericana

Conducir los países latinoamericanos durante el período 2003/2014 tuvo sus méritos, la prueba es que algunos como la Argentina y Venezuela cometieron grandes errores, pero será mucho más difícil conducir la región  en el período que viene. Si los gobernantes se limitan a seguir los acontecimientos,   enfrentaremos un período de contracción, con sus proyecciones económicas y sociales. Para la Argentina la contracción será más aguda, por la devaluación y la corrección de la inflación, y para Venezuela será directamente caótica.

La clase dirigente de toda la región debe realizar un esfuerzo para que por su propia iniciativa se cambie el curso del proceso y, utilizando todos sus recursos y los que pueda obtener -en particular de EEUU y Europa- sobre la base de un plan que debe elaborar fundado en el recíproco interés, se haga el intento de transformar a Latinoamérica de una región en desarrollo, en una región desarrollada.   

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