orden de los caballeros de
su santidad el papa
"san ignacio de loyola"
noticias del vaticano
El Papa Francisco recibió en una audiencia especial en
Francisco dejó en
claro sus intenciones de encontrar a Hernández y la diplomacia vaticana hizo
funcionar los mecanismos para que las autoridades israelíes, que asedian la Franja , permitieran la
salida del párroco argentino de la Sagrada Familia.
Dos monjas
argentinas que habían salido de Gaza al comenzar el conflicto fueron
autorizadas a regresar. El padre Hernández se negó a abandonar la parroquia
pese a las sugerencias de que se fuera porque su incolumnidad estaba en grave
peligro después de que tres misiles cayeron cerca del templo. El Papa mando
varios mensajes con abrazos y bendiciones a los cristianos. "Que Jesús los
bendiga y la Virgen Santa
los cuide", escribió.
La radio Vaticana
entrevistó después de la audiencia al padre Hernández. He aquí el texto del
diálogo:
-¿Como fue el intenso coloquio con su compatriota Francisco?
-Para nosotros es
una gracia. No es la primera vez. Durante la guerra, el Papa Francisco estuvo
siempre cerca de nosotros. Hasta nos mando un e-mail que enseguida traducimos
en árabe y que llegó así a toda la comunidad cristiana, que se lo agradeció
enormemente. Un pensamiento así en momentos tan duros en un consuelo enorme, un
alivio. Y ahora el hecho de que nos haya llamado para un encuentro personal con
él, para hacer sentir su cercanía hacia nosotros, su palabra, su aliento y ser
la sal de la Tierra
de Gaza.
-¿Hay alguna palabra del Papa Francisco que le ha impresionado
particularmente en este encuentro?
-Es justamente la
palabra sobre el testimonio cristiano. Me dijo: "El Evangelio exige los
sacrificios que Jesús pide a cada uno de nosotros, en distintos lugares. A
ustedes les toca testimoniar a Jesucristo allí, en la tierra que lo ha visto sufrir,
que lo ha visto morir, pero también lo vio resucitar. Entonces, ¡fuerza,
coraje, adelante!". Estas son las palabras del Papa Francisco que nos han
verdaderamente tocado.
-O sea que le dio sobre todo palabras de aliento, a mantener su
testimonio fuerte en esta tierra lacerada por el dolor...
-Sí. Sobre todo en
la vida vivida en el dolor. El Papa Francisco es consciente del hecho de que
somos una minoría: hablamos de 1.300 cristianos sobre una población de casi 2
millones de habitantes. Hay 136 católicos. Nuestra parroquia de la Sagrada Familia
comprende 136 fieles. Nuestras relaciones con los ortodoxos son absolutamente
buenos. Nosotros no hacemos ninguna diferencia. Esto es ya resabido. Vamos
adelante así.
-Claramente el Papa Francisco se ha Francisco ha empeñado él
mismo por la paz en Tierra Santa con su viaje. Recordemos la imagen tan fuerte
en el Muro de Belén. Y después con el encuentro de paz aquí, a pocos metros, en
los Jardines Vaticanos. ¿Cómo es percibido por los no cristianos este
compromiso de Francisco, incluso a la luz del encuentro con usted de hoy que
destaca su gran atención?
-Es un empeño de
vida, un empeño existencial y concreto para decir que la paz es posible, que
los dos pueblos pueden vivir en paz, testimoniando sobre todo al príncipe de la
paz, que es Jesucristo. Los frutos de la peregrinación del Papa Francisco a
Tierra Santa (en mayo-junio) los vemos ya ahora y los veremos más adelante: el
hecho de haber conquistado los corazones de las personas, de haber puesto su
palabra buena para todos y para los dos Estados, ha sido para nosotros una
gracia enorme.
-Ahora hay una tregua, después de tantos muertos y tanta
violencia. ¿Qué esperanza hay por esta tregua? ¿Qué espera el pueblo, los
fieles de la parroquia?
-Nosotros esperamos
que sea duradera, larga, para siempre. Basta ver el sufrimiento de los dos
pueblos. Es necesario comprender una cosa: una guerra no la gana nadie. Nadie.
Cada una de las dos partes deberá pagar las consecuencias, unos de un modo,
otros de otro. Pero todos perdemos la guerra. Esperemos que Dios nos bendiga
con la fuerza necesaria para volver a comenzar.
-¿Qué llamado se siente de hacer para su gente, para su tierra?
-Sobre todo tratar
de construir la paz y la justicia. La paz es posible pero exige sacrificios,
testimonios, el reconocimiento del prójimo. Pero es posible. Sobre todo para
los cristianos. Nosotros los cristianos somos fieles al Príncipe de la Paz , en el país de Jesucristo.
Pensamos en Israel. Pensamos en Palestina. Yo quiero agradecer a tantas
personas que en todo el mundo nos han sido vecinas. Sobre todo los enfermos,
que ofrecieron sus sufrimientos, orando y suplicando por esta paz. Nosotros en
nuestra parroquia rezamos por las personas que oran por nosotros, sea en la
misa, sea con el rosario, sea en la adoración eucarística.
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