Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios. Herederos de Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañía de Jesús una de las órdenes religiosas más importantes y controvertidas de la cristiandad; efectivamente, un grupo muy influyente a nivel mundial.
(dijo Lord Maculay)
Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Lima, 31 de julio de 2014
Alguien dijo definió el especialista como
aquel que sabe casi todo sobre casi nada. A medida que aumenta la acumulación
de conocimientos por la humanidad, la mente humana va encontrando su límite. El
conocimiento enciclopédico se va haciendo cada vez más difícil y vamos entrando
en el reino de las especializaciones. Es imposible acumular tanta información
en el cerebro.
El peligro es que esta fragmentación del
conocimiento pierda de vista que la realidad es una sola, donde todas las
funciones están integradas e interrelacionadas.
Las computadoras han venido al rescate de la
mente humana. Ellas acumulan los conocimientos. Nos toca a nosotros
relacionarlos, integrarlos, y crear nuevos combinando de nuevas formas lo ya
conocido. El saber individual es menos importante que esta capacidad creativa
de relacionar e integrarnos para responder a las preguntas que nos hacemos.
Cuando se acumulan las informaciones tenemos
el peligro de perdernos en las hojas y no ver el bosque. Que nuestro trabajo
por sectores pierda de vista la integralidad de la realidad. Los sectores son
una construcción mental que fragmenta la realidad para poder conocerla mejor.
Pero si no complementamos este proceso analítico con una visión integradora,
perdemos de vista el objetivo. Un médico especialista no puede prescindir de la
totalidad del paciente, porque puede tener otras complicaciones de salud, o
estar afectada por depresión o pérdida de memoria, y con un diagnóstico
acertado pero parcial, puede no acertar en el tratamiento.
La mirada global tiene que ayudarnos a ver la
realidad en su complejidad y obligarnos a actuar intersectorialmente. Por eso
el conflicto, la incomunicación o la competencia entre sectores siempre trae
como consecuencia el debilitamiento de nuestra acción.
Nuestro proyecto apostólico común (PAC) tiene
esto muy presente. Dice expresamente:
“El sentido más específico de la propuesta es
su carácter transversal. Pretende entrelazar sectores, redes y centros
interprovinciales en torno a las prioridades, objetivos y acciones que se
establecen en el PAC, e involucrarlos conjuntamente en la elaboración de
proyectos concretos. La fecundidad de nuestro servicio dependerá, en buena
medida, de la capacidad que tengamos para articular y colaborar entre las
diferentes instancias apostólicas existentes, en cada una de las Provincias y
Regiones como a nivel de América Latina y el Caribe. El Proyecto Apostólico
Común debe generar sinergias que, además de incrementar el impacto de nuestras
acciones, nos impulsen a crecer como un único cuerpo apostólico.”
Muchas Provincias al organizarse en
plataformas apostólicas han fortalecido esta visión intersectorial. No se trata
de eliminar la riqueza que aporta la especialización para la mejora de la
calidad de nuestra acción, sino de integrarla en una visión multidisciplinar
que invite a un trabajo en equipo entre los distintos sectores para transformar
una realidad única y compleja.
El enfoque intersectorial busca tejer las
redes, que tienden a ser más especializadas, con un enfoque sistémico, que percibe
la realidad orgánicamente interrelacionada. No es fácil el trabajo de tejer
redes horizontales con estructuras verticales de distintos colores o sectores,
para obtener un paño de acción con el diseño adecuado. Eso nos exige escucha
atenta, profundización sobre la realidad y nuestra misión, coordinación y
planificación estratégica y trabajo en equipo. A veces no estamos acostumbrados
a un tejido tan fino y exigente y nos dejamos llevar por el activismo
superficial e individual. El PAC nos invita a emprender otro camino. Ninguna de
las prioridades lo es para un sector. Son para que todos los sectores las
enfrenten interdisciplinariamente.
Y muchos lo han asumido con entusiasmo. Ahí
está la respuesta a la Campaña de Hospitalidad propuesta por la Red Jesuita con
Migrantes; el compromiso deIgnacianos por Haití emprendido
por FLACSI; el Plan de Formación para la Colaboración,
hecho con la cooperación de varios sectores; la campaña de incidencia Por una Educación de Calidad Para Todos y Todas; los proyectos Caribe y Panamazónico; la coordinación del
sector de pastoral juvenil y vocacional con los de educación y parroquias: y
muchos ejemplos más.
Hemos adoptado un enfoque sistémico abierto,
conscientes que la realidad en que realizamos nuestra acción no es un coto
cerrado, sino un campo abierto a múltiples y diversas influencias, que nos
retan a comprender su complejidad y a actuar junto a otros aliados, conscientes
de que entramos en un sistema más amplio y con multiplicidad de actores.
Ciertamente somos un sistema en el que cuanto
más los miembros estamos entusiasmados con nuestra identidad jesuita y más
comprometidos con nuestra misión, concretada en un proyecto apostólico común,
más eficaces seremos en alcanzar las metas que nos proponemos.
Esta perspectiva integradora se hace necesaria
en un mundo “líquido” en el que las personas tienden a adaptarse a los valores
que les vende el mercado, en el que “en lugar de transformarse en
proyectos de largo plazo y alcance, los deseos tienden a privilegiar programas
con resultados inmediatos e inmediatamente concretos. ¡Los experimentos
sustituyen las experiencias de vida! De allí resulta que las ideas como amor,
amistad, matrimonio, familia, justicia, derecho, solidaridad, vida consagrada,
entre tantas otras, con frecuencia se disuelvan, se pulvericen, se derritan, se
licúen. Relaciones superficiales, transitorias y descartables prevalecen sobre
relaciones sólidas, dispuestas sobre cimientos igualmente sólidos”[1].
De ahí la importancia que aprendamos a
trabajar con otros de manera intersectorial. Los actores solitarios terminan
dando palos de ciego a una piñata que cada vez se les aleja más.
P.
Jorge Cela, S.J.
Presidente de la CPAL