La Orden Militar de Caballería Ligera del Papa, es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, colaboradores en la obra de Dios y de los Jesuitas en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos , el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.
(dijo Lord Maculay)
Se dedicaba a los gastos de la guerra contra los infieles
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◊ RV - Desafiar todas las formas de injusticia e impulsar un ideal común de fraternidad y solidaridad en especial con los más pobres, fue la invitación del Papa Francisco a los participantes en el Encuentro de la Junta de los Jefes Ejecutivos de Naciones Unidas, encabezados por el Secretrario General Ban Ki-moon, a los que recibió en la Sala del Consistorio. “No deja de ser significativo que este encuentro se realice pocos días después de la solemne canonización de mis predecesores, los Papas santos Juan XXIII y Juan Pablo II. Ellos nos inspiran con su pasión por el desarrollo integral de la persona humana y por el entendimiento entre los pueblos”, destacó el Obispo de Roma. El Papa hizo hincapié en la validez del trabajo de coordinación de esta Junta que “no debe perder de vista lo que los pueblos merecen y no se debe conformar nunca con los resultados obtenidos sino empeñarse cada vez más”. Y afirmó que, en el caso de la organización política y económica mundial, lo que falta es mucho, ya que parte importante de la humanidad continúa excluida de los beneficios del progreso y relegada a seres de segunda categoría:
«Se trata, en particular, de desafiar todas las formas de injusticia, oponiéndose a la “economía de la exclusión”, a la “cultura del descarte” y a la “cultura de la muerte”, que, por desgracia, podrían convertirse en una mentalidad pasivamente aceptada».
Francisco tomó el episodio del Evangelio de San Lucas que habla del encuentro del publicano con el rico Zaqueo quien, gracias a la mirada de Jesús, optó radicalmente por el compartir y la justicia:
«Éste es el espíritu que debería estar en el origen y en el fin de toda acción política y económica. La mirada, muchas veces sin voz, de esa parte de la humanidad descartada, dejada atrás, tiene que remover la conciencia de los operadores políticos y económicos y llevarles a decisiones magnánimas y valientes, que tengan resultados inmediatos, como aquella decisión de Zaqueo. ¿Guía este espíritu de solidaridad y condivisión todos nuestros pensamientos y acciones?»
Por encima de los sistemas y las teorías económicas - dijo el Obispo de Roma - se debe promover una apertura generosa, eficaz y concreta a las necesidades de los demás:
«Jesús no pide a Zaqueo que cambie de trabajo ni denuncia su actividad comercial, sólo lo mueve a poner todo, libremente, pero inmediatamente y sin discusiones, al servicio de los hombres. Por eso, me atrevo a afirmar, siguiendo a mis predecesores que el progreso económico y social equitativo solo se puede obtener uniendo las capacidades científicas y técnicas con un empeño solidario constante, acompañado de una gratuidad generosa y desinteresada a todos los niveles».
Alentándolos a proseguir en su trabajo el Papa los invitó a una verdadera movilización ética mundial, con especial atención a los más necesitados:
«Les invito a promover juntos una verdadera movilización ética mundial que, más allá de cualquier diferencia de credo o de opiniones políticas, difunda y aplique un ideal común de fraternidad y solidaridad, especialmente con los más pobres y excluidos».
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