La Orden Militar de Caballería Ligera del Papa "San Ignacio de Loyola, es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, colaboradores en la obra de Dios y de los Jesuitas en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos , el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click..
Quiénes somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.
(dijo Lord Maculay)
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¿Cual es tu fuego, Orden de de Loyola?
"Dejen sus lámparas encendidas y listas" dice Jesús en el Evangelio de hoy. "Estar ceñidos" significa estar listos para la acción. ¿Está la luz de Cristo dentro tuyo "ardiendo lista"? No sólo encendida, sino ¿lista para unirse al Maestro en una aventura para conquistar el territorio de la oscuridad?
¿Cuál es el fuego en ti? ¿Qué te apasiona que pueda ser útil para el Señor? Un fuego no puede quemar por mucho tiempo sin la gasolina del deseo.
Si estás inseguro sobre lo que el Señor quiere hacer a través tuyo, que ayudará a llenar este mundo con su luz y hacerlo más celestial, busca el fuego que hay en ti. Dios lo puso allí.
Busca el fuego que arde por causa de los sufrimientos que has soportado. Busca cualquier deseo ardiente: ¿qué desearías hacer secretamente (o abiertamente) por el reino de Dios, en tu parroquia, en tu casa, en tu trabajo? Cuando te imaginas haciéndolo, ¿se te acelera el corazón con un anhelo vigoroso? Si es así, tú has encontrado tu llamada. No pases por alto este fuego. Dios lo puso ahí para su propósito y sus planes.
El camino que Él ha colocado delante de ti puede no ser muy claro, pero ¡coloca un pie adelante y comienza a moverte! Jesús revelará el siguiente paso y luego el siguiente y luego el siguiente.
Si tú eres como yo, tú quieres correr delante de Él por toda la pasión que está latiendo en tu alma, pero debemos dejar que Jesús lidere el camino.
Si te sientes incapaz y abrumado por la tarea por delante, mira bien la primera lectura de hoy: "donde el pecado abunda, sobreabunda la gracia." La gracia de Dios, combinada con tu pasión, hará una diferencia en este mundo, a pesar de lo pequeña e insignificante que parezca tu luz.
El poder de Dios sobrepasa tan grandemente todo lo malo, y su amor y preocupación por nosotros es tan fuerte, que cuando apagamos nuestras llamas con nuestros pecados, Él nos proporciona la gracia en el Sacramento de la Reconciliación y en el Rito Penitencial de la Misa. Si, por ejemplo, tú necesitas ayuda en amar a alguien que está causándote problemas, pídele a Dios que te de su amor sobrenatural por esa persona, y por Su gracia tú lo recibirás. ¡Realmente lo harás!
La gracia abundante de Dios está siempre lista para incrementar nuestra fe, fortalecer nuestra determinación, y hacernos ganadores cuando decimos no, a lo malo y sí, a la bondad de Dios. Sin embargo, para hacer uso de esta gracia, debemos estar "listos para arder", ansiosos.
Para tener éxito conquistando los territorios de la oscuridad, tenemos que sentirnos tan apasionados, que la luz de Cristo brille ardientemente en nosotros.
No somos nosotros los que cambiamos el mundo. Es la presencia de Dios en nosotros, quemando como un horno en el cual ningún mal puede sobrevivir. Todo lo que tenemos que hacer es (1) estar ardiendo listos y (2) seguir a Jesús en cada paso del camino.
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