Es interesante, pero no novedoso, cuantos hablan sobre el tema de lo militar, para opinar, señalar o determinar algunas situaciones vinculadas a nosotros.(1) De pronto, por un hecho circunstancial, originado en el hacer o la conducta de un militar, se despiertan politólogos, comentaristas o intelectuales, para evaluar lo sucedido, describir las acciones y, lógicamente, predecir sus consecuencias. Por ello resulta valido y, quizás, interesante, referirse al "ser" del militar que no es el "ser militar", sino el ser como esencia y sustancia de nosotros. Ser militar es un honor que dispensa la sociedad a algunos, a los que confía la defensa de la soberanía de la Nación, permitiéndonos (como diría Carlos Pellegrini) estar armados en medio de los civiles. Lo que no se dice o, quizás, no se conoce, es que este honor esta condicionado férreamente, lo que alcanza, no tan solo a lo físico, sino a la espiritual. El militar asume y acepta su entrega plena y total a un servicio que hasta le impone "dar la vida" en defensa de la Patria, pero también le encuadra los valores de la "libertad" (condición castrense) y lo obliga absolutamente al deber. Ser militar es una vocación similar a la de ser sacerdote, ya que ambas, tienen en su esencia, un servicio total y absoluto, destinado en plenitud a la Patria o a Dios. Ser cura o ser militar, no es fácil, sino, en ocasiones, de una crueldad desmesurada que solo tiene como composición la sensacion del deber y el servicio cumplido.
El "soldado" es la figura e imagen clásica que se proyecta, avalada por la historia y sublimada por la realidad, en la cual el militar se transforma en héroe y campeón, que lucha, combate, ataca y se defiende, como una lanza punzante y un escudo acerado, convertido en el "brazo armado de la Patria". Allí aparecen las figuras sublimes que cada sociedad expone en sus bases de identidad. Para nosotros, sin dudas, esta el General Don José de San Martín (2), rodeado de aquellos guerreros inmortales, como Dorrego, Lavalle, Güemes y Balcarce, junto a la inmaculada presencia de Belgrano. Ellos, y los cientos de soldados que llevaron al Mundo el mensaje de las armas patriotas al inicio del Siglo XIX, afirmaban y sostenían el origen y nacimiento de nuestro pueblo sacrosanto, son la figura idealizada que tenemos los argentinos de nuestros militares. reditadas en el ayer, con otros de la talla de Savio o Mosconi, a las que deberían adicionarse otros anónimos, que han descollado en las mas diversas actividades y funciones en los mas distintos campos que les requería o impuso la sociedad. Algo que diseño a nosotros los militares en el Siglo XX y que se perdió en el actual, es el "contacto" e "integración"! con la sociedad de la que somos parte. Creo que la "suspensión" del Servicio Militar Obligatorio (cuyo origen fue de nosotros mismos) ha sido funesta. El ejercito "de paz" era una real escuela de formación y esta tarea docente justificaba plenamente nuestra existencia. La gente nos conocía "directamente" (con sus apoyos y/o criticas) y los temas de los militares no eran "analizados" por "intelectuales" o "comentaristas". Los jóvenes de hoy no saben de nosotros, sino lo que se les dice y cuenta, lo que es malo para la sociedad y "terrible" para los militares. Se olvidan que llegaban a los cuarteles ciudadanos que no hablaban castellano o analfabetos, que por primera vez vivían en comunidad y que se hacia la "revisación medica", que era el mejor catrasto sanitario que existía. Hoy la gente se queja de los jóvenes "nini" (ni trabajan y ni estudian) que podrían estar en los cuarteles aprendiendo oficios o conociéndose mutuamente para encarar con mayores posibilidades los avatares de vivir.
El Mundo esta en un acelerado cambio social, técnico y, consecuentemente, cultural. La evolución y el progreso, cambio aquellos patriotas armados, que regaron con su sangre las pampas y los cerros, por la figura desarrollada del militar contemporáneo que, en esencia, espiritualmente, es lo mismo, pero, físicamente, se adapta a una sociedad diferente y a una cultura que permanentemente se modifica. Este proceso, hace incluir en el "soldado" , que siempre también es "ciudadano", un nuevo perfil, como tal, ya queda sujeto a la sociedad que integra y participa, bajo las normas y disposiciones de la ley. Sin embargo, la necesidad orgánica, nos impone (o debe imponer) que sus "derechos y obligaciones" constitucionales, adquieran una modalidad especifica determinada. Esta realidad de relación entre la ley y el militar se repite en todos los países, no tan solo por la necesaria orgánica de las fuerzas armadas, sino por el simple hecho de las responsabilidades asignadas que exceden totalmente a la de los particulares. Cabe aclarar que aquellos países que han intentado, en una suerte de "liberación", modificar estas bases y conductas, han tenido que reimplantarlas o, en los casos que no lo hicieron, han pagado cruelmente el desvarío. No es posible "civilizar" un cañón o un fusil, y, lógicamente, a quien lo usa que, materialmente, esta vinculado de manera tal que resulta una simbiosis absoluta.
La carrera militar no es el transito por una avenida de dulzura y calidez, sino el desarrollo de una vida enmarcada en el rigor y las exigencias por el "servicio". Ello no deja que la voluntad "individual" se imponga ya que requiere y solo existe la del "cuerpo". Todo se une y contrae, bajo la sombra de la disciplina, la obligación al deber, la relación de la subordinación y el interés general sobre el de la persona. La formula castrense de "subordinacion y valor", a la que se responde "para defender a la Patria", es una síntesis acabada plenamente demostrativa. Los reglamentos y la estructura orgánica, actúan como una corriente de avance permanente, que eleva grados y funciones, como una constante. Cada grado tienen sus exigencias para alcanzarlo y disminuye en su cantidad, en una pirámide que se estrecha cuanto mas elevada esta. Aquel que llega a cumplir el tiempo de su grado, seguramente, también cumple las exigencias básicas del grado inmediato superior, pero las vacantes son menores, por lo que, mas que elegir los que serán promovidos, las Juntas de Calificaciones, tienen que determinar, algunas veces por detalles, los que no serán ascendidos. Se da, en algunas ocasiones, que priva el "concepto ambiental" (un eufemismo que puede ocultar preferencias) sobre la "valorización" profesional "matemática" de muy difícil aceptación, pero que es una realidad. La total exposición de la vida militar, hace que lo privado sea publico, que lo personal sea de conjunto y que los éxitos o fracasos estén expuestos sin cobertura a la vista de todos. La simple exposición clásica de los "sobrenombres" entre camaradas, es un crudo perfil de que acompañara a cada persona y, en ocasiones, sera una suerte de condicionamiento de sus calidades y capacidades.
El militar esta bajo un régimen absoluto que lo acompaña en toda actividad, que, en sus alcances, va mas allá de lo que puede considerarse como profesional (3) tanto que cubre a sus familias, amistades, ambientes, episodios aparentemente intrascendentes, antecedentes de su pasado algunas veces minúsculos, etc. Cada año, todo lo realizado queda grabado en su calificación, en la que intervienen toda la linea directa de superiores, que reflejan, con sincera crueldad ,su valorización, pues saben que el mismo sera a su vez considerado, por lo que ha realizado. Lo que se desconoce es que, cuando se llega a una cierta jerarquía (Oficial Superior) ,aparece una nueva y diferente valorización, que puede o o tener en cuenta todo lo pasado ,y que define el futuro (ascenso) desde un punto de vista nuevo y diferente: el político. (Acuerdo del Senado). Ya no se juzga un pasado profesional, por mas brillante que el mismo sea, sino que se valora (subjetivamente) que es lo que se piensa hará mañana desde el punto de vista político. La cuestión se agrava y agiganta ya que, no tan solo opinaran los funcionarios o legisladores, sino que concurrirán, particularmente como oposición, toda organizacion o persona que se siente interesada o involucrada. Esta "duda" que esta en poder de todos, si bien tiene un correcto origen, puede, sin dudas, ser usada erradamente por intereses que pueden o no ser expuestos y declarados. En esta "valorización", es de destacar, obra un factor que se intenta que a lo largo de la carrera militar no exista en su personal: la política. Aquí aparece, algo que se debe conocer y comprender, el militar que a lo largo de décadas actuó conforme lo que se le exigía, se encuentra en una clara desventaja con aquel que se aparto de las normas y tiene una definición política dada (4).
Esta trasmutación de los parámetros "castrenses" puede sorprender, pero no deba alarmar, pues tiene su razón y su lógica. El militar que llega a una elevada jerarquía (Coronel y general) sin que se lo proponga, pero como una consecuencia, pasa a ser un "dirigente" dentro de la sociedad, ya que escapa de los muros de los cuarteles y se proyecta al medio en el que actúa. Sucede el mismo fenómeno que aparece en las universidades, cuando los profesores dejan de ser catedráticos y se convierten en sus directivos o en la misma Iglesia Católica cuando los curas dejan de ser "pastores" y alcanzan los rangos de los "obispos". En estos casos, la relación interna se transforma en externa, es decir escapa del medio y se ubica en el ambiente. El problema esta en que esta mutación de responsabilidades y obligaciones no esta claramente expresada, lo que lleva a una confusión negativa que obra en desmedro de acciones y tareas que se han modificado por las nueva responsabilidades.(5)
Si bien el viejo refrán dice que "cuando la política entra a la escuela, la educación sale de la misma", la realidad es que la política "siempre" influye en todas relaciones humanas, y, consecuentemente, también el ámbito militar. El militar, naturalmente, como ciudadano, goza de algunos derechos, como el "voto", pero le están negados algunos, como la participación política para aquellos que están en actividad, pero, no es un individuo ajeno al ambiente sociopolítico de su comunidad, ya que es parte de la misma. No es concebible que el militar se agrupe como un partido político, ya que seria igual que lo hagan los médicos o los ingenieros, pero si es conveniente que participen en los partidos políticos, en los que se fracciona electoralmente la sociedad, ya que llevaran a los mismos una visión especifica, que no es la común entre los civiles. No debe tenerse dudas que todo militar, basada en nuestra "formación militar", tenemos en la mente y corazón, claras y permanentes ideas vinculadas a la Patria y originadas en la sociedad que se sirve y de la que se es parte, lo que constituye, el "ser" del militar. Es conveniente reiterar que debe saberse que durante toda la carrera se aspira e impone que el militar no participe de las pujas políticas partidistas, pero ello , en realidad, le estará condicionado cuando llega a las altas jerarquías, donde ya no sera juzgado y considerado como profesional, sino bajo un perfil político definido por lora que deja de ser un mero integrante de las fuerzas armadas y llega a un nivel de dirigente que lo condiciona específicamente.
Una evaluación sincera y honesta de quienes han ocupado los mas altos cargos en las fuerzas armadas, muestra que se trata de militares de una alta calificación profesional, pero, en la mayoría de los casos, se puede percibir un cierto grado de "acercamiento" a la agrupación política gobernante. Es decir, las mas altas jerarquías de militares, en su razonable posición de dirigentes, casi siempre tienen, han tenido y tendrán, por las características clásicas de los gobiernos, aproximacion política con el partido que esta en el gobierno. El "ser" del militar, consecuentemente, no se estructura exclusivamente por su origen y raigambre, sino que esta íntimamente condicionado a una serie de factores, como puede ser, entre otros, la evolución de los armamentos, pero, sin dudas y con seguridad, tiene directa y determinante influencia la política partidista , por eso cuando se los juzga o analiza, aquel que lo haga, tiene que hacerlo dentro de cada circunstancial escenario o situación especifica.
Esta diferencia en el actuar la percibe mas el subordinado militar que la sociedad en general. Se siente que aquel que le fuera modelo y ejemplo "castrense" adquiere una nueva fisonomía que se asemeja a los políticos y no a la deseada figura del soldado, bajo la cual fue contemplada antes. Lo grave de la cuestión se presenta cuando la opinión publica es la que califica, ya que lo hace considerando, como lo hacen los subalternos. al militar como soldado, y no saben que cuando alcanza cierta jerarquía, adquiere, como ya se explico, la de dirigente , dado a que su valorización básica se modifico y es política.(6). Ser militar es un honor que confiere la sociedad a aquellos que tienen vocación de servicio, lo que implica que si bien son ciudadanos iguales a los de la comunidad, tenemos una responsabilidad especifica: servir a la Patria, pero, este servicio, que se espera sea netamente castrense, durante los tiempos de paz, esta condicionado por un factor ajeno a las fuerzas armadas, que es el accionar de la política partidaria que, una vez que es gobierno, aspira, exige, obliga y condiciona a los mandos, conforme sus objetivos, fines y aspiraciones. y. aunque ello duela, es, lamentablemente, una realidad que la sociedad debe conocer.
Notas: (1) Es posible que este análisis coincida o no con el que pueden eventualmente hacer otros militares, pero, sin dudas, solo los militares pueden evaluar el "ser" del militar, ya que cualquier otro no tendrá la adecuada vivencia que da una actividad de servicio tan diferente y especifica como es la que se cumple en las fuerzas armadas. (2) En la biografía "San Martín, General victorioso, padre de naciones" el historiador Miguel Ángel de Marco señala:"Era soldado, no político en la acepción corriente". y "Por mas que fuese hombre de experiencia y de mundo, le costaba entender que se pospusieran grandes principios como la emancipación de pueblos hermanos en pos de intereses localistas"- (3) Recordar que durante un tiempo existió un sistema CIF (Condiciones Irregulares de Familia) que sancionaba a los militares por temas privados o particulares que nada tenían que ver con el servicio. (4) Los efectos de valorización "no profesional" muestran que en ocasiones se ha "privilegiado" a algunos por sus posiciones o lazos familiares y en otros se ha "postergado" a otros por la misma razón, como premio o sanción sobre temas o actitudes ajenas al servicio. (5) La racionabilidad de las acciones políticas es muy difícil, diríamos imposible, de juzgar o calificar, por ello, el saber que en la materia política existen condiciones muy particulares que hacen a su esencia y vigencia es importante. (6) Los militares que se transforman en políticos en el pasado pedían la "baja" de la fuerza (Caso Alsogaray) pero, debido a las mas diversas influencias, entre ellas las partidarias, ello dejo de ser un acto reglamentario. (Caso Perón).