miércoles, 27 de marzo de 2013

UN ANÁLISIS DE LOS JESUITAS Y LOS FRANCISCANOS Por Mario E. Fumero

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El nuevo Papa Franciscano elegido recientemente ha combinado en su pontificado dos movimientos católicos que difieren diametralmente, aunque en algunos aspectos se complementa. Por un lado pertenece a la orden de los jesuitas, caracterizado por ser una orden entregada a la educación, ciencia y radical en su estructura de mando, y confiesa y adopta el nombre de Francisco, en reconocimiento a la orden de los franciscanos, cuyo fundador Francisco de Asís identificándose de esta forma con los pobres y desposeídos.

Deseo analizar en este escrito las características históricas de estas dos órdenes católicas, y ver que nos depara el futuro sobre los cambios que el nuevo Papa pueda hacer, aunque creo que su pontificado no será muy largo, debido a su edad (76 años), y por las presiones que existen en su entorno dentro de la curia romana, en donde grupos rivales luchan por el control de la Banca Vaticana.

Antes de iniciar el análisis puedo resumir lo siguiente: El movimiento Jesuita, fue fundado por un ex-soldado, llamado Ignacio de Loyola, el cual al sentir el llamado de Dios, se entrego a la tarea de formar una orden con disciplina militar, y cuyo fin original fue educar y afianzar la fe católica en tiempo tumultuoso, en donde reinaba una reforma protestante y una contrarreforma católica hacia los protestantes, involucrándose en algunas de estas acciones, iniciada en España por los reyes católicos mediante la inquisición. Mientras que Francisco de Asís, se rebelo contra la corrupción social y religiosa de su tiempo, enfrentando a un sistema corrupto y politizado de la Iglesia con los reyes europeos y el Vaticano. Pero vamos a hacer un análisis historia de ambos movimiento, aunque ideológicamente en su accionar son diametralmente opuestos. 





FRANCISCO DE ASIS


En La ciudad de Asís, en Italia, nace en el 1182 un niño hijo de una padres mercaderes llamado Pietro Di Bernardone, y le llama al niño Francisco. Era una familia rica y muy prospera dedicada al comercio, y reconocida en esa ciudad. Al crecer, el joven Francisco se entrego a una vida lujuriosa y corrupta, a tal grado que participo en un altercado entre la ciudad de Asís y Perrugia, por lo cual fue llevado a la cárcel en el 1202. Este tiempo en prisión Francisco sufrió de una enfermedad que le llevo a reflexionar seriamente en su vida desordenada, por lo que decidió entregarse al servicio de Dios. Al ver la miseria y pobreza entre los presos, se desarrollo en él una pasión por darse a Jesús, renunciando a todo. 

Al salir de prisión, y pese a las ofertas de sus padres para que entrara al mundo de los negocios, y hastiado por la corrupción existente y compungido por la miseria que le rodeaba, renuncio a todo lo que su padre le daba, incluso a la herencia, y en el 1206 se convierte en un ermitaño en un monasterio abandonado que comenzó a reconstruir. Se cuenta que tuvo una confrontación con sus padres delante del obispo de Asís, de nombre Guido, en donde Francisco actuó censurando la codicia de su padre y cuando este le reclamo todo lo que le había dado, Francisco se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, quedando desnudo, para dársela a su padre, proclamando a Dios como su único Padre desde ese momento. Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.

Francisco repudio la riqueza y ostentosidad de su época, y le pidió a sus seguidores que vivieran como Jesús, haciendo voto de obediencia, castidad y pobreza, pero su énfasis mayor era la pobreza, la cual Francisco predicaba como objetivo de su orden, y le pedía a sus seguidores, los frailes, que atendieran a los leprosos, empleándose en faenas humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para los granjeros. Para sostener a sus seguidores, hacían la colecta de limosna, labor que Francisco alentaba con alegría ya que había elegido el camino de la pobreza. Comenzó también la expansión del mensaje evangélico, y para ello los estimuló a viajar de dos en dos, como lo había mandado Jesucristo, y en sus meditaciones estimulaba el amor a todos, incluyendo a los animales y naturaleza. 

El obispo de Asís, Guido, viendo su entrega a los más pobres le consiguió una audiencia con el Papa Inocencio III aconsejándole que le pidiera el reconocimiento de su grupo de servidores como una orden religiosa, por lo que viajo a Roma en mayo del 1209. Al ver la riqueza del Vaticano se sintió compungido y un poco frustrado. El Papa lo recibió y pese a que algunos cardenales se opusieron a su reconocimiento, alegando que era anticlerical, por fin el Papa aprobó dicha orden religiosa, que se conoce como la orden de los franciscanos 

Francisco y sus monjes se dedicaron a los pobres y promovió misiones hacia los países musulmanes catalogados infieles, principalmente a Siria, y Egipto. Su orden se creció y se extendió por Europa llegando a España. Durante el Concilio de Letrán de 1215, la organización de los Franciscanos adquirió un fuerte estatus legal; y su obra entre los más pobres y desposeído fue considerada de gran estima.

Su labor incansable lo llevo de un sitio a otro proclamando la ayuda a los más necesitados, pero cayó enfermo por lo que fue llevado a Porciúncula donde se estableció, y después de una dolorosa y larga enfermedad murió el 3 de octubre del 1226 a los 44 años de Edad. 

Después de su muerte hubo lucha de poder dentro de la orden, y aunque sus postilados decayeron, los franciscanos se extendieron por todo el mundo y muchos de ellos se dedicaron a atender a los enfermos, leprosos y mas desposeído. 

Este es un breve resumen de la diferencia histórica entre la orden de los Jesuitas y de los Franciscano. En los próximos capÍtulos hablaremos más de la realidad de los seguidores de Ignacio de Loyola, y su influencia en la realidad de la iglesia católica a lo largo de la historia.





IGNACIO DE LOYOLA 


Su nombre era Íñigo López de Loyola, nació en a Azpeitia, España el 24 de Octubre de 1491 en el castillo de Loyola. En su juventud Iñigo lucho con el ejército castellano, y en Pamplona se enfrento a las tropas franco-navarras, que resistían en el castillo de Pamplona, el cual asediado por los enemigos. De un forma impetuosa Iñigo arengaba a sus soldados a una defensa fiera, pero resultaba imposible la conquista. En el combate fue alcanzado por una bala de cañón que paso entre sus dos piernas, rompiéndole una, e hiriéndole la otra. La tradición sitúa este hecho hecho en el 20 de mayo de 1521, día de Pentecostés. Después de una larga resistencia, el castillo cae el 23 ó 24 del mismo mes, y se le practican las primeras curas a Iñigo, para después trasladarlo a su casa en Loyola. 


Durante su larga recuperación siente el llamado al servicio de Dios y tiempo después hace estudios de Teología en Alcalá de Henares (1526). Unos año antes (1517-1521) aparece en Alemania la revolución protestante enca-bezada por el fraile Martin Lutero, el cual se opuso a los abusos del Papa León X a las llamadas bulas o indigencias y se extiende por los países bajos. 

Ignacio de Loyola se entrega al servicio de la Iglesia Romana. El 15 de agosto de 1534 funda la Compañía de Jesús con un grupo de condiscípulos que estudiaban con él en la universidad. El reconocimiento de la orden que se denomino los Jesuita no se hizo esperar, pues dos años después se le reconoce oficialmente como una orden religiosa por el Papa Paulo III. 


Ignacio forja un grupo de sacerdotes bajo una estricta disciplina, semejante a la militar, de la formo parte cuando era joven. Loyola se entrega a la meditación y afirman algunos historiadores que consiguió “la iluminación” por medio de un sistema de meditación sistemática, oración, contemplación, visualización y éxtasis. Utilizaba la filosofía, metafísica, lógica, psicoanálisis, psicología, hipnosis, telepatía, parapsicología, psiquiatría y psicoterapia con las cuales establece retiros espirituales, en donde desarrollaba toda una metodología de programación psicológica en sus seguidores. Actualmente esta metodología ha sido adoptado los seguidores del movimiento evangélico del G-12, en sus llamados encuentros según las enseñanzas de Cesar Castellano. 


Rápidamente los Jesuitas se destacaron en la educación, ciencia y misiones. También fueron brazo fuerte en la lucha contra el protestantismo, apoyando la llamada contrarreforma. Se convirtieron en la mano derecha de los inquisidores. En América acompañaron a los conquistadores. Sin embargo encontramos un antagonismo en su papel en la conquista de las Américas, pues unos apoyaron la esclavitud, pero otros jesuitas se opusieron y lucharon a favor de los derechos de los aborígenes. 


Ignacio termina su vida en Roma en donde muere el 31 de julio de 1556, tras padecer de una larga enfermedad en su celda de la sede de los Jesuitas. El poder de la orden Jesuita se extendió, incluso se cataloga que eran los que gobernaban detrás del poder Papal, y tuvieron intervención en muchos actos de persecución a lo largo de la contrarreforma.


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