jueves, 3 de noviembre de 2022

ROSENDO FRAGA CREE QUE UN TERCIO DE LA POBLACIÓN ARGENTINA PODRÍA UBICARSE EN UNA CORRIENTE DE CONSERVACIONISMO POLPULAR. La historia como campo de batalla. En las biografías de San Martín y Belgrano, Mitre volcó valores de un proyecto de país, señala el historiador. Hoy el kirchnerismo impuso su visión de los hechos. ¿Por qué nadie lo desafía?


La grieta, ese abismo que separa dos visiones irreconciliables en la política argentina, puede haberse disipado por el coronavirus, como se nos dice. Pero es legítimo preguntarse también si tal grieta alguna vez existió. O si existió en lo que realmente importa. Porque lo cierto es que oficialismo y oposición han estado siempre de acuerdo en más asuntos de los que ambos bandos quisieran admitir. Sobre todo en cuestiones de fondo.

Sobre esa paradoja y sobre las razones para que en nuestro país no haya surgido aún una fuerza que desafíe al discurso dominante y la corrección política, como sí ocurre en cambio en otras latitudes, La Prensa conversó con el historiador y analista político Rosendo Fraga, miembro de número del Instituto de Historia Militar de la Escuela Superior de Guerra, del Consejo Académico de la Escuela de Defensa Nacional y de la Academia Argentina de la Historia. Fraga es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

-¿Hay realmente una grieta? Porque si pensamos en el aborto, la ideología de género o las banderas del feminismo, si examinamos la interpretación que se da a lo ocurrido en la década del '70, si vemos el menosprecio a nuestras Fuerzas Armadas o de seguridad, a nuestra tradición católica, y podría seguirse, todos tienen una visión convergente sobre estos temas.

-Bueno, esto nos lleva a una cuestión conceptual. ¿Qué es grieta? Yo creo que en la política contemporánea lo más cercano a la grieta fue el conflicto entre el peronismo y el antiperonismo. ¿Por qué? Porque ese conflicto alcanzaba a todos. En la grieta actual, hay que ver los temas. Quizás el que ha generado una mayor movilización social fue la dupla aborto-ideología de género, que cruza horizontalmente a todas las fuerzas políticas. ¿Esta grieta se superpone con la grieta de la política? Relativamente. Lo estamos viendo con lo que sucede en el Senado. El presidente del bloque kirchnerista en el Senado, José Mayans, dijo claramente: "El aborto es asesinato". Y en Juntos por el Cambio, ahora, aparece un conjunto de diputados muy militantes del aborto. En la política, por su parte, hay una grieta que podríamos llamarla peronismo-antiperonismo, otra que es kirchnerismo antikirchnerismo.

-El gobierno de Macri, en todos esos temas, continuó la inercia. Nadie osa dar esa batalla cultural. ¿Por qué?

-El kirchnerismo la dio. El macrismo, en cambio, eligió confrontar solo en economía y política exterior. No quiso librar ninguna batalla en la educación ni en otros campos culturales. Le quitó relevancia a los temas en los que no quería disputar. El ejemplo para mí más claro es el de la historia. Gramsci decía "el que domina la cultura domina la política". Quienes quieren remover los símbolos franquistas en España repiten: "quien impone su interpretación de la historia domina el futuro".

LOS MANUALES

-No es algo novedoso aquí.

-Fue nuestra experiencia en el siglo XIX. Cuando Mitre escribe la Historia de San Martín y la Historia de Belgrano está escribiendo una historia que tiene que ver con valores de un proyecto de país hacia adelante. Y acá es donde yo veo que el kirchnerismo impuso su interpretación de la historia. Se ve con mucha claridad en diversos ámbitos: desde la revisión de los manuales escolares hasta el cambio de símbolos en los billetes. El macrismo no quiso modificar los manuales de enseñanza de la historia. Y los manuales juegan un papel muy importante. Porque para el 85% o 90% de la población, su único conocimiento de la historia son las nociones elementales que les da el colegio. El kirchnerismo sí lo había hecho, puso el canal Encuentro.

-El kirchnerismo siempre lo tuvo muy claro en ese sentido. El aparato de comunicación del Estado estaba al servicio de ese mensaje.

-En la etapa anterior arrastró incluso a gran parte de los medios privados. Especialmente en televisión. Quien domina el pasado domina el futuro. La batalla por la historia juega un papel muy importante.

-Además de dominar el futuro, parece estar reescribiéndose la identidad del país. Dar respuesta a la pregunta ¿quiénes somos?

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