viernes, 2 de septiembre de 2022

Cuando Atentaron contra Güemes. Sin duda los acontecimientos de atentados son y fueron una causa de alarma. SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA S.C.L.

FAMILIA ROQUÉ GÜMES 


Cuando Atentaron contra Güemes
Sin duda los acontecimientos de atentados son y fueron una causa de alarma, ya que se atenta contra una figura pública y de relevancia ya sea, política como así también religiosa y hasta en el ambito musical y cultural, de todos ellos tenemos probados hechos, algunos en los cuales se llegó a cometer el delito y en algunos casos hasta llegar al magnicidio, y en otros solo quedo en el hecho, pero no concretado con la muerte del personaje víctima de estos actos.
En nuestra historia existieron varios de estos atentados a figuras públicas y mas aun de relevancia política, como por ejemplo el atentado al Gobernador Juan Manuel de Rosas con un símil regalo envuelto en una caja y que en realidad era un artefacto para matar, al presente nefasto lo abrió su hija Manuelita, pero al romper con premura el envoltorio desactivó la maquinación que efectuaría la explosión. De allí que quedara la idea de que es muy bueno romper el empaque de los regalos (fuente: Entre Dichos y Refranes de J.O. Wayar, Pag. 55).
Otras acciones que recabó la historia son los casos de intentos fallidos de magnicidios (asesinato de una persona importante, usualmente una figura política o religiosa), como por ejemplo el de Sarmiento, cuando se trasladaba en su carruaje y un grupo de hombres se abalanzó sobre el vehículo y uno de ellos disparo un trabuco el cual tenía exceso de pólvora en la recamara y el mismo exploto al instante de gatillar volándole un dedo al agresor y quedando ileso Don Domingo Faustino. De igual forma muchas otras figuras públicas sufrieron atentados como ser Quintana, Roca, Victorino de la Plaza, Figueroa Alcorta, Hipólito Yrigoyen. Raúl Alfonsín, y Ramón Falcón entre otros.
Hay que Matar a Güemes
Pero también nuestras figuras patrióticas sufrieron tentativas de asesinatos e intentos de magnicidios. Uno de ellos fue el Gral. Güemes quien, a lo largo de su corta vida, tuvo no pocos enemigos, ya que sus ideales superadores de libertad e independencia, no llegaban a todos con la misma fuerza que a sus allegados, gauchos y amigos. Sino por ejemplo tenemos a un grupo de comerciantes que veian en la guerra de recursos que emprendiera el prócer, una clara afrenta a sus negocios y sus vidas de lujos, por lo que decidieron que Güemes debía desaparecer de la escena política y militar de su época.
Esto llevó a que al salteño lo intentaran muchísimas veces asesinar de diversas formas, por ejemplo, en una ocasión un gaucho traidor de apellido Panana, entro sigiloso a la casa de Güemes y cuando este tomaba una ducha en su tina, intentó acuchillarlo por la espalda, teniendo Don Martín siempre la prevención de tener su espada a su lado, pudo alcanzar la misma y defenderse del agresor, quien pudo escapar raudamente sin concretar su plan orquestado por los terratenientes norteños (Libro, Las Mil Hojas del Cebil de J.O. Wayar Pag.59). En otra ocasión cuando se suscitó la revolución del comercio en donde los acaudalados salteños al ver que Güemes no estaba en la ciudad por estar en campaña militar, deciden deponerlo de su cargo de gobernador y realizan uno de los primeros Golpes de Estado a un gobierno elegido popularmente. El oficio de la destitución decía textualmente: “…queda usted legítimamente depuesto de la magistratura que no mereció y borrado en todo, del catálogo de ciudadanos,”…. “se requiere e íntima a usted, esta Corporación, a nombre del pueblo, tropas y jefes militares que suscribieron la expresada acta, el cese total en el mando, y que, a su recibo sin dilación alguna, retirándose de los confines de la provincia, hasta que ella según las circunstancias, le ordene su regreso; y dimita igualmente las tropas que acaudilló para el cúmulo de sus excesos…”. Al enterarse de este golpe cívico-militar, Güemes retorna con urgencia a Salta y siguiendo la ruta que tomara el Gral. Belgrano en 1813, desemboca el dia 31 de mayo de 1821 en la quebrada de Chachapoyas, apareciendo por el norte en el campo de Castañares, mientras que los revolucionarios se ubicaron en el campo de la Cruz.
Los contendientes estaban a una distancia demasiado próxima entre sí, cuando nuestro general decidiera adelantarse con una partida de unos pocos gauchos al encuentro de una partida comandada por un porteño radicado en Salta, don Bonifacio Huergo, estrechamente adherido a los principios de la Patria Nueva. El encuentro cara a cara se efectivizó en medio de lacerantes recriminaciones de Huergo hacia la conducta de Güemes como gobernador.
Cuando el traicionero Huergo estaba a unos metros del Prócer saco un trabuco cargado desde debajo de su capa y le gatillo a menos de un metro, con la fortuna de errar el disparo, ante esto el magnicida frustrado inmediatamente gira su caballo para emprender la huida, mientras Güemes lo persigue en soledad al galope por campo traviesa, hasta que Huergo llega a las inmediaciones de la ciudad para poder introducirse en una casona, donde varias damas de alta alcurnia salieron en su protección. Esto mereció que Güemes, sonriente porque le había desgajado la capa a sablazos hasta dejarla en hilachas, les dijera: "­Qué curioso que quien pretende asesinarme tenga por fortaleza los faldones de las damas!"
Luego de este acto, y con gran magnanimidad Güemes no le infringen ninguna venganza de sangre al victimario, retornando a Salta aplaudido por los gauchos y vitoreado por la población, retomando al poder, mientras los demás revolucionarios y acaudalados escaparan a diversos rumbos, algunos a refugiarse con los realistas y otros en camino hacia la Republica del Tucumán, donde estaba su presidente Bernabé Araoz, contrincante de Güemes y quien no dejaba pasar los pertrechos para la guerra gaucha.
La emboscada final, es sin duda la conjura que se realizó para matar al General Güemes, la misma fue planificada por los golpistas que días antes habían perpetrado su funesta acción, la cual no duró casi nada, pero que fue caldo para que comenzara la famosa traición, en donde se le pagó al judas Mariano Benítez para complotar contra el prócer, y con la anuencia de la mayoría de la Patria Nueva, Aráoz y el brigadier Olañeta, confabular un nuevo atentado, esta vez encubierto en una estratagema militar en tratos con el enemigo español. Es decir que para ultimarlo hubo una colusión entre los detractores locales, el gobernador de Tucumán, los disidentes de Jujuy más el jefe realista de la Quebrada. La felonía de Benítez es aún más grave: días antes de marcharse raudamente para encontrarse con Olañeta, Güemes le había perdonado la vida, pues estaba planeando otro complot para asesinarlo.
El día 7 de Junio de 1821, se da el golpe certero en donde una bala enemiga hiere al Mártir de la Libertad; el Gral. Martín Miguel de Güemes es herido y morirá 10 días después, así creían los opositores que por fin habían destruido al hombre, pero en cambio hicieron nacer a la leyenda, ya que con su sangre rego este suelo que dio libertad y de el mismo nacieron las tacuaras con las que los gauchos terminaron por expulsar para siempre a los españoles. Concertando así el mayor sueño del héroe nacional, dejar una Patria Libre y Emancipar este suelo Americano.
A los laureles que el héroe gaucho supo conseguir, se los trató de ocultar por largo tiempo, pero los montes y el llano jamás olvidaron su nombre y es por ello que vivió y sigue viviendo en el corazón de los argentinos de bien, quienes lo reivindicaron, situándolo como siempre estuvo, en lo mas altos de nuestro panteón nacional, como un verdadero Héroe y Padre de la Patria.
Sin duda hubo muchos otros días en que se trato de asesinar a Güemes, pero él estaba acostumbrado a los rigores de su tiempo, el era un hombre de batalla, un gaucho de este suelo, sin temor a la muerte, tal cual tenía grabado su lema entre su pueblo: “Morir por la Patria es Gloria”.
En imagen Güemes pinatado en tela por Frida Yuemoon Arroyo
Fuente Fragmento del Libro, Relatos Güemesianos de Juan Oscar Wayar



San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.




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