El Imperio de la Gran España
En 1783 el conde Pedro Pablo Abarca de Bolea propuso al rey Carlos III de Borbón crear 4 reinos hispanos independientes uno del otro, pero unidos bajo una identidad única y bajo el gobierno de un Emperador. El monarca del Reino de España asumiría tal título, el de Emperador, y los monarcas de los 3 Reinos de Las Indias (Perú, México y Costa Firme) el título de Rey.
“Si nos aborrecen, no me admira, según los hemos tratado, si no la bondad de los soberanos, las sanguijuelas que han ido sin número sí, y bien mal: y no entiendo que haya otro medio de retardar el estampido, que el de tratar mejor a los de allá, y a los que vinieren acá. Vuelbo a la mía de reunir los diferentes ramos del Gobierno a los departamentos del reino cabeza de la Monarquía”. (Conde de Aranda, XVIII)
Tal propuesta nació tras la Independencia de las 13 Colonias y según Cornejo Bouroncle como consecuencia de las exigencias de los Túpac Amaru y Katari durante la Gran Rebelión de 1780.
Así mismo el Conde de Aranda había predicho al igual que Francisco de Miranda que los Estados Unidos de América, aunque más pobres y con menos desarrollo que los reinos indianos, se volvería en pocos siglos en la potencia más poderosa de América y luego del mundo, y que su afán imperial no tendría limites pues se creían predestinados a llevar la libertad al mundo, siendo personas poseedoras de una férrea convicción, y la mejor forma de contrarrestar tal acontecimiento era darle una moderada independencia a los Reinos de Las Indias y liberalizar la Monarquía Hispánica.
“Engrandecida dicha potencia angloamericana (EE.UU.) debemos creer que sus miras primeras se dirijan a la posesión entera de las Floridas para dominar el seno mexicano. Dado este paso, no sólo nos interrumpirá el comercio con México siempre que quiera, sino que aspirará a la conquista de aquel vasto imperio, el cual no podremos defender desde Europa contra una potencia grande, formidable, establecida en aquel continente y confinante con dicho país”. (Conde de Aranda, 1783)
La Propuesta Imperial de 1783:
“Vuestra Majestad debe deshacerse de todas las posesiones que tiene sobre el continente de las dos Américas, conservando solamente las islas de Cuba y Puerto Rico en la parte septentrional, y alguna otra que pueda convenir en la parte meridional, con el objeto de que pueda servirnos de escala de depósito para el comercio español.
A fin de llevar á efecto este gran pensamiento de una manera conveniente á la España, se deben colocar sus infantes en América: el uno como Rey de México; otro, Rey del Perú, y el tercero, de la Costa Firme. Vuestra Majestad tomará el título de Emperador. Las condiciones de esta grande cesión, deberán ser que Vuestra Majestad, y los príncipes que ocuparán el trono español, en clase de sucesores de Vuestra Majestad, sean siempre reconocidos por los nuevos reyes, como jefes supremos de la familia: que el Rey de Nueva España pague cada año, en reconocimiento por la cesión del reino, una renta anual en marcos de plata, que deberá remitirse en barras para hacerlas amonedar en Madrid ó en Sevilla. El Rey del Perú deberá hacer lo mismo en cuanto al oro, producto de sus posesiones. El de la Costa Firme enviará cada afeo su contribución en efectos coloniales, sobre todo, en tabaco, para proveer los almacenes del reino.
Estos soberanos y sus hijos, deberán siempre casarse con los infantes de España á de su familia. A su vez los príncipes españoles se casarán con las princesas de los reinos de Ultramar. Así se establecerá una unión íntima entre las cuatro coronas; y al advenimiento á su trono, cada uno de estos soberanos deberá hacer el juramento solemne de llevará efecto estas condiciones”. (Conde de Aranda, 1783)
Referencia:
.- Cien Hidalgos clave en la Historia de España, José Manuel Huidobro Moya (2020).
No hay comentarios:
Publicar un comentario