viernes, 7 de enero de 2022

JUAN NEPOMUCENO PIÑERO DEL CASTILLO, BISABUELO DE DON CARLOS GUSTAVO LAVADO ROQUÉ LASCANO. Relatado por su nieta Justa Roqué de Padilla

JUAN NEPOMUCENO PIÑERO DEL CASTILLO

Juan Nepomuceno Piñero del Castillo

Nació en Córdoba el 18 de mayo de 1817 y falleció en la misma el 4 de enero de 1867.

Fueron sus padres Felix Dalmacio Piñero Cisternas y Justa Pastora del Castillo Funes. Su padrino de bautismo fue D. José Manuel Solares y Piñero.  Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Gertrudis Rojo Frías, natural de San Juan; de este matrimonio proceden: Gertrudis Piñero y Rojo;  Justa Piñero y Rojo, nacida en 1840; casó en Córdoba el 8 de septiembre de 1863 con Carlos Roqué, Hijo legítimo de Juan Constantino Roqué Fruchason y de Paulina González y Vélez, con sucesión.; Juan Piñero y Rojo y Carlos Piñero y Rojo. Casa por segunda vez en Córdoba, el 10 de febrero de 1843, con Eusebia González (hermana de Paulina), hija legítima del capitán Felipe Antonio González y Acosta y de su segunda esposa María del Rosario Vélez Sársfield, s.s.

Desde joven se dedicó a la Educación, a la Enseñanza. Miembro de la Asociación Unión fundada en Córdoba el 10 de julio de 1852. Designado gobernador D. Alejo Carmen Guzmán, comisionó a Piñero para informar a Urquiza sobre el cambio de gobernante, cauto logrando sacar con buen resultado su difícil misión Durante este gobierno apareció el periódico “La Opinión”, órgano oficial que respondía a la dirección de Piñero. En 1855 integró con Jerónimo Cortés y Maximiliano Wikowski la comisión encargada de la traza de la ciudad y aledaños. Municipal, y posteriormente en 1864 designado inspector general de escuelas; fundó la Biblioteca Municipal el 26 de agosto de 1864, como también la escuela infantil para niños de ambos sexos, la primera escuela nocturna de obreros adultos que ha funcionado en el país. Autor del “Reglamento General para las Escuelas Públicas de Instrucción Primaria de la Provincia” y el de “Exámenes para los Maestros”, proyectos que fueron aprobados durante la gestión de Ferreira. Hombre de confianza del citado gobernador, fue Ministro y lo sustituyó interinamente, como Gobernador delegado, desde el 16 de diciembre de 1865 hasta el 14 de abril de 1866 y tuvo por su ministro general a Francisco E. Malbrán. Testó en Córdoba el 8 de noviembre de 1854. Muere en Córdoba en 1867 víctima del cólera, que contrae asistiendo sin descanso a los apestados y recogiendo sus cuerpos de las calles. En el barrio de Alto Alberdi una calle lleva su nombre.

De Compilación de Leyes, Decretos, Acuerdos de la Exma. Cámara de Justicia

Ordenanza Municipal. Fundando una Biblioteca. Sancionada en la sesión del 27 de agosto de 1861. Por orden del Sr. Presidente de la Municipalidad: Remigio López.
Reglamento para la Biblioteca Municipal : La Municipalidad de Córdoba; reunida en consejo ha acordado y ordena la siguiente: Art.1º de conformidad con lo dispuesto en el art..3º de la Ordenanza Municipal que aprobó el proyecto y  sancionó la fundación de la “Biblioteca Municipal” el presente reglamento se dividirá en dos partes: Organización y Administración. …..

Catálogo Alfabético de la Biblioteca Municipal, fundada el 26 de Agosto de 1864, por Juan Piñero Inspector General de Escuelas de la Provincia.

Catálogo Sistemático de la Biblioteca Municipal, fundada el 26 de Agosto de 1864, por Juan Piñero, Inspector General de Escuelas.

De la Administración de la Biblioteca. Reglamento de la misma. Sobre el bibliotecario y sus deberes. Contabilidad, etc. Firmado por Juan Piñero, en Córdoba, Agosto 31 de 1864.

Proyecto de Plan y Reglamentos Generales de las Escuelas Públicas de Instrucción Primaria de la Provincia y con referencia a las Escuelas Privadas, presentado al Gobierno por Juan Piñero, inspector de escuelas de Córdoba. 1ª Edición 1865. Buenos Aires 1866. 52 pp.

Córdoba septiembre 20 de 1864. Al Sr. Ministro de Gobierno en el Departamento de Instrucción Pública, D. Benjamín de Igarzábal. 20  pp.

CÓLERA MORBUS

“La sangrienta guerra que con denuedo soportó el país, trajo consigo lo inevitable en estas graves contiendas: la crisis de la salud pública.

Así, en 1867, vióse Buenos Aires azotado por el “cólera-morbus”; llegaron hasta 8029 las víctimas. La epidemia se inició en el ejército aliado, en operaciones contra el tirano López.  Pronto el mal se propagó a todo el territorio argentino. El terrible flagelo iba invadiendo una a una las provincias……Solía describirnos mi abuela, el terror de aquellos momentos….(sucumbían familias enteras, o salían a morir en las calles)…

El sufrimiento físico que la enfermedad traía en sí, aterraba más que la muerte misma. Aquellos calambres que la medicina no mitigaba, aquella fiebre devorante, aquella sed desesperada, que los médicos no calmaban; ¡se prohibía beber agua a los enfermos!.                                                                                                                    
Mi abuelo materno (Juan Piñero del Castillo), era a la sazón Intendente Municipal de la Capital de la Provincia;  atendía personalmente a los coléricos en el Lazareto de San Francisco de Córdoba, dirigía   las medidas de desinfección; vigilaba el cumplimiento de las órdenes impartidas por la sanidad; recorría casas y barrios.

 Por último, ante la escasez de gentes que quisieran atender a los enfermos (contados médicos habían escapado al contagio), él mismo, con otros caballeros de su amistad, hacían de facultativos en infinidad de casos  Ya el mal en apogeo, faltaron brazos para recoger los cadáveres y darles sepultura. Abríanse en el cementerio fosas enormes y allí volcaban los cuerpos en espantosa confusión.

Más de uno, no muerto aún, fue sacado de casa o recogido en la calle, en el sopor de un síncope. No es posible pintar tanto horror, no hay palabras para reconstruir aquel estado de cosas.

Iban escaseando de más en más los enterradores y carreros. Los cadáveres quedaban abandonados en estado de putrefacción y con ello se aumentaba la peste. En la necesidad de no abandonar el municipio, mi abuelo, no quiso retirarse a su quinta; su esposa no consintió tampoco en dejarlo solo. El seguía impertérrito en el cumplimiento de lo que entendía un deber sagrado como hombre y como gobernante

  Pasaba noches y días enteros sin dormir. Personalmente llegó a cargar cadáveres hasta los carros.

¡Caro pagó el deber cumplido! Él enfermó a su vez y falleció víctima del mal implacable! “
                                                                                                                        
  Relatado por su nieta Justa Roqué de Padilla
                                                                                                        
 Extraído de su libro “Lo que Cuentan los Arboles” Bs.As. 1924

Bisnieto

CENTINELA DEL DESARROLLO NUCLEAR ARGENTINO

D CARLOS GUSTAVO LAVADO RUÍZ ROQUÉ LASCANO 
 SOBERNA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR 1ER GENERAL




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