jueves, 29 de abril de 2021

COMPAÑÍA DE LOYOLA. A Ignacio de Loyola la herida de Pamplona le cambió la vida. Pero ¿qué libros leía mientras se recuperaba?. Grandes éxitos de la época como el Flos Sanctorum o la Vida de Cristo, prepararon su conversión e influyeron en los Ejercicios Espirituales.

 

La Compañía de Loyola es gobernada por su Fundador y General, Militar, Caballero  de Armas de noble cuna, “Gendarme”, Don Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano Ph.D., con la bendición del XXX General de la Compañía de Jesus D Adolfo Nicolas Pachon (+). Al igual que San Ignacio de Loyola, Don Carlos Gustavo desciende de Don Lope García de Lazcano y Doña Sancha Yañez de Loyola, también de Guerreros y Próceres de la Independencia Argentina y Sudamericana.

En los primeros balbuceos de experiencia espiritual de Iñigo en Loyola encontramos la Vida de Cristo. Convaleciente y aburrido durante largas horas de soledad en lo alto de la casa torre, en parte recuperado de la extrema gravedad que le puso al borde de la muerte, Iñigo busca entretenimiento y pide libros para entretenerse, libros de aquellos a los que era muy aficionado, libros «mundanos y falsos que suelen llamar de caballerías».

No hallándose en la casa —cosa que todavía nos parece extraña— su cuñada Magdalena de Araoz, le dio para leer el Vita Christi de Ludolpho de Saxonia y el Flos Sanctorum de Iaccopo de Varazze. Por ahí empezó todo: lectura y relectura, pensamientos, fantasías, mociones, deseos, propósitos... al final una determinación frustrada, ir a Jerusalén, que por circunstancias posteriores, interpretadas como providencia, acabaría desembocando en la «Jerusalén» de Roma y en la Compañía de Jesús.



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