miércoles, 20 de mayo de 2020

Falleció el P. Adolfo Nicolás SJ, fue General de la Compañía de Jesús, bendijo a nuestra Orden de Caballeros de SS el Papa “San Ignacio de Loyola”


Carta de P Adolfo Nicolás SJ a 
Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano



El 20 de mayo ha fallecido en Tokio (Japón) el P. Adolfo Nicolás, jesuita español que fue Superior General de la Compañía de Jesús entre los años 2008 y 2016. El P. Nicolás tenía 84 años. Así lo acaba de comunicar el padre Arturo Sosa en una carta a todos los jesuitas. En sus palabras, el padre Sosa describe a su predecesor como «un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio».

Nacido en Villamuriel de Cerrato (Palencia) en 1936, entró en el noviciado de los jesuitas de Aranjuez en 1953. Con 24 años fue destinado a Japón. Desde ese momento hasta su elección como Superior General, en 2008, trabajó en Asia, sobre todo en Japón y Filipinas, desempeñando distintos cargos, entre ellos el de Provincial de Japón durante la década de los 90, o el de moderador de los Provinciales Jesuitas de Asia Oriental y Oceanía. También trabajó con población inmigrante y desfavorecida en una parroquia de Tokio.

En 2008, tras la renuncia del P. Peter-Hans Kolvenbach, fue elegido por la Congregación General 35 como Superior General de los jesuitas, convirtiéndose en el vigésimo noveno sucesor de San Ignacio y el séptimo jesuita de nacionalidad española que ocupaba este cargo. A su generalato aportó su conocimiento y sensibilidad de las culturas orientales, la espiritualidad en diálogo con otras religiones y reafirmó el compromiso prioritario por la promoción de la justicia y la reconciliación.

A lo largo de estos años lideró un trabajo de intensa reestructuración de las provincias jesuitas europeas y americanas y, sobre todo, insistió repetidamente en la necesidad de combatir la superficialidad, trabajando desde la profundidad y la creatividad. A lo largo de su gobierno animó a los jesuitas a redescubrir la dimensión universal de la Compañía de Jesús y a impulsar la colaboración con otros, creyentes o no. Algunos de los acentos de su generalato fueron el trabajo en favor de los más desfavorecidos, la ecología, la reconciliación y el trabajo por la paz como principio irrenunciable; así como la educación de los jóvenes.

En 2014, a la edad de 78 años, anunció su voluntad de presentar la renuncia, lo que hizo ante la Congregación General 36, celebrada en Roma en 2016. Tras ello, regresó a Asia, primero a Filipinas y después a Japón, donde ha residido hasta ahora.

Se le ha definido como un hombre marcado por su larga trayectoria en Asia y el contacto con su cultura y con las religiones orientales: ecuménico, comprometido con el diálogo interreligioso e intercultural. Asimismo, de su personalidad se ha reconocido siempre su gran apertura, su sencillez e inteligencia.

Ampliación de información:



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FUNDADOR 1ER GENERAL


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