CARLOS GUSTAVO LAVADO RUIZ Y ROQUÉ LASCANO
COMANDANTE GRAN MAESTRE
ORDEN CABALLEROS DE "SAN IGNACIO DE LOYOLA"
Bandera de la Hispanidad en las Américas,
adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana
de Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Bajo medidas de seguridad discretas pero fuertes y la plaza Dam cerrada a los turistas, el rey Willem Alexander y su esposa, la reina Máxima dieron la bienvenida oficial al presidente Mauricio Macri, a la primera dama Juliana Awada y toda su delegación en una ceremonia frente al Palacio real .Así comenzó la primera visita de estado de un jefe de estado argentino a los Países Bajos. Una manifestación en contra organizada por Hijos Holanda, a la derecha del palacio y otra a favor del gobierno, a la izquierda, animaron la ceremonia y consiguieron imponer sus gritos cuando las bandas militares interrumpían sus partituras. “La música de la democracia”, como dijo Máxima, la reina binacional holandesa argentina, e indiscutible aliada en esta estratégica misión bilateral.
Una mañana soleada pero fría fue el magnífico escenario para la bienvenida formal. Mientras el rey y el presidente revistaban las tropas, los fotógrafos enfocaban a Máxima y Juliana, las estrellas del día. Fiel al protocolo pero “cool” , la reina máxima eligió un sombrero de paja, un top negro, perlas y una pollera acampanada gris. La primera dama argentina optó por un tapado color marfil con un fileteado de pequeñas perlas y el pelo recogido en un chignon. Las dos usaron clutches y tacos muy altos. Una gran naturalidad y complicidad era obvia entre ambas. Los Macri habían pasado el fin de semana en su casa de campo. Una gran distinción que solo compartieron con otros Royals, como los duques de Cambridge y herederos británicos, el principe William y Kate, tambien amigos personales de los soberanos holandeses.
El presidente Macri luego depositó una ofrenda en el Monumento Nacional en la Plaza Dam, que durante la ceremonia fue cerrada a los turistas, cuando es la más popular y visitada de Ámsterdam.
Los Macri se alojaron en el segundo piso del Palacio Real Dam, construido en el siglo XVIII por orden del emperador Louis Napoleón. Mientras dure la visita de estado, el palacio permanecerá cerrado a los turistas.
La plaza estaba rodeada de una grilla de metal provisoria y cada 10 metros había un policía armado. También había fuerzas camufladas del ejército, discretamente distribuidas. Un operativo tan cordial como eficiente mantuvo a los periodistas y fotógrafos detrás de las vallas, con traductores holandeses de la policía que daban instrucción a la prensa argentina en español. Un perro, experto en explosivos, revisaba una por una las cámaras, las computadoras y las carteras de la prensa antes de entrar al círculo cercano a los soberanos y el jefe de estado argentino.
“La seguridad cambió. Después de lo que pasó Bruselas, del atentado en Londres y el intento de la semana pasada en Amberes hay medidas más estrictas y precauciones para proteger a todos,especialmente en una visita donde están los reyes, un jefe de estado y ministros, todos concentrados en el mismo lugar” explicó uno de los oficiales a cargo del operativo.”No es una misión fácil “.