martes, 30 de diciembre de 2014

Renovarnos desde las fronteras.



orden de los caballeros de 
su santidad el papa 
"san ignacio de loyola" 
priorato general del perú

fuente

Lima, 30 de diciembre de 2014

El año 2015 ha sido designado por el Papa Francisco como el año de la vida consagrada. Para nosotros los jesuitas será también el año de preparación de la Congregación General 36. Dos razones que nos invitan a involucrarnos en un proceso personal y comunitario en todas las Provincias de reflexión y renovación. El Padre General nos pide que entremos en “un serio y auténtico proceso de discernimiento espiritual sobre nuestra vida y misión” que debe hacerse a nivel personal y comunitario.

Este proceso debe culminar en las Congregaciones Provinciales que se les pide responder la siguiente pregunta: “¿cuáles pueden ser, según nuestro discernimiento, las tres llamadas más importantes que el Señor dirige hoy a toda la Compañía?”.

El Papa Francisco nos invita a cuestionarnos también por lo que Dios y la humanidad hoy esperan de nosotros. Quizá nos puede ayudar acoger la sugerencia del Papa de mirar a nuestro pasado con gratitud, a nuestro presente con pasión, dejándonos interpelar por el Espíritu, y abrazar nuestro futuro con esperanza.

El Papa nos invita a los consagrados a que nuestra vida sea testimonio en cuatro dimensiones. Quizá esto nos pueda ayudar en nuestro discernimiento:

1. Que seamos testigos de la alegría que produce el Resucitado.


2. Nos invita a despertar al mundo porque la nota característica de la vida religiosa es la profecía y concretamente nos invita a crear lugares donde se viva la lógica del don.

3. Nos invita a convertirnos en expertos en comunión, llamados a promover la reconciliación y la vida en comunidad

4. Y nos invita a salir de nosotros mismos “para ir a las periferias existenciales” con gestos “de acogida a los refugiados, de cercanía a los pobres, de creatividad en la catequesis, en el anuncio del Evangelio en la iniciación en la vida de oración…” Y nos recuerda que para esto es necesario “aligerar estructuras”.

Podríamos decir que nos invita a renovar nuestra vida espiritual, nuestra vida en comunidad, y la dimensión profética de nuestra misión desde la cercanía y escucha de las “periferias existenciales”, es decir, desde las fronteras.

Son pistas importantes para el discernimiento a partir de la pregunta que nos ha dejado el Padre General. Y sobre todo para convertir la pregunta en una ocasión de emprender un camino de renovación de nuestra espiritualidad, identidad comunitaria y misión.



Jorge Cela  sj
Presidente de la CPAL

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